martes, 26 de enero de 2021

CURRO TIENE RAZÓN, PERO... - VIÑETA 390

 Viñeta 390
 
Curro tiene razón, pero…
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali enero 26 de 2021
 Estatua de Curro Romero en Sevilla. Foto: Anual. Wikipedia.
Dada la cancelación de la Feria de Cali 2020, a Diego Galvis director del grupo taurino “Maestros del ruedo” se le ocurrió montar, en los mismos días y horas tradicionales, una feria virtual del recuerdo que incluyera las faenas completas más relevantes de las últimas tres décadas en Cañaveralejo y me pidió una lista.
 
Abordé la tarea, guiado por mi memoria, el archivo de crónicas personales y el libro oficial de la plaza de toros. Me salieron 22. Muchas quizá para los rigurosos, pocas tal vez para los alegres. Pero había que responder a la solicitud y usar el espacio televisivo asignado.
 
No vi antes de la emisión los videos aportados por la colección de mi querido amigo Héctor Caldas. Pues buscando realismo, cada tarde los narramos y comentamos cual si fuese la primera vez que lo hicimos en directo. La cosa resultó agradecida por algunos aficionados que las revivieron y por muchos que no las conocían sino de oídas.
 
Sin embargo, con pena encontré incongruencias mías de valoración entre lo recordado y lo que me mostraba la pantalla. En todas. Tres, por ejemplo, ejecutadas en una misma importante corrida; la muy celebrada y premiada, última del siglo XX en el mundo (31 de diciembre de 1999). Toros españoles de Torrestrella, para los juveniles: Juli, Bautista y Perlaza.
 
Cuando aquí a las seis de la tarde se lidiaba el quinto, y aún estábamos en el segundo milenio de la era cristiana, Europa ya estaba en el tercero. Fue de apoteosis; la ocasión, la plaza repleta y delirante, mucho brindis arriba y abajo, pirotecnia, diez orejas, todos los arrastres aplaudidos, el sexto “Aguita” indultado, la terna y los empresarios a hombros por la Puerta Señor de los Cristales. Fue así, verdad, pero ahora frente a la pantalla. no era tanto así. ¿Qué pasó?
 
Recuerdo que un mes después, en la Santamaría de Bogotá, Antonio Caballero me comentó con su habitual sorna…
—Creo que se te fue la mano en esa crónica
—Pero si tu no estabas allá —me defendí automáticamente.
 
Pasados veinte años, con esa conversación presente y hablando al aire, pensé que ambos tuvimos razón aquella vez. Las imágenes no mentían, pero la intensidad emocional y el juicio de valor derivado no eran los mismos de entonces. Es que no podían serlo. Igual que no lo es cuando, digamos, guardadas proporciones, tratamos de juzgar a Joselito y Belmonte,  con las películas que les sobrevivieron. Es así. La corrida fuera de contexto; plaza, masa y circunstancia se desnaturaliza como hecho estético
 
Lo explicó hace tiempo en Sevilla el caviloso Curro Romero a don Antonio Burgos mientras escribían juntos la biografía, Curro la Esencia: “Cuando se ve un video de una faena o de una corrida por televisión, el alma de lo que se está haciendo ha muerto ahí… Porque el aroma del toreo no se puede televisar.”
 
Cómo desmentir al Faraón... El lenguaje estético del toreo es intraducible al del cine y la televisión. Quizá por eso mismo nunca se ha hecho y nunca se haga “la gran película de toros”.
 
Pero por otro desgraciado lado, ¿qué alternativa diferente a esa virtualidad nos deja hoy la pandemia?
 

martes, 19 de enero de 2021

EL TORO SOY YO - VIÑETA 389

Viñeta 390
 
El toro soy yo
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali enero 26 de 2021 
Fotograma de Picasso ante un cristal, youtube

A ver y a ser visto, a eso se va a los toros. Como al estadio, la misa, la ópera, el mitin La moda del “selfie" solo actualiza y amplía esa intención. “Yo estuve ahí”, escribió alguien, quizá el mismo Goya, hace doscientos años en el reverso de su grabado: “Muerte del alcalde de Torrejón en la plaza de Madrid”.
 
