martes, 15 de diciembre de 2015

COLOMBIA MEDIA PLAZA - VIÑETA 132

Colombia media plaza
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 15 de Diciembre del 2015


Plaza Vistahermosa de Bucaramanga. Foto: El Espectador

El mal partero le echa la culpa al culo. Fue una de las primeras enseñanzas que me impartieron los nativos del Baudó cuando recién salido de la universidad, lleno de información técnica, pero vacío de sabiduría les caí como médico rural.

Recuerdos lejanos de juventud a los cuales el presente me lanza en cada vuelta. Como ahora, cuando miro el panorama de la fiesta en Colombia, con cantidad de plazas rendidas, abandonadas. Plazas que hasta no mucho antes daban temporadas y ferias opulentas; Bogotá, Bucaramanga (la más grande del país), Palmira, Ibagué, Popayán, Armenia, Pereira (Cerritos), Duitama... para no mencionarlas todas.

Apenas Manizales y Cali con diez festejos cada una, Medellín con cinco, Puente Piedra con tres, Cartagena con dos, y unos cuantos pueblos leales aguantan la parada. Contracción que apesadumbra, tanto por su magnitud como por su velocidad. ¿Causas?

Definitivamente no jurídicas. A diferencia de otros países, aquí el estado protege la fiesta con una ley (916 del 2004) permanentemente refrendada por las altas cortes nacionales (Constitucional, Suprema y Consejo de Estado). Tampoco una repentina epidemia de amnesia cultural, de olvido masivo a la tradición ancestral. Menos aún, puede atribuirse a la hostilidad antitaurina que no por vil deja de ser inocua.

En todos los casos, excepto en el de la Santamaría bogotana, donde la invicta soberbia de un alcalde se ha impuesto a la justicia, las razones del cierre han sido internas, intrínsecas, propias del organismo taurino. La procesión va por dentro.

Los "anti" lo saben, y apremiados porque la paciente se puede morir antes de que la maten (arrebatándoles el crédito), fustigan a sus políticos por una pronta prohibición legal. Ya casi. Acaban de extremar en el congreso la ley de "maltrato animal" que da pisó conceptual a una posible derogatoria de la 916 ¡Y qué votación! Increíblemente los taurinos (obtusos) la celebran como triunfo, "porque fuimos excluidos”, “perdonados”, cuando en realidad tenemos todo el derecho a existir.

Lo que deberíamos hacer, es comenzar a reconocer que nuestras plazas fenecen porque la negligencia, desacierto, y extravío de los valores les han espantado la gente, las han deshabitado. Para qué echar culpas al culo.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

MONÓLOGO CÍNICO - VIÑETA 131

Viñeta 131

Monólogo cínico
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 8 de diciembre del 2015
Alegan los puristas que lidiar un toro en el ruedo, y luego, esconderlo en chiqueros para matarlo indefenso no es digno. ¿Pero por qué no, si salvamos las apariencias, y el negocio?

¿Al fin y al cabo no matamos a todos los animales igual? A mansalva, sin pompa, en inferioridad y sin oportunidad. A todos, menos al toro en esta vetusta corrida que aún honra la muerte ritual, honorable, cara a cara, como su razón de ser y justificación. Pero si queremos venderla más, a nuevos públicos, debemos cambiarla…

Ofende andar evocando a estas alturas, que alguna vez fuimos menos bribones y arriesgábamos de frente con el ser que pretendíamos devorar. Insulta recordar esa edad primitiva cuando éramos ecológicos (no ecologistas), cuando no avasallábamos la naturaleza y habitábamos en ella compitiendo con lealtad, y masticábamos carne mirándonos sin esa hipocresía tan chic, tan culta, tan “in”, que finge desconocer el crimen que la provee.

Ahora, cuando hemos progresado tanto y proliferado hasta no caber; aniquilando especies enteras, explotando y ensuciando el planeta, chupándole su más recóndita energía, cometiendo toda clase de iniquidades, tenemos que ponernos a tono con los tiempos.

Tenemos que civilizarnos, modernizarnos, atemperar también la vieja corrida. Superarla. Romper el paradigma. No más esa fiesta rancia, de sol y moscas. ¡Aire acondicionado señores! No más enrostrarnos la animalidad que nos avergüenza, y ocultamos con tanto esfuerzo. ¡Es insufrible! Los toros al matadero, a la carnicería, o a donde sea que no veamos quienes ni como los liquidan, quedémonos en el ruedo solo con la coreografía… posturas, música, rosas, velas... Innovemos.

Neguemos la muerte para que no exista. Valgan mentira, publicidad, política, legislación. Para eso somos el espécimen más racional, más calculador, y más rey de la zoología. Fuera esa bárbara liturgia de la muerte gloriosa, ese vestigio medioeval e incivil.

