¿Tú estás loco?
Aterrizo en Barajas el viernes, tres horas antes de la
corrida. Trasnochado, con el reloj biológico al revés, pienso en mi trabajo suspendido,
y en que tengo el tiempo justo para llegar al hotel, instalarme, asearme, ir a
la plaza, buscar mi acreditación y no perder el paseíllo.
Frente a las casillas de inmigración, mas resignado que
paciente hago la fila "No ciudadanos de la Comunidad Europea", entre
una multitud abigarrada, cosmopolita, multirracial, a la espera del
veredicto de los oficiales que revisan pasaportes e interrogan motivos de
viaje.
Han sido 8.350 kilómetros de vuelo y 19 horas desde que
salí de casa. Lentamente, de uno en uno, llego por fin. Cara a cara. Cristal
por medio. Mirada escrutadora. Estudio sospechoso del documento, la visa, y la
pregunta de siempre.
¿A qué viene usted?
A los toros, contesto
El hombre sorprendido grita ¿Tú estás loco? No voy yo que
vivo aquí, ¿y tú te vienes desde tan lejos?
Me quedo sin saber si reír o explicar, mientras él
meneando la cabeza incrédulo, sella de un golpe rudo y se deshace del absurdo
con un ¡El siguiente!
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