miércoles, 20 de junio de 2018

¿Y QUÉ TAL EL VAP? - VIÑETA 259

Viñeta 259

 ¿Y qué tal el VAP?
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 19 de junio 2018

Frescos los recuerdos de un “mundial”, el de San Isidro. Absortos en otro, el del fútbol, y urgidos por quienes claman —¡Una fiesta en onda con los tiempos que corren, o muerte! —la fantasía tienta la vanidad.

No hace falta genio para desatar revoluciones. La ocurrencia basta. En Rusia, por ejemplo, el gran protagonista del torneo que hipnotiza el público universal, no ha sido ni Ronaldo y sus goles a trío con arquero y árbitro, ni la soñolienta displicencia de Messi, ni las agonías cómicas de Neymar.

No señor. El show se lo ha robado el VAR (video assistant referee) que debutó en la historia dando un penal a Francia. Y de allí en adelante, sentenciando goles, desenmascarando culpables, deshaciendo entuertos, decidiendo partidos y quizás, al final designando el campeón.

--¡Qué cabezazo sería proponerlo para las corridas, ahora que andan tan tiradas a lo esnob! --Me luciría, pensé. 

De hecho, hay camino recorrido. Las transmisiones de televisión en directo, que con sus múltiples ángulos, repeticiones y cámaras lentas dan mayor dominio y precisión al observador.

Imagínense, media docena de veedores, frente a una batería de monitores, asesorando a Usía para que sus pañuelos fueran infalibles. Adiós pataletas, rechiflas y coritos irreverentes como, “A quien defiende la autoridá” o “Fuera del palco”. La plaza ganaría etiqueta y mansedumbre.

Ambiente más propio a la delicadeza de los ansiados nuevos públicos. Desaparecerían anacronismos como la bronca por no premiar la faena de Fortes, la otra por premiar doble la de Castella, Cayetano difiriendo la recepción de la oreja en medio de un torbellino pasional, el rechazo a la repentina vuelta al ruedo de “Asturdero”, o el peor por la negada a “Chaparrito”.

Habría que probar el VAP (video assistant president) y contar su rendimiento en la taquilla, que hoy es lo que justifica todo. Si pasa, por favor no olviden que yo lo propuse primero. Es mi boleto a la inmortalidad.

CHAPARRITO PREMIADO - VIÑETA 258

Viñeta 258

Chaparrito premiado
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 12 de junio 2018

Chaparrito. Foto: www.las-ventas.com
Los premios no solo califican al premiado, también al que los otorga. Es así. En el toreo, ciencia tan poco exacta que se la tiene por arte, más. La subjetividad impera. Premio este, porque me parece, porque me convence, porque me gusta, porque me conviene, o por todas las anteriores. Incluso, por no premiar otro. Los desafectos también juegan.

Entonces, a la larga, lo que las premiaciones dicen es que los elegidos lo fueron por satisfacer pareceres, gustos, intereses o querencias de los electores, más que por sus virtudes intrínsecas. Eso, claro, no descarta que de pronto unos y otras coincidan. Subjetividad con objetividad. Ilusión con realidad. Idea con verdad.

Hay parámetros lógicos. Pero al final prima el capricho de quien vota. En materia de toro, es el caso. La suma de trapío y bravura juzgados a lo largo de la lidia.    

A poco de rodar, sin pena ni gloria, el victorino “Tomillero”, último de los 198 que se lidiaron completos. La empresa publicó la lista de “ganadores” del “Mundial”, según su jurado, (del cual hizo parte).

Mejor toro: "Chaparrito", quinto de Adolfo Martín, en la corrida 32, el viernes 8 de junio. Cárdeno oscuro, de 549 kilos. Bien cinqueño, hermoso, intimidante, veleto, de amplia cuna, que cautivó con el esplendor de su santacolomeña soberbia, y cuando levantó la cabeza y miró a todos como si fueran menos, arrancó una ovación. Cargó contra la caballería y luego, derrochó son, largura y una humillación que araba el ruedo. Yendo y viniendo, profundo, al fondo del muletazo, hasta la muerte.

No fue perfecto. Pero me dije y lo escribí de inmediato –El toro de la feria—

Ayer leí la lista oficial, y no supe si alegrarme o afligirme por la anticipada coincidencia de mi subjetividad con la empresarial, y al mismo tiempo, por la discrepancia de las dos con la de don Jesús María Gómez Martín, presidente de la corrida, quien desestimó la petición casi unánime de concederle la vuelta al ruedo.

PREGUNTA NECESARIA - VIÑETA 257

Viñeta 257

Pregunta necesaria
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 5 de junio 2018

En estos días, los aficionados de todo el mundo miramos expectantes hacia España. No tanto por la feria de San Isidro y las otras, que de por sí son suficiente motivo. Es más debido al nuevo gobierno, sustentado en esa coalición política de abigarrada, inestable y precaria mayoría. La gente sencilla en Hispanoamérica, por ejemplo, ante asociaciones frágiles acostumbra decir, eso está pegado con babas. Tal vez no sea el caso.

Y además opinar sobre asuntos nacionales extranjeros, que merecen todo respeto, no es ni siquiera de buena educación. Sin embargo, la preocupación legítima y sentida obliga. La certeza de que lo que pase allá repercute acá. Que no nos es ajeno. Que nos toca más que indirectamente. Sabemos y no es producto de propaganda negra, que sectores integrantes y muy influyentes de dicho colectivo empoderado, esgrimen como banderas la exclusión, la intolerancia y la prohibición. No hablemos de racismo, moralismo, nacionalismo y otros supremacismos.

No es una imputación a la ligera, ni sectaria. Es la lectura de sus discursos y acciones en los cuales, al menos a los aficionados a los toros, no nos reconocen condición cultural y nos descalifican como bárbaros, inmorales, asesinos… merecedores de segregación, censura y penalización. 