Si nuestro destino biológico es matar para vivir, desde bacterias hasta ballenas, pasando, claro, por los congéneres incómodos, y si hemos inventado como hacerlo sobre seguro, en masa, legitimando la vileza con la utilidad, para qué mantener cultos arcaicos. Para qué tanto riesgo, código, y ceremonia. Para qué seguir añorando la inocencia perdida. Para qué seguir negándonos a evolucionar y a lucrar más.

LEY ANIMAL - VIÑETA 130

Viñeta 130

Ley animal
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 1º de diciembre del 2015

En el Congreso colombiano ha tenido tránsito espasmódico un proyecto de ley que supone conceder “derechos” a los animales (porque son “sintientes”) y aplicar a los humanos condenas de hasta 3 años de cárcel y multas por 50 salarios mínimos (33 millones de pesos, unos 10.000 euros) en caso de “maltrato” (defina maltrato).

La inclusión inicial de las corridas de toros en el mamotreto forzó a discusiones y amputaciones por parte de la comisión primera de la Cámara de representantes.

Ahora, ya en punto de ser aprobado por la sesión plenaria, le surgieron más reparos. El partido político del expresidente Álvaro Uribe, muy aficionado a los caballos de paso y reconocido chalán, impidió su votación aduciendo que la (en ocasiones indispensable), castración de garañones colocaría en condición delincuencial a ganaderos, veterinarios, palafreneros, etc.

Me parece una objeción válida entre muchas de forma y fondo que podrían oponerse a la bestial propuesta. Y no pensemos en gustos o excepciones distinguidas, ni en la industria y el comercio pecuarios, ni en el sector alimenticio, ni en la macroeconomía, ni en la cultura, ni en la biología siquiera.

Pensemos en lo contradictorio que resulta pretender dar derechos, y a la vez, unilateralmente, imponer legislación a seres que ni lo han pedido ni han otorgado tal poder.

¿En ese orden de ideas, qué privilegio invocan los animalistas, para de motu propio, hablar, decidir y actuar a nombre de individuos o grupos naturalmente ajenos? ¿No será eso en sí mismo una violación?

¿Esta ley, como toda ley que se respete, implicaría universalidad e igualdad? ¿Se asignarían en consecuencia, deberes junto con los derechos a los semovientes legislados? ¿Cuánto de cárcel y/o de multa proponen si un perro muerde a un hombre, un gato caza un ratón, un sapo devora un alevín?

¿Tendrían los nuevos derechohabientes, libertad para optar, expresarse y proceder? ¿Se les respetaría la más elemental en toda sociedad equitativa: elegir y ser elegidos?

Entonces, entrados ya en animalidad democrática ¿Por qué no pedir también que borregos, vacas, burros y demás “sintientes” elijan parlamentarios de sus propias especies? Quizás no acepten, pero sería lo más justo.

Es inexplicable que los ponentes no hayan dicho ni mu al respecto. ¿Temerán por sus curules? Razones tienen.

lunes, 30 de noviembre de 2015

DARÍO - VIÑETA 129

Viñeta 129

Darío
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 24 de noviembre del 2015
 
Darío en "El cinco". Foto: J.A. díaz
Paisa, desparpajado, bigotudo, grandote, de vozarrón acallador, “Zuzurro” es hombre de campo, zootecnista, conocedor del toro y su crianza, pero sobre todo aficionado, duro y militante que ha convertido las inmediaciones de su barrera del “cinco” en el sector más bravo de La Macarena.

Por contra, su casa es un remanso de hospitalidad y afecto. La imponencia taurina vale cuando conlleva nobleza. Buen esposo, padre, amigo, anfitrión; bebedor alegre, cocinero exquisito, contertulio dicharachero y muy divertido, comanda una tropa de fieles contribuyentes a la taquilla, que desde hace años tallan como piedra en el zapato profesional de la fiesta medellinense. Pagan y exigen.
 
“Sin toro no hay nada”, gritan y flamean a veces en una pancarta
--!Cómo joden! --refunfuñan los contrarios, que también pagan. Cada uno con su tema y su derecho. Sin embargo, aquellos consideran que no hay derecho a defender “lo falso”, aplaudir “lo criticable”, premiar “lo punible”, y ahí viene Troya.
 
El viernes, cuando Cronicatoro.com publicó los carteles de la próxima feria de Manizales, Darío escribió, bajo la noticia, el comentario: “Las mejores ganaderías con los carteles más flojos y el último apología al pico, al destoreo y la indultitis”.
 
Se refería desde luego a los hierros de Mondoñedo, Santa Bárbara y Achury Viejo, que dan a la feria su contenido más torista, y por supuesto no están anunciados con las máximas figuras, y además a su poca fe en las tauromaquias de Ponce y El Juli quienes mano a mano cerrarán las fiestas con el escogido encierro de Miguel Gutiérrez, campeón de indultos en Colombia.

Bueno, esto no es nuevo, más bien es tradición, tanto que se ha hecho adagio; a torero modesto, toro grande y billete chico. Pasa desde que la corrida existe, y seguirá pasando, pues ella no solo representa la confrontación entre el toro y el hombre, la naturaleza y la inteligencia, la brutalidad y la gracia, la vida y la muerte, la fiesta y la tragedia, sino también, y de manera esencial, entre la mentira y la verdad. Los aficionados como Darío no lo dejan olvidar.