El público es parte integral de la corrida, colectiva e individualmente (perdón por la obviedad). No solo está, interactúa, la afecta y se afecta. “!Ya me la ha pegao! ¡Ya os habéis salío ustees con la suya!” dice Cossío que gritó Manuel Varé García “Varelito”, levantando hacia el tendido la mano ensangrentada cuando lo llevaban a la enfermería, tras la cornada mortal que le infirió “Bombito” (de Guadalest) el 21 de abril de 1922 en la plaza de Sevilla.  
 
Biológico. Vivir es incidir en el entorno y ser incidido por él. Todo ser. El humano por supuesto lo hace además de con el instinto con la razón, su carácter diferencial. Ideas, cultura, inclinaciones, respondiendo al impacto momentáneo de cada experiencia (otra vez, perdón). Y los de la corrida, muy vívidos y profundos, desafían consciente e inconsciente.
 
Nos alegramos, enojamos, asustamos, admiramos, condolemos, aburrimos, levantamos, jaleamos, protestamos, aplaudimos, comentamos, accionamos, reverenciamos o nos lo guardamos para luego (“mañana vendrá a verte tu madre…”). Pero todos implicados, aun de lejos, frente a la pantalla, como ahora en estas pandémicas corridas virtuales. Recibiendo y reaccionando, transando lo íntimo con lo público, asumiendo y proyectando subjetividades...
 
Para quien el toreo es arte, la estética. Para quien ética, la moral. Para quien culto, la devoción. Para quien rito, la liturgia. Para quien tragedia, la catarsis. Para quien tradición, la memoria. Para quien juego, la diversión. Para quien oficio, la técnica. Para quien frivolidad, lo superfluo. Para quien espectáculo, la escena. Para quien competencia, el triunfo. Para quien negocio, el lucro. Para quien acontecimiento, la noticia. Para quienes crueldad, la piedad. Para quien herejía, el odio. Para quien alegoría de la vida, pues todo eso y más… Picasso resumió, “el toro soy yo”.


lunes, 4 de enero de 2021

 
Viñeta 388
 
Hablando en serio
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali enero 4 de 2021
Foto: Camilo Díaz
El nuevo año ha despertado bajo un coro universal de felicidades y esperanzas. Bueno, es la costumbre. ¿Pero ha cambiado algo más que el almanaque para justificar tal euforia? ¿El avance de la pandemia se ha detenido? ¿Las vacunas lo harán? ¿La normalidad volverá? ¿La economía retoñará? ¿Cuándo?
 
El 2020 se cargó la temporada taurina en los dos continentes, y la del 2021, no da signos más alentadores. En Colombia, por ejemplo, el empresario español Alberto García quien a partir del primero de enero tomó la plaza de Cali por tres años, declaró —Soy entusiasta, trabajaremos, pero sin público no habrá toros—
 
Por su lado, el de Manizales, Juan Carlos Gómez, anuncia dos corridas virtuales (a plaza vacía) para los próximos 9 y 10 —Me lo han pedido, nos cuesta, pero es época de dar no de recoger— explicó. Nada más
 
Hace unos años, en los buenos tiempos decíamos que si algún día la fiesta era derrotada en Colombia, la última trinchera sería Manizales. Allí se resiste hoy. Los abonados que pagaron la feria frustrada, no se han rajado, Juan Carlos tampoco. Es médico, formado en la objetividad, no en subjetividades pesimistas u optimistas. Consciente y solidario se adapta a las exigencias preventivas, pero mantiene activa su plaza.
 
Son las opciones. Echar adelante con lo que hay o esperar (laissez passer). El New York Times de ayer informaba cosas como: Los casos diarios de coronavirus en muchos países son más altos que nunca... Más de 4,2 millones de personas en los EEUU han recibido la vacuna contra COVID 19 en medio de distribuciones caóticas. El País de Madrid: La sucesión de festivos oculta la tercera ola. Mientras en Argentina el ministerio de salud reportaba 317 reacciones adversas (fiebre, cefalea, mialgias) entre 32.013 vacunados con la “sputnik”. Y la cifra mundial de muertos se acerca rápidamente a los 2.000.000
 
La incertidumbre arrecia y estos primeros cuatro días, contra todo lo deseado, no prometen un feliz año. Hablando en serio, habrá que luchar más para seguir viviendo. Los toros también.