martes, 19 de febrero de 2019

MUCHO BOMBO... ¿CUÁNTAS NUECES? - VIÑETA 291

Viñeta 291

Mucho bombo… ¿cuántas nueces?
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, febrero 19 de 2019

Guerrita, Casas, Fotos: http://dbe.rah.es, www.vozpopuli.com
“¿Para qué querrá Mazzantini los mejores toros si luego no sabe qué hacer con ellos?” protestaba “Guerrita” cuando hace bastante más de un siglo, a expensas de la elocuencia convincente de don Luis, el sorteo comenzó imponerse.

Hasta entonces, finales del XIX, el orden en que serían lidiados los toros en la corrida y, por ende, según antigüedad cuáles tocarían a cada torero, lo decidía el ganadero. Este, por supuesto, a su favor elegía los de mejor pronóstico para las figuras, que además nunca gustaron de abrir corrida, “no hay quinto malo” decían. Fue una revolución. Una de las tantas que ha sufrido y gozado la fiesta.

Cuando hace un par de temporadas don Simón Casas, matador (modesto) devenido en empresario (productor) estrella, tomó la primera plaza del mundo y con ella la feria de San Isidro, mundial del toreo, anunció que venía a “cambiar la historia”. --Baladronada publicitaria, la historia la cambiaron Pedro Romero, Pepe Hillo, Paquiro, Belmonte, y en el ruedo, no en las oficinas-- pensamos algunos, no sé cuántos, hablo por mí.

¿Nos callará la boca? De pronto. Tuvimos que aceptar en otoño pasado cuando con gran bombo, introdujo “el bombo”, sorteo de ganaderías. Acabar con eso de los mismos con las mismas; figuras con las “comerciales”, modestos con las “toristas”. Como en tiempos de Mazzantini, revuelo, mohines, controversias, pataletas… Todo lo que generan los grandes cambios justicieros. Al final solo una figura se la jugó, Talavante, y luego hubo de tomar la cicuta.

¿Qué pasará? ¿Quién manda en la fiesta? ¿Qué pintan los amos de la taquilla? “Si una figura no se apunta al bombo, no podrá matar esas ganaderías en San Isidro” Respondió Simón abriendo una puerta con “esas” y anunció sorteo parcial con diez ganaderías: 

Jandilla/Vegahermosa, Garcigrande/Domingo Hernández, El Puerto de San Lorenzo/Ventana del Puerto, Juan Pedro Domecq, Alcurrucén (dos tardes), Montalvo, Fuente Ymbro, Parladé y Adolfo Martín.

Ya, como contestando, así, sí, Ponce, Perera, Roca Rey, Castella, Marín, Ureña… se apuntaron.  Por ahora parece que la revolución ha quedado en el marketing. “Guerrita” vive.


jueves, 14 de febrero de 2019

EL AULLIDO DE LAS FURIAS - VIÑETA 290

Viñeta 290

El aullido de Las Furias
Por Jorge Arturo Díaz Reyes, Bogotá, febrero 12 de 2019 
Plaza de Santamaría, Bogotá. Foto: Camilo Dìaz, www.cronicatoro.com
La corrida se oficiaba con devoción, pero aullidos fieros volaban sobre el tejadillo, penetraban en la colmada plaza y cortaban el silencio reverente como cuchilladas cargadas de odio. Agudas, rabiosas, estridentes.

La corrida, todos lo saben, (¿o no?) es una tragedia, pariente de la griega. Y ayer en Bogotá (“Atenas suramericana”, dicen), esos chillidos terebrantes, brotados de no más de tres gargantas femeninas, lejos de disolver la obra se integraron a ella, evocando las mitológicas Erinias, o Furias que llamaban los romanos.

Alecto, Tisífone y Megara, diablas aladas, con el pelo hecho de serpientes, puñal en una mano y llama en la otra. Las mismas que según Esquilo, saliendo de las tinieblas infernales persiguieron a Clitemnestra hasta enloquecerla y hacerla asesinar a su marido Agamenón.