ANIMALIDAD - VIÑETA 128

Viñeta 128

Animalidad
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 17 de noviembre del 2015
En medio del dolor por la reciente masacre de Paris, me asaltaron dos recuerdos también crueles. Uno, el deseo expresado este año públicamente, por una concejal animalista española, de arrojar una bomba en el atestado tendido de la plaza de toros de Pamplona, y el otro, la mortandad causada por la que sí se hizo explotar en la plaza de toros de Medellín (Colombia) en 1991.

Es inhumano pero también demasiado humano invocar signos, ideas, mitos, causas para justificar atrocidades. Creer o hacer creer que una “verdad” es toda la verdad, la única verdad y por tanto avala el oprobio. Asumir una pose de superioridad moral para legitimar la violencia, el terror, la barbarie. Son modos de nuestra vergonzante bestia interior.  

Esa que llevamos dentro buscando siempre liberarse de las continencias con que la civilización ha tratado de domarla. Débiles continencias ensayadas a lo sumo diez mil años, por un animal que desde hace millones, tiene bien bruñidos los instintos feroces en el fondo de su ADN.

Es la vieja historia. La historia universal. “El hombre, lobo para el hombre”. Esta carnicería de Paris, "porque estaban reunidos centenares de idólatras en una fiesta perversa", no por terrible puede hacer olvidar que ha ocurrido antes y peor, infinidad de veces con infinidad de versiones y pretextos. En Troya, Roma, Cartago, Jerusalém, Tenochitlan, Varsovia, el oeste americano, Madrid, Londres, Auswichtz, Iroshima, Vizcaya, Rusia, China, Indochina, América Latina y África todas, Irak, EEUU, Kosovo, Siria… imposible hacer un lista, mejor sería preguntar dónde o cuándo no ha pasado.

Seguramente ya “los buenos”, dueños de otras verdades absolutas, claman de nuevo por un contraataque más brutal. También ha ocurrido siempre. Ojo por ojo, y si se puede dos o más. Es lo que somos.

Moralismo, intolerancia, maniqueísmo, nacionalismo, segregación, fanatismo; alegatos de la fiera parlante; reclamos de sus miedos rabiosos, de sus ansias de atacar... Performances de nuestra inocultable animalidad.

martes, 10 de noviembre de 2015

CALI 10 CARTELES

Viñeta 127

Cali diez carteles
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 10 de noviembre del 2015

Cali. Foto: Camilo Díaz, www.cronicatoro.com
Hubo años no muy lejanos en que la temporada caleña llegó a más de los 23 festejos entre abono y extras, entre preferías largas y mitacas, entre ferias de diez días y más con corridas a tarde y noche. Tuvo que ser así pues el aforo, vendido todo a largo plazo, no daba espacio a la creciente demanda.

Incluso se sacrificaron metros de ruedo para construir dos filas de callejón, las más costosas, y poder acomodar en ellas nuevos espectadores, delante de las inaccesibles barreras copadas por el notablato tradicional. Hacerse a un abono era entonces casi que imposible, y a dos contiguos un milagro.

Cañaveralejo no solo era la plaza más grande y confortable de Colombia sino la de más crédito, más clientela, más actividad y la que mejor pagaba toros y toreros. Mucho tuvieron que ver en ese auge de afición, o al menos de novelería, el acierto empresarial, la concurrencia de hierros españoles y mexicanos, y los grandes toreros de los sesenta. Década que abriera, el 3 de enero, en este ruedo, el primer mano a mano de Luís Miguel y Ordóñez tras el “Verano sangriento” con toros de Fuentelapeña y triunfo rotundo del rondeño.

Lo demás es historia. En aras de la concordia no vamos a escarbarla (hoy), cuando, pese a que se han venido tan a menos las cosas, la empresa se juega con valentía y anuncia para el domingo la primera de las diez funciones que conforman el ciclo 2015; una novillada sin picadores, dos picadas, y siete corridas de toros. Las cuatro iniciales, de ahí hasta el 6 de diciembre, y tras un receso largo, las seis últimas entre el 25 y el 30.

El 30 sí, porque otra de las cosas entrañables que perdimos por el camino fueron las fechas del 31 y 1º de enero que daban a la ciudad el privilegio único de cerrar y abrir el año taurino en el mundo. Pero en fin... ¡A los toros!

martes, 3 de noviembre de 2015

DE LO SACRO A LO BUFO - VIÑETA 126

Viñeta 126

De lo sacro a lo bufo
Por Jorge Arturo Díaz Reyes, Noviembre 3 de 2015

El toreo es cosas seria. Creo. El que por lucro los profesionales del show-business quieran transformar la corrida en comedia, los toreros en actores, el toro en comparsa, el público en claque, y todo en una bufonada me resulta sacrílego.

