lunes, 27 de diciembre de 2021

MANIZALES AÑO NUEVO - VIÑETA 438

 
VIÑETA 438
 
Manizales año nuevo
Jorge Arturo Díaz Reyes, XII 27 2021
 
Juan Carlos Gómez en plaza. Foto: Camilo Díaz
Con clínica precisión el médico Juan Carlos Gómez habla de la temporada que dirige desde hace más de tres lustros. No es empresario profesional, es vocacional. Continuidad de su apostolado hipocrático.
 
Sí. El Hospital Infantil de Manizales y La Cruz Roja, propietarios de La Monumental y de la temporada (66 de aquella y 16 a su cargo) se dotan y funcionan bien gracias a las rentas taurinas, en importante medida. Esto no es lo distinto por supuesto, la fiesta tiene vieja tradición hospitalaria, filantrópica. Lo distinto en él es el dominio adquirido del complejo arte de organizar corridas, buenas corridas, pues esto no se lo enseñaron en la universidad. Se lo impuso la vida y la tradición autogestionante de su tierra. Como un más allá de su dedicación a cuidar la salud de los pequeños pacientes. Suigeneris “productor taurino” (como llamaría Simón Casas), no se parece a otros taurómacos colegas, no tiene ánimo de lucro, no lleva otras plazas, no apodera toreros, no tiene ganaderías, no corteja los medios, no da ni se da coba...  
 
Estudia, piensa, trabaja, trabaja, trabaja… y dice las cosas como son. A lo médico, sin hipérboles, placebos ni mentiras piadosas. Con su franco y sereno acento paisa desgrana las historias, deduce los diagnósticos y sustenta los pronósticos. Esa bien ganada credibilidad y los resultados, le han perpetuado al timón de Cormanizales.
 
Así como es, afirma sin titubeos: La temporada 2022 (3 al 9 de enero) ya está lista, es irreversible, salvo imprevistos catastróficos, claro, como reza la vieja tradición cartelera; si el tiempo y la autoridad lo permiten. Esta última (autoridad), gobernación y alcaldía actuales, no es aficionada, no gusta del toreo --continúa --pero hasta hoy ha comprendido que la temporada además de legítima y legal, es indispensable, un proyecto de ciudad, de toda la ciudad, con grandes implicaciones sociales, culturales y económicas.
 
En cuanto al toro de Manizales, es el toro en tipo de las ganaderías, sin excesos, y los toreros que vienen, son los que a mi juicio más interesan hoy a nuestro público. Figuras de tirón, como El Juli, De Justo y Roca Rey, junto a novedades insoslayables: Juan Ortega y Rufo, y para el festival el sorprendente niño Marco Pérez. La torería nacional encabezada por Bolívar, está bien representada y el resto de la nómina, incluidos los novilleros, ha estado seguida muy de cerca por nosotros a lo largo del año... Por eso los traemos…
 
Tenemos una base de 4.000 abonados y la boletería suelta se mueve al ritmo de la última temporada prepandemia (enero 2020). Cierto, existe actividad antitaurina, y en eso como en todo, respetamos las diferentes maneras de pensar y sentir siempre y cuando se respeten las nuestras. En lo referente al clima, bueno, nunca me angustio por él, aquí en la feria llueva, truene o relampagueé, damos toros y llenamos la plaza.

lunes, 20 de diciembre de 2021

MEJOR NO - VIÑETA 437

 
VIÑETA 437
 
Mejor no
Jorge Arturo Díaz Reyes, XII 20 2021
Bogotá, Plaza de Santamaría. Foto: Camilo Díaz
 El jueves, hace cuatro días, leí en el portal Tendido7.co, dirigido por mi querido amigo Guillermo Rodríguez, el siguiente titular: “Sale licitación del IDRD para la Santamaría mutilando la esencia de la corrida. Habrá propuestas para no perder la historia y advirtiendo la supremacía de la Ley 916.
 