Dentro, toda la congregación las escuchaba impertérrita, sus oles rezados, parte de la liturgia, no eran respuestas, no tenían nada que ver. Pero sí parecían exacerbar la ira exterior. Los anillos policíales de seguridad, obligados por las brutales agresiones antitaurinas de dos años atrás, no habían logrado contenerlas. Duraron hasta el cuarto toro, luego callaron, tal vez afónicas.

Si su propósito era enajenar la feligresía y boicotear el rito, fracasaron. El culto se cumplió religiosamente (aunque sin vino, confiscado por el alcalde Peñalosa). Los seis sacrificios fueron consumados y al final, en procesión con los oficiantes a hombros, los devotos abandonaron el templo llenos de catártico fervor.

Creían los antiguos que Las Furias eran inevitables y torturaban hasta los muertos. Les temían tanto que les ofrendaban con idolatría, como a deidades benévolas y justicieras, pretendiendo contentarlas y atenuar su furor. De nada les valió, Agamenón, Clitemnestra, Micenas, Atenas, Esparta, la Grecia clásica, la Roma imperial, acabaron trágicamente. No por ellas, pero quizá sí por lo que de sí mismas alegorizaban, culpas, miedos y debilidades.

De pronto no hubiesen terminado peor si, en vez de intentar complacer a las odiosas, las hubiesen desoído hasta que se cansaran. Como hicieron los pacientes aficionados el domingo en la Santamaría. 

jueves, 7 de febrero de 2019

BOGOTÁ EN TRES ACTOS - VIÑETA 289

Viñeta 289

Bogotá en tres actos
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, febrero 5 de 2019 
Bogotá, enero 27 de 2018. Foto: Jorge Arturo Díaz, www.cronicatoro.com
Parece poco. Es poco. Tres días de toros al año en la primera plaza de Colombia. Menos aún, comparando su reducida capacidad (10.372 localidades), con la población de la ciudad; ocho millones de habitantes, entre los cuales reside la que se tiene por afición mayor del país.

Podemos racionalizar aduciendo qué la escasez diferencia lo selecto de lo vulgar. Al fin y al cabo, es condición cierta. El oro, las gemas, el arte supremo no abundan por ahí. Un mundial de fútbol, una olimpiada, cada cuatro años. El Nobel, el oscar, una corrida de resurrección en Sevilla, de año en año. Un milagro ¿Cuándo? En economía es ley, la oferta cae aumenta el valor. La otra condición encarecedora es el deseo. Claro. La rareza sola no basta. Que nos caiga un rayó es raro, pero no deseado.

Sí, racionalizaciones. Lo real es que, por pesadas razones, la Santamaria debe apostar hoy buscando lo bueno en lo breve… Dos carteles de figuras y uno torista. Todos incuestionables. Densidad, jerarquía torera y ganadera. Más kilates, menos bulto.

El Juli, el caleño Luis Bolívar y Roca Rey con los domecq de Caicedo, que ya purgaron su mala tarde, la que habían de tener tras tantas afortunadas.

Fernando Robleño, Octavio Chacón y el paisa Juan de Castilla, quien, a propósito, en su anterior visita indultó un juanbernardo (“Abrileño”), lidiarán los históricos mondoñedos.

Enrique Ponce, Sebastián Castella, el bogotano Ramsés y los ernestogutiérrez, hierro de la temporada.

Entonces ¿cabría pensar, para qué más? No, ya dije. Tres festejos en la capital no son bastantes frente a siete de Manizales, seis de Cali, o sesenta de Madrid, y, aunque sí mejores que ninguno en Medellín, Cartagena o Barcelona, marcan un declive al vacío.

Los aficionados bogotanos tienen la palabra. Comprar treinta y un mil entradas, llenar la plaza en tres actos de fe para detener el apocalipsis. Ya, que las corridas salgan buenas o no, es aleatorio. En los toros como en la vida, la felicidad está en la búsqueda, no en el final.