Y peor aún, que se haga bajo el fariseo pretexto de “salvar la fiesta”, cuando en realidad es la manera más infame de acabarla; degradándola, convirtiéndola en burlesco, en hazmerreír.

--¡Evolución! Nos hemos estancado. Cambiar libreto, coreografía y elenco. A la plaza hay que ir a reírse, no a otra cosa. Es lo que pide la sociedad actual, cansada de antiguallas heroicas –claman, ellos y sus voceros, que no son pocos, ni gratuitos.

Barrer la vieja liturgia, el rito de honor, el culto sacrificial (único real que conserva esta cultura promiscua del encanallamiento globalizado), pues la clientela que persiguen, moderna, joven, frívola, metrosexual, dicen, no traga ya los valores milenarios de la épica, la gallardía, la lealtad, la bravura, el sacrificio, la hombría.

Los encuentra “rancios”, anacrónico, repugnantes con su campero “sol y moscas”, con su Madrid, ese rompeolas insoportable y ventoso, con su Sevilla (¡Imagínense!), a la cual no redimen de su esencia sino un gran cómico y sus toritos de vodevil. ¡Ah! y el aire acondicionado, porque, agregan, a Dios también le gusta. ¿Le preguntarían?

Y mientras los esnobistas predican su “revolución”, las figuras aplican contemporizando sinfónicamente con la supresión de la suerte suprema en Quito, y vuelven a la cosa esa de burlar el toro en el ruedo y luego liquidarle (por tercera mano) a escondidas e indefenso en los corrales, cual matarifes. Por unos dólares más, claro.

Como aficionado viejo (caduco si gustan), no me cabe duda de que a la fiesta le va mejor con los que la combaten desde fuera y no desde adentro, los que quieren matarla en franca lid, los que de frente luchan por dejarla tendida en el campo de batalla, honorablemente sin ocultar sus dagas bajo el disfraz taurino.

Por cierto. Me indignó la reciente prohibición en Barcelona de unos carteles publicitarios, con el argumento de que eran toreros. Inquisitorial, insufrible... Ahora, que si la razón aducida por los censuradores hubiese sido la valedera, la higiénica, dado el contaminante mal gusto y la cursilería emética de la propaganda, yo, como médico, les hubiese comprendido. ¡Qué horror!

sábado, 24 de octubre de 2015

CRUZANDO EL MAR - VIÑETA 124

Viñeta 124
Cruzando el mar
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 20 de octubre del 2015

Tras los últimos arrastres en Zaragoza y Jaén, se fue la temporada europea 2015. Ya vendrán estadísticas, balances, análisis, conclusiones. Mientras tanto, la fiesta cruza el mar, hacia puertos aun francos en México, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela.

Viaje, que no por repetido deja de ser a otro mundo. Cambia todo, porque cambia lo esencial; el toro. Menos trapío, fiereza, edad, integridad, y lo que de allí deriva; los valores.

Ni el medio milenio de hispanidad transatlántica, ni la inmediatez y ubicuidad de la comunicación, ni las bien intencionadas legislaciones han logrado generalizar un sistema taurino de pesos y medidas. Ni siquiera de lenguaje. “Toro” no significa lo mismo acá que allá. Tampoco, faena, premio, triunfo…

Solo la liturgia es igual. ¡Ah! Y los honorarios de las figuras que no merman, incluso aumentan en algunos casos. De resto la corrida es otra. Para qué nos vamos a mentir invocando matices culturales e identidades. Una cosa son las idiosincrasias y otra la realidad objetiva.

En el arte caben variaciones, gustos, folclor, pero en la justicia no caben las imposturas. Un metro, es un metro, un kilo es un kilo y un engaño es un engaño, aquí, en Madrid y en Cafarnaúm.

Por este lado del charco nos hemos acostumbrado al sucedáneo. Hemos olvidado (si alguna vez lo supimos) lo fundamental. Que en el toreo (arte-rito) lo estético y lo ético son unidad. Omitimos qué en él, si la belleza no está soportada por la verdad no vale. Que lo bonito falso resulta más que vano, abyecto. Este olvido nos hace vulnerables.

Además, la crisis, los costos, el enemigo, el cerco invitan, más que a la solidaridad a la complicidad. A facilitar, “americanizar”, igualar todo por bajo. Ya está sucediendo. Se alcahuetea parejo en ambos mundos. Renta. La publicidad hace de celestina. Pero eso, más que un pecado, es un error. El negocio vive de la autenticidad del culto, falsificarlo, a la larga matará los dos... y con oprobio.        

martes, 13 de octubre de 2015

AÑO 523 - VIÑETA 123

Viñeta 123

Año 523
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 13 de octubre del 2015

Ayer se cumplieron 523 años del fortuito encuentro. Eran 75 aventureros, perdidos, desesperados, renegados, repartidos en tres naves, y a punto de motín.