Alarma que de las filas victoriosas, no bien se habían contado los votos, hubo quienes brincaron a la torera sobre el cadáver insepulto del gobierno caído, (en el cual no encontraron eco), para cobrar por ventanilla. “Ley cero” en toda la nación ya, claman. Vean, en Cataluña no se celebran corridas de toros”. Argumento ético-político al cual no admiten discusión.

Es necesario que se comiencen a develar los compromisos que cohesionan la mayoría gubernamental. Muchos de ellos quizás no atañen sino a los españoles, en particular los pertinentes a soberanía e integridad territorial. Pero los constitucionales que afectan la cultura y la libertad, como la tauromaquia, trascienden las fronteras. ¿Cuándo fijará el gobierno su posición al respecto? Nos preguntamos.

XIX, XX, XXI... - VIÑETA 256

Viñeta 256

XIX, XX, XXI…
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 29 de mayo 2018

Hace unos años, en El Retiro de Madrid, compré por tres euros con cincuenta, durante la Feria del libro, uno rústico, de pequeño formato y 249 páginas, editado en Barcelona, 1927. “Escritores taurinos españoles del Siglo XIX”.

Volví a él como por instinto, quizás buscando asidero después de ver la decimonónica corrida de Dolores Aguirre, que tan diversa valoración recibió de los escritores taurinos españoles del siglo XXI. Varios de los mejores congregados en Las Ventas el domingo pasado. Su impenitente lector, ha tenido el gusto de conocerlos in situ (Sala de prensa) y el privilegio de merecer algunas de sus amistades.

El autor, Don Ventura Bagües y Nasarré de Letosa, va en su recopilación desde José de la Texeira, histórico amanuense de Pepe Illo para su “Tauromaquia o Arte de torear”, hasta Relance (Joaquín de Bellsolá Guerra y Arrieta) --¡Lo qué ha escrito este hombre de la puya y del toro de cinco años!

Setenta y cuatro plumas que relataron la centuria mitológica de la fiesta: LatiguilloTeoriasAbenamarPeña y GoñíUno al sesgoDon ParandoDulzurasEl Barquero… A ellos, más que a los mismos protagonistas debe la leyenda su existencia. ¿No se la debe Aquiles a Homero, padre de lo que ahora llaman dizque nuevo periodismo? Esa manera literaria de contar, tan vieja como la moda de andar a pie.

Compendia la colección de breves biografías una era bizarra, pintoresca y determinante. Crónica de cronistas; los medios en que publicaron, su talante, su estilo, su concepto del toro, del torero y del toreo. Contrastarla, visto lo visto anteayer y leído lo leído, recuerda que la esencia de la corrida; la naturaleza del toro y del hombre confrontadas a muerte, persiste por los siglos de los siglos, aguantando toda la estructura y la superestructura del culto, incluidas utilerías, tramoyas, esnobismos y parodias.  

Quizás está en mora, “Escritores taurinos del Siglo XX”.  María Celia Forneas tendría que hacerlo, si ya no lo ha hecho. Podría empezar con el mismo Don Ventura y culminar en el riguroso Joaquín Vidal. Tiene mucho adelantado. Para completar los del XXI sí habremos de esperar un poco.

UNA PRIMERA VEZ - VIÑETA 255

Viñeta 255

Una primera vez
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 22 de mayo 2018

Hemingway antes de la corrida. Madrid, plaza de la Fuente del Berro 1923.
Foto: Hemingway collection. John F. Kennedy Presidential Library
and Museum, Boston. Copyright unknow
. 
Hasta el 20 de octubre de 1923, cuando apareció en el Toronto Start Weekly, el asombrado artículo “Bullfighting a tragedy”, Ernest Hemingway jamás había escrito sobre toros. Era la crónica de su primera corrida en la vida; Madrid, plaza de la Fuente del Berro; Chicuelo, Nicanor Villalta y Gitanillo de Ricla.

Fue por la primavera del mismo año. Como cualquier turista se hospedó en una pensión de la carrera de San Jerónimo y compró contrabarreras revendidas en la calle de La Victoria. Dos por veinticinco pesetas.

Había llegado desde Paris, donde sobrevivía como columnista freelance. Viajó incitado por Gertrude Stein, en cuyo apartamento “que parecía un estudio” pasaban entre otros habituales personajes, James Joyce, Ezra Pound y un pintor malagueño muy aficionado, Pablo Ruiz Picasso.

Con ansiedad trataba de abandonar el periodismo y escribir sobre “cosas por las cuales en América nadie daba un real”. Asaltar en serio géneros mayores. Y acabada la guerra, dónde podía profundizar en el tema esencial del oficio, el dilema vida-muerte —Ve a las corridas en España para que aprendas —Le dijo ella. Fue. Dos días de tren.

 “No es un deporte” advirtió bajo el título. Consciente de que sus lectores, canadienses angloparlantes, desconocedores absolutos del asunto, merecían esa precisión. “Es una tragedia que se desarrolla en tres actos”. Y ahí estaba todo. De acuerdo a su teoría, la buena literatura es como el iceberg, la mayor parte queda sumergida. No se dice.

Además, para qué. Ya los griegos (Aristóteles) lo habían dicho, habían definido la tragedia. Un espectáculo-rito, en tiempo festivo (sagrado) y espacio dedicado (anfiteatro), en el que los espectadores logran la catarsis (purificación del espíritu), por emociones vívidas; miedo, piedad, enojo, gozo... Las cosas como eran. Lo bello, lo debido, lo artístico, lo real. La dura comunión de lo ético y lo estético, obsesiones humanas perennes.

Cuando acaba la corrida me siento muy triste pero muy a gusto”. Escribiría después.