Intrigado, continué hasta la última letra de la noticia. Toda una declaración de principios, o mejor, de no principios. Para empezar, la sigla IDRD corresponde al Instituto Distrital de Recreación y Deporte organismo de la Alcaldía de Bogotá. Entidad esta desde la cual durante las últimas dos décadas se han ejercido e incitado todas las formas de antitaurinismo, pese a que paradójicamente dentro de sus obligaciones figura la de proteger y administrar la Plaza de Toros de Santamaría. Propiedad de la ciudad, de toda la ciudad, no solo de una minoría exclusionista. No ser aficionado no implica ser antitaurino ni perseguidor.
 
De entrada, la definición y la adscripción que del cometido de la plaza se hace, es ignorante y equívoca. La corrida de toros no es “recreación” ni es “deporte”. No. Es un culto, un arte y una tradición. Lo cual además está reconocido, legitimado y legalizado en su integridad por la historia, la costumbre, la Constitución Nacional (Ley 916 de 2004) y hasta el cansancio por la Corte Constitucional.
 
Pero nada, el Concejo bogotano, jerarquía de nivel municipal, y hoy de bolsillo valga decirlo, para la actual alcaldesa gracias al tornadizo juego de la política, se declara por encima de lo nacional, se pone al margen de la Corte y de la ley, y en uso de sus facultades folclóricas inventa otra corrida.
 
Cabestrea la cultura, legisla otra liturgia, lanza una bula, declara herejes a los fieles y manda bajo “estricto cumplimiento” que se “toree”, pero sin banderillas, puyas ni muerte del toro (en el ruedo). Y como de por medio está la rentabilidad del edificio, el Instituto de lo que no es la plaza de toros, abre arrendamiento de una posible temporada, máximo con tres festejos y en su fabricada modalidad. Sin el primer tercio (de varas), sin el segundo tercio (de banderillas) y sin el tercer tercio (de muerte).
 
No a la esencia, no a la suerte suprema. No el sacrificio ritual del toro, cara a cara, en ceremonia pública y con oportunidad de defensa. No, que lo burlen y luego, a escondidas, indefenso, en la sordidez de los destazaderos, le asesinen igual que se hace todos los días en los mataderos con los miles y miles de vacunos mansos “para consumo”. Un contundente manifiesto, acorde con los tiempos que corren, para los cuales el respeto, el honor y la sinceridad son valores en desuso.
 
Habiendo dinero de por medio no faltarán quienes compitan por explotar el “modernizado” espectáculo, con el argumento de “no perder la historia”. Falso, esa no es la historia, esa es otra historia. Por mi parte, si es que lo montan, me declaro impedido moralmente para ir. No asistiré. No seré cómplice bajo ningún concepto. Ni en la gloriosa Santamaría ni en ninguna parte. Si en eso van a convertir el milenario culto, como ya pasó en Quito, mejor no.

lunes, 13 de diciembre de 2021

OBJECIÓN DE CONCIENCIA - VIÑETA 436

 
VIÑETA 436  
 
Objeción de conciencia 
Jorge Arturo Díaz Reyes, XII 13 2021 

Morante: Fotograma Plaza Toros TV
Soy médico y aficionado, sin contradicción. Como profesional de la vida, el alivio y el consuelo (Hipócrates), la corrida, no me culpa, me disculpa. No veo en ella sadismo, abuso, asesinato.
Veo piedad, contrición, catarsis.
 
No puedo acusarme, ni siquiera humanizando al toro e incluyéndolo en justas reflexiones como las de Camus a los nazis: “El que mata o tortura sólo conoce una sombra en su victoria: no puede sentirse inocente.” Sí puedo sentirme inocente, porque, tampoco veo el toreo como tortura, ni la muerte del toro y eventualmente del torero, como victoria.  
 
Es más, cuando salgo de la plaza, me siento redimido de la inmensa culpa contraída por mi especie, que ha masacrado por los siglos de los siglos, y sigue masacrando en indefensión a cuanta vida puede (comenzando por la misma humana). Cubriéndose siempre con su moralismo pragmático --Es para comer, vestir, calzar, investigar, curar, vender, lucrar, dominar, celebrar, vivir..., es por la familia, por la patria, por la causa, por Dios... ¡Por Dios!
 