Ahorque Vuesa Merced a media docena de los que no quieren seguir, y, si no se atreve, mi hermano y yo barloaremos nuestras naves contra la Santa María.” le intimó Alonso Pinzón a Colón antes que Rodrigo de Triana gritara ¡Tierra!
Cargaban setecientos años de guerra santa en las costillas. No sabían por dónde iban, a donde llegaban, ni a quien pertenecía ese suelo, pero no más desembarcar tomaron posesión de él a nombre de la corona.

Siguieron y siguieron llegando. Trayendo de todo; Dios, signo, cañón, virus, palabra, letra, libro, caballo, toro. Sometieron “indios” (creían que estaban en la “India occidental”), pero no los aniquilaron, como hicieron al norte. Se mezclaron, amasaron todo y expandieron su cultura.
Aprendieron a decir garúa, huracán, cóndor... a fumar tabaco, mascar coca, tomar cacao... hacer la barbacoa, navegar en canoa, estirar el caucho, admirar el colibrí, valorar un Perú, morir de paludismo y de flecha. En cambio enseñaron mucho, milenios de saberes, de sentires, de mitos, de leyendas. La rueda, el escalpelo, la alcabala y el toreo… ese culto ancestral, hondo, de vida y muerte, de poder y fecundidad, de fiesta y tragedia.
Pronto se toreó desde Cabo de Hornos hasta las Montañas Rocosas. En cada, pueblo una plaza, en cada plaza un toro y en cada toro una suerte. Buenos Aires, Río, Lima, Bogotá, Caracas, La Habana, México, Los Ángeles, San Francisco. Ruta torera que los siglos y la maleza de la transculturización han desdibujado y que los nuevos “civilizadores” quieren borrar del todo, junto con las identidades. Globalización, sentir único, pensamiento único, cultura única, poder único.
Sin embargo, ayer a lado y lado del mar de Colón, se recordó el encuentro. Manizales, Calanda, Sevilla, Zaragoza, Madrid… corrieron toros. Aún somos lo que somos parecían querer decir los carteles.

PARÁSITOS OPORTUNISTAS - VIÑETA 122

Parásitos oportunistas
Por Jorge Arturo Díaz Reyes, Octubre 6 de 2015

Los médicos llamamos así, aquellos organismos que viven a costa de otro y lo atacan malignamente apenas este da oportunidad bajando sus defensas. Cualquier parecido con personas de la vida real no es pura coincidencia.

Los virus, bacterias, amebas, gusanos, insectos… heredaron ese nombre de los humanos y no al revés. En la vieja democracia griega el “Parásito” era un alto funcionario elegido entre los más notorios ciudadanos para administrar el trigo, el pan, los alimentos públicos que se almacenaban en el “Parasilón”. Cargo muy honroso y apetecido por cierto.

La experiencia histórica, la memoria colectiva y la sabiduría popular, seguramente fatigadas de preguntarse ¿Quién mantenía esos políticos? ¿Qué producían? ¿Por qué cada vez más gordos y los contribuyentes más flacos? Acabaron dando a tal dignidad el indigno significado que hoy tiene y que la medicina por adecuado apropió; chupón, vividor, gorrón, aprovechado, abusador... La costumbre hace ley.

Por supuesto, en ambas versiones, humana y patógena, cuando al parasitismo se agrega el oportunismo, la vileza y el daño aumentan, pudiendo llegar a ser mortales. Alimentar al enemigo agazapado dentro no es buena cosa para la salud pública ni personal, y darle ventajas, ponérsela fácil, menos.

Estas analogías médico-políticas, pueden extenderse a desmanes en muy diferentes actividades. Por ejemplo, como aficionados, cuando preguntamos quién está matando la fiesta, el rito cultural que directa e indirectamente más tributa. Quién, la envenena en Cataluña, Baleares, Quito, Madrid, Bogotá, saltan las imágenes de funcionarios elegidos como en la antigua Grecia para administrar el “parasilón” público; presidentes, alcaldes, congresistas, concejales y aspirantes a ello.

Vemos políticos, separatistas catalanes vapuleándola para sus fines como señuelo de odio apátrida. Miembros del ayuntamiento madrileño, que haciendo populismo seudo-izquierdista se asocian para quitarle sustento. Candidatos a la alcaldía bogotana quienes pillando la oportunidad de beneficiarse electoreramente levantan de pronto la bandera del antitaurinismo que nunca enarbolaron cuando iban gratis a las corridas, y así…

En cualquier circunstancia. No necesariamente hay que ser médico ni hacer exámenes coprológicos, para diagnosticar ataques de parásitos oportunistas.

lunes, 28 de septiembre de 2015

ROMÁNTICO TOREO - VIÑETA 120

Viñeta 120

Romántico toreo
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 22 de septiembre del 2015


Al romanticismo le han puesto gentilicio. Alemán. Es una convención. Para qué discutir. El romanticismo, proclive al patriotismo, no tiene patria, es de todas las patrias.

Tampoco tiene fecha, ni edad, es de todas las épocas. Aquiles, Sócrates, Jesucristo, El Cid, Pedro Claver, Bolívar, Belmonte, Hemingway... son personajes románticos o romantizados.

También lo han querido encasillar en la literatura y el arte. Pero los trasciende, mucho más allá de haberles marcardo un período, un estilo, una moda. Está en toda la cultura, en todas las culturas, como una manera ser, sentir, pensar, soñar, hacer.

La naturaleza, el instinto, la pasión, lo auténtico, el yo, el honor, la justicia, la lealtad, la generosidad. El amar mucho, el vivir épico, el morir heroico… El sacrificar un mundo para pulir un verso. El escribir con sangre porque la sangre es espíritu. El jugarse todo a nada, la vida incluso por alegrar al pueblo. Ese más corazón que razón, reprobado por Sancho en el Caballero de la triste figura.

La corrida de toros es una de las más auténticas expresiones del romanticismo. Sus auges fueron simultáneos. Fines del siglo XVIII. Pero qué iban a saber Pedro Romero, Costillares y Pepe-Hillo, si eran románticos o no, si en Leipzig se había publicado Werther, si en Bonn había un músico llamado Beethoven.

Qué iban a saberlo. Ni lo necesitaban ni les interesaba. Sin embargo fueron románticos como el que más. Lo dicen sus leyendas. Los adoraron. Iconos del rito trágico, que pintaron, predicaron, y cantaron; Goya, Peña y Goñi, Jaurranz, Penella, Espronceda…

Su ocaso también será simultáneo. En la globalizada sociedad que rinde culto al pragmatismo, la virtualidad y la moneda, los valores románticos, van a la baja. Las cosas ya no son como son sino como parecen, y al toreo le dejan solo dos caminos; morir en su ley, o descargar la suerte y travestirse a una más de las tantas pantomimas posmodernistas con que arrean hoy a las masas.

martes, 8 de septiembre de 2015

CHICUELINA DE CAMINO - VIÑETA 118

Viñeta 118

Chicuelina de Camino
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 8 de septiembre del 2015
Tras el tópico la esencia. Lo vi por primera vez hace cincuenta y
cinco años, en Cañaveralejo, apenas tenía nueve meses de alternativa; Gregorio Sánchez, Jaime Ostos y santacolomas de Ernesto González completaban el cartel. Era 29 de diciembre. Recibió las orejas del sobrero.

Luego, y hasta entrados los ochenta, le presencié muchas faenas de diferente sino. Para la grandeza de su toreo está la historia, para sus claudicaciones el perdón y para mi afición, esta imagen...

En los medios, al quite, recto, frontal, sereno, capote a dos manos, muy delante, trayendo a su costado la embestida. Templado, lento, abandonado; el codo de salida a la altura del hombro, (--Como bailando sevillanas –decía “Chicuelo”), la cabeza leve al embroque, y la mano suave desplegando la tela tras el cuerpo, mientras la contraria retiene la otra mitad a media altura permitiendo que el tenue giro vertical sobre los talones lo envuelva en percal y toro dejándole de nuevo en suerte.

Todo con una exquisitez, lánguida, delicada, elegante sublimando el ataque bruto. Espíritu de la estética torera. No siempre la dio igual, pero así la conservo. Emoción, deleite, buqué, arrobo permanente del arte fugaz...

Comparó mi memoria con la suya en “Todas las suertes” de José Luís Ramón –Ahora se torea mejor que en mi época –se disculpa con modestia.

Discrepo. Nadie, antes ni después, logró conmoverme tanto con ese lance que se prodiga industrialmente. No puedo precisar sitio ni fecha de la que guardo, quizá no es una sino suma. Él sí. Dice que fue en Las Ventas, en el 63 (mayo 18), con un toro de Galache cuando alcanzó la expresión justa.

Y agrega –Recuerdo un quite por chicuelinas de manera especial el día de la alternativa de “El Soro” --Valencia, marzo 14 del 81. Eso fue un año antes de que le viera torear la última vez, en Palmira Colombia, enero 6, con Pepe Cáceres y El Bogotano, por cierto. Pero a qué tanta exactitud si lo clásico es intemporal y ubicuo.

martes, 1 de septiembre de 2015

LA CONSULTA INCONSULTA - VIÑETA 117

Viñeta 117
La consulta inconsulta
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 1º de agosto del 2015


El Tribunal Administrativo de Cundinamarca impartió “constitucionalidad” al referendo antitaurino que Petro y su Concejo impondrán en Bogotá. Cosa de locos. El tribunal regional contraviene las reiteradas sentencias de la Corte Constitucional nacional (instancia máxima) que avalan la constitucionalidad de la fiesta (Ley 916 de 2004).

Vistas así las cosas la pregunta petrista lo que traduciría es: ¿Quiere usted violar la ley?