Me niego a esa inocencia, no la quiero. Prefiero la sinceridad de la corrida, ceremonia suprema de un milenario culto, que purga simbólicamente, la pena heredada. En ella, el oficiante da la cara por todos a un ser más fuerte, y en condiciones de igualdad, con arte, honor y un código ético, le permite desarrollar su animalidad plena, batiéndose a vida por vida con las armas que la evolución le dio para eso.
 
Sí, me duelen el toro, el hombre, la naturaleza y la fatalidad que nos condena eternamente a la muerte y a luchar por evitarla contra todo. Pero me reivindica que aún, así sea simbólica y ritualmente, podamos representarlo con decoro, belleza y reverencia por nuestros competidores biológicos. 
 
Como nieto, hijo, padre, abuelo de aficionados comulgo con ese credo. Lo hago sin arrogancia. Sin adjudicarme inconsultamente la vocería de los reinos animal, vegetal o mineral. Reconociendo el derecho de otros a creencias distintas. No reclamándome depositario exclusivo de la verdad, ni mucho menos obligado a emprender persecución o guerra santa contra nadie.
 
A los ataques de supremacistas morales, cruzados y neo inquisidores antitaurinos, opongo mi objeción de conciencia.

lunes, 6 de diciembre de 2021

EL SERMÓN DE PUERTA GRANDE - VIÑETA 435

 
VIÑETA 435
 
El sermón de Puerta Grande
Jorge Arturo Díaz Reyes, XII 6 2021
 
Foto: Hola  
                  Es peligroso tener la razón cuando el gobierno está equivocado“. Voltaire

El toreo es juego de autoridades. Entre torero y toro, entre torero y público, entre torero y sistema. Ejercer el mando total es el summum. Llevar el toro, el público y el mundo del toro por donde se quiere. Ser “el mandón”. Torear lo que se quiere, cómo se quiere, dónde se quiere, cuándo se quiere, con quien se quiere, por lo que se quiere…
 
Y, sobre todo, decir lo que se quiere, y que valga urbi et orbi. Tener per se la razón ¡Es que lo dijo el maestro! —ser “El sumo pontífice”, “El papa negro”, como Manuel Mejías Rapela, primer “Bienvenida”. El ídolo del foro, según definiera, 401 años atrás, el sabio Sir Francis Bacon, primer barón de Verulamium, primer vizconde de Saint Albans, canciller de Inglaterra, y de pronto verdadero autor de las obras de Shakespeare.
 
Sí, el toreo rinde culto al héroe, al mito. ¿Pero acaso no también la historia, la filosofía, el arte, la moda, la política, la moral, el deporte y hasta la ciencia? Cuesta llegar a ese pedestal, a veces la vida. Así hallan atajos (en estos tiempos mediáticos más). Pero no importa, el poder paga. Cada época tuvo su monarca: PepeHillo, Paquiro, Lagartijo, El Guerra, Joselito, Belmonte, Manolete… Esta, tiene a su Morante. Hoy, cuando habla se abre el mar.
 
Por ejemplo, la semana pasada se encerró solo en un restaurante de Madrid con la fuerza élite del indócil tendido siete de Las Ventas y les dijo cuántas son cinco. Les enrostró su crueldad, les explicó su milagroso aplanamiento del ruedo catedralicio, les descalificó a los veterinarios en los sorteos, a “La Fundacion” por hacer empresa y al toro de Pamplona por feo. Develó la ignorancia aritmética de Paula, predicó que de cuando en vez lidia encastes históricos (por no dejarlos olvidar), y advirtió a sus devotos, con divina grandeza, que más les vale ser toristas que morantistas…
 
Cuentan que solo el irreverente “Rosco” se atrevió a balbucearle tímidamente que los apoderados le escogían toros muy chicos. De inmediato corrigió y perdonó al mortal: “el de Madrid es el más grande, luego el del resto debe ser menos”.
 
Por el universo taurino resuena el sermón de “Puerta Grande”, y ya los exégetas multiplican e interpretan sus hondos significados para la grey.