Pues como diría Goering --Qué importa el derecho frente al estado de opinión --Qué importa, lo que digan la Corte y la constitución, si las encuestas anticipan que el 76% del electorado no gusta de las corridas, igual que otros tantos no gustan del golf, el bigote, los calzoncillos de lana, la pesca, el alcohol, las hamburguesas, las hormigas culonas y otros millones de cosas legales respecto a las cuales no se indagará

Qué importa; si ya todos los candidatos al trono distrital, y tras ellos sus egregios partidos, avisados por la tendencia del mercado se han sumado al linchamiento.

A la Registraduría Nacional no le ha quedado más que comenzar a buscar desesperadamente (la minga sería en octubre) los 35.000 millones de pesos (10 millones de Euros) que dice nos costará a los contribuyentes.

--Tranquilos, si no encuentran plata, yo la pago --les dice Petro imperial y burlonamente. Claro, se trata de un asunto caro a su augusto ego, La principal realización, quizá única, de su patético mandato.

Y no es el plebiscito en sí, lo que insulta. En Colombia cualquier sátrapa municipal puede tirarse los dineros públicos caprichosamente, incluso preguntando por la inmortalidad del cangrejo, si le nace. Ya estamos acostumbrados. Es el autoritarismo, la discriminación, y la incitación de las mayorías al odio ideológico hacia una minoría cultural incomprendida y señalada. Es el adocenamiento de políticos y jueces en una caricaturización grotesca de la democracia, lo que hace la consulta inconsulta. Pero en fin, a eso también estamos acostumbrados.

martes, 25 de agosto de 2015

UNA PREGUNTA - VIÑETA 116

Viñeta 116
Una pregunta
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 25 de agosto del 2015

Roca en Cali XII 06 2014. Foto, www.cronicatoro.com
Echar campanas al vuelo por éxitos novilleriles no es de sensatos. Pero tampoco lo es negarse a la evidencia. Vi torear por primera vez a Roca Rey en Cali a fines del año pasado, 6 de diciembre. Y tras la primera faena, en el mismo callejón de Cañaveralejo, le dije a su maestro Campuzano –es un diamante en bruto –-No me hizo quedar mal; fue triunfador de la preferia y de la feria.

Luego, en Manizales y Medellín se negó con el estoque dos triunfos más (arista principal por pulir). Ya le había pasado en Acho un mes antes. --Empaque, sitio, personalidad, valor, serenidad, alegría, largura, pero una espada roma que le niega la felicidad completa. Torero de dos versiones. De ¡Ole! y ¡Ay! Nunca ignorado --escribí entonces (perdón por la autocita).

Las Ventas en abril, corneado abre la puerta grande. Regresa en la feria de San Isidro y hace decir a Barquerito –-Torero hay.

El 5 de junio propicia el titular de Amorós en el ABC: Roca Rey asombra y triunfa en la Maestranza de Sevilla. 15 días después, debut con puerta grande en México (Morelia). Seis de julio en Pamplona -- Roca rey huele a Figura –encabeza El País la crónica de Antonio Lorca. 15 de agosto a hombros en Francia (Roquefort), y anteayer Vicente Zabala en El Mundo, con un: Roca Rey sale lanzado de Bilbao advierte que se atengan porque Vistalegre también se le rindió.

Pero quitemos lo demás y quedémonos solo con Sevilla, Madrid, Pamplona y Bilbao en línea. ¿Es algo? Enrique Ponce quien le dará trastos en Nimes el 19 de septiembre ha dicho: --Tiene grandes cualidades para llegar muy alto. ¿Hasta dónde? Nadie lo sabe, pero de seguir así, puede ser el torero que el Perú lleva esperando mucho tiempo.


La pregunta es: ¿La contraída y rotulada fiesta de hoy, tendrá cupo para este joven que bien podría valer más que un Perú? 

martes, 18 de agosto de 2015

PEPE CÁCERES - VIÑETA 115

Viñeta 115

Pepe Cáceres
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 18 de agosto del 2015

No fue por viejo. Dos años antes, Burlero había matado al "Yiyo", y tres, Avispao a "Paquirri". Ambos mucho más jóvenes. El primero tanto que hubiese podido ser su hijo. Con los dos había toreado. No fue por eso.


Cierto, cada vez tenía menos pelo, reflejos, vigor, y más miedos, dificultades, desventajas. Poco antes, durante una corrida en Ibagué, una isquemia cardíaca, no el toro, le había encarado con la muerte. Pero todo eso que a otros hubiese resultado patético, le confería dignidad. Aún le sentaba el traje de luces, aun temperamental, peleador, apasionado, se gustaba con capa y muleta, y aun de vez en cuando acertaba con la espada y arrebataba. 

Tampoco fue por amor, dinero, prestigio. Los tenía. Es que no quería ser otra cosa, no podía ser otra cosa --Si me voy a morir que me muera ya --protestó rabioso las ayudas el 9 de enero de 1987, en Manizales, cuando abriendo la corrida sufrió la penúltima de sus veintitantas cornadas, y maltrecho, sangrante brindó a Manolo Chopera, pidiendo que lo acartelara el 12 de octubre en Las Ventas --"Quiero volver a Madrid" --le dijo. No era un farol, cortó las dos orejas.

Ahí mismo Corbelle, peón de Ortega Cano, se la cantó en un micrófono --El maestro debe retirarse, corre mucho peligro --Por su lado, "Joselito", debutante aquella tarde, conmovido y admirado en sus diecisiete años, le brindó la faena dejándole la montera frente a la enfermería mientras lo intervenían.

Seis meses después, el 20 de julio, Monín de San Esteban lo cazó en Sogamoso y le despedazó el tórax. 26 días de agonía delirante. Operado y reoperado. Saturado de drogas y terapias. Con la tráquea entubada en un respirador mecánico, hallo lucidez para garabatear: ¿Mate el toro? ¿Me dieron las orejas? ¿Le pagaron a la cuadrilla?

Y el 18 de agosto, tras la postrera vuelta al ruedo en la Santa María, entregaron a su amigo, el ganadero José Joaquín Quintero, las cenizas de una vida torera. Todo fue por honor. Nada más que por eso... tan pasado de moda.

martes, 11 de agosto de 2015

TORERO TOTAL - VIÑETA 114

Viñeta 114
Torero total
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 11 de agosto del 2015

Así su tauromaquia, tremenda y vasta. Podía con todo toro y con dos. En cualquier parte. Congregaba, espeluznaba y cobraba. Lo que valía. Mucho.

Ahí están las imágenes. Plaza partida, citando a recibir, de frente, sin engaño, firmes los pies. En corto, de perfil, a una mano la capa. Desde un caballo, exacta la estocada. Airoso, rejón en alto. Jinete de toro en puntas frente a otro, y cuentan que mientras lo hacía lanzaba dulces a los aficionados. Debe ser cierto.

Pero también dicen que pasaba tanto miedo que luego vomitaba sangre. Tendría que jugarse mucho en asombrar aquel siglo asombroso que derrumbaba y rehacía todo. Fe, racionalismo. Feudalismo, democracia. Superstición, enciclopedia. Imperios, guerras.

Siglo de Carlos III y Tupac Amarú, de George III y George Washington, de Mozart y Voltaire. De corrida vieja y corrida nueva. De Bellón "El Africano", Apiñani, "Martincho" y los Romero, Costillares, “Pepe-Hillo”... Habría que ser muy torero para descollar entonces.

Tras ganar fama entre Buenos Aires y Lima impactó sobre la dura España del 1772. Feo, piel oscura, cuerpo recio, manos rudas, cabeza redonda, pétreos pómulos, labios gruesos, boca enorme, nariz ancha, melena en moña o al viento.

Así lo retrató Goya, muchas veces, más que a ninguno. En Madrid, Pamplona, Zaragoza, Burdeos. Pintor universal, nadie le impresionó más ni le dio más trabajo. Desde su juventud hasta su muerte.

¿Indio, negro, algo hispano? Quizá todo, afro-euro-americano. Lo usual en su mestizo continente. Tampoco se sabe cuándo ni dónde nació ¿Por 1750, Perú, Argentina? 

Sí, que después de San Fermín, un toro lo mató en Tudela durante las fiestas patronales de 1780. Mariano Ceballos, torero arcaico y moderno, torero histórico y total.

martes, 4 de agosto de 2015

DE PETRO A CHAPLIN - VIÑETA 113

Viñeta 113
 
De Petro a Chaplin
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 4 de agosto del 2015


La verdad no se decide por voto popular.
(Rudyard kipling)


De pronto un asunto ha puesto de acuerdo a los seis tenaces competidores por el trono de Petro: la consulta popular antitaurina, impuesta por este a su Concejo municipal.

¡Que las urnas decidan la legitimidad de las corridas de toros! Corea, el variopinto sexteto; una izquierdista, dos derechista, tres transhumantes, a sabiendas de la ilegalidad y el resultado, (somos minoría todos). --¡Felicito, celebro, es lo más democrático!-- agregan, con súbita pasión animalista.

Y es inevitable preguntarse por qué. Por qué repentinamente tan diversos y tan unánimes. Por qué tan rivales y tan sin matices. Por qué bajo sus diferencias retóricas, tan unísonos respecto a un entredicho que cala en la cultura, la libertad, la verdad, el derecho, la tradición, la convivencia.

Cuál es el carácter que los identifica frente a la responsabilidad de las mayorías, el respeto a las minorías, el derecho a la diversidad, la libre decisión, la ley, las costumbres, el culto, la ritualidad, la estética, la sensibilidad que vienen de generación en generación.

Ese factor común debe ser su modus vivendi, su oficio. Son colegas. Profesionales del poder, que según Maquiavelo, maestro de mandones, no deben renunciar a ningún recurso para conseguirlo, ejercerlo y retenerlo. Pose, oportunidad, mercadeo, estilismo, prejuicio, demagogia, gambeta, imposición… Valen.

Charles Chaplin, quien antes de hacer “El gran dictador” fue a los toros, decía: Solo soy un payaso, y eso me pone por encima de cualquier político.