martes, 29 de diciembre de 2020

DERECHO A LA NOSTALGIA - VIÑETA 387

 

Viñeta 387

 
Derecho a la nostalgia
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali diciembre 29 de 2020 
Foto: Camilo Díaz
Los usos cambian el significado de las palabras. “Villano” era morador de una villa, hoy es un ruin. “Formidable” fue horroroso, ahora es magnífico. “Antro” que otrora era una gruta, hoy es lugar de mala fama...
 
Natural evolución del lenguaje, sí, pero a la vez retrato y síntoma de cada época que lo produce. En Colombia, por ejemplo; durante los últimos años, la palabra “Paz” se ha hecho peyorativa, obscena, incluso peligrosa.
 
Pero hablando de toros (nuestro tema); “Nostálgico”, antes respetado en estos tiempos posmodernos, se dice y oye como descalificación, desprecio, insulto... ¿Por qué?
 
Por qué, si la nostalgia es una emoción fundamental del rito taurino. Lo experimentado frente a un toro, una suerte, una faena, una plaza tiene mucho de memoria, evocación, tiempo ido y revivido. Es desde luego un sentimiento, y como tal un derecho. Que se pueda infamar, claro, pero no prohibir. Los sentimientos para exasperación de los brutos no se pueden prohibir, los íntimos, digo. Su expresión es otra cosa, esa sí puede hacerse ilegítima, punible, mortal incluso.
 
Lo sabemos. El gesto, la palabra, la poesía, el arte, la corrida y hasta lo tenuemente sospechoso de simpatía o antipatía se ha condenado, censurado, perseguido desde tiempos inmemoriales.
 
Sin embargo, recordar, extrañar, querer lo ido es parte de la valoración estética, de la “conciencia de pasado”, caracteres exclusivamente humanos. Los otros animales, que viven solo en presente (si es que el presente existe), o al menos en el pasado inmediato, no poseen historia, ni tal sensibilidad. Sí a cambio, reflejos condicionados (Pavlov).
 
Pero la vejación esnob (inhumana) de la nostalgia puede haberla avergonzado, mas no extinguido. Sigue vigente, y en estos días aciagos exacerbada. Basta leer la prensa taurina cotidiana, de sus encabezados sale a borbotones:
 
“Cali añora su feria prohibida reeditando en radio y televisión tardes memorables a las mismas horas de las corridas que no pudieron ser”. “No queremos una nueva tauromaquia, queremos que regrese la vieja”. "Las Raíces del Toreo”, llaman un certamen de promoción en Andalucía. “Un ramo de orquídeas para quienes partieron en un año muy doloroso”.  “El pasado no era mejor, éramos mejores nosotros” dice a El País, José Antonio Martínez Uranga… ¿Entonces?
 
El año viejo que se nos viene dentro de dos días no podrá ser de celebración, será de querer lo que perdimos, de llorar nuestros muertos. ¿O se negará también ese derecho?

martes, 22 de diciembre de 2020

DIARIO DE A BORDO - VIÑETA 386

 

Viñeta 386

 
Diario de a bordo
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali diciembre 22 de 2020
Portada libro “Cuaderno de Bitácora” (fragmento)
Como Harold Bloom por su Dublín, Don Quijote por su península, Odiseo por su mar, Barquerito navega por su mundo de toros, acá y allá de los Pirineos. A la deriva, importa el viaje no el motivo ni el destino, y va consignándolo todo con sitio, fecha y hora en su “Cuaderno de Bitácora”.
 
Pero no es lo que pasa y le pasa lo que hace literario y único ese diario de a bordo. Es cómo lo cuenta. No necesita para ello ser un Joyce, un Cervantes, un Homero, le bastan su mano, su aguda percepción y ese castellano afilados por años y años en el relato profesional de corridas... —!Ve a los toros!— le gritó Gertrude Stein al joven Hemingway cuando este no hallaba expresión a sus ansias de escritor. Fue y halló.
 
Hace ya dos meses, el 23 de octubre, supe por la columna de Vicente Zabala en El Mundo (Madrid), que se había impreso en España una parte del “Cuaderno”. Que la edición era “no venal” y su distribución personal privilegiada. ¿Estaría yo en la lista? Impaciente, aguardé acá en Cali, como quien compró lotería. Sí estaba. ¡Llegó el jueves pasado! La maldita pandemia lentifica los envíos, más los transatlánticos.
 
Lo desenvolví presuroso, lo miré, lo palpé, lo sopesé... Formato pequeño, más que de bolsillo, discreto, sólido…, en la portada roja una negra silueta (Ignacio seguro) avanza solitaria con manuscritos bajo el brazo (alegoría)... Solapas generosas, hojas gruesas de 140 gramos al menos. Eso sí, caracteres pequeños (¿no es libro para viejos? preguntaría Cormac McCarthy). Pero en conjunto bella cosa, una sobria joyita de bibliófilo… y además, tallada por un querido amigo.
 
Suspendí otras lecturas y lo leí de tirón. Mejor dicho, lo releí, pues descubrí que había ido recibiendo esas “bitácoras” al paso de su escritura e incluso, con autorización debida, reproducido muchas en mi blog. Como quien halla tréboles de cuatro hojas y lo pregona. Pero no importó conocerlas ya. No se regusta por novedad sino por lo contrario. Más placer.
 
124 páginas, incluyendo cinco del prólogo biográfico: “A paseo con Barquerito” por Miguel Ángel Aguilar. 36 crónicas repartidas en el sentido de las manecillas de la temporada, entre: Castellón, Valencia, Sevilla, Figueres, Nimes, Arles, Madrid, Alicante, Pamplona, Azpeitia, Vitoria, San Sebastián, Bilbao, Salamanca, Toro, Zaragoza, y otra vez Madrid con un capítulo final: “Escritos del confinamiento”.
 
No es un libro taurino, ni de viajes, ni de arte, ni de gastronomía, ni de ciencia, ni de filosofía, ni de historia, ni de poesía… pero contiene todo eso y más. En cada observación, vivencia, reflexión, evocación, parangón, descripción; en cada incidente, nombre, metáfora, recuerdo, cita…, están la cultura, la erudición y el humor de un autor sensible y exquisito descubriendo la pequeñez en la grandeza y la grandeza en la pequeñez de cada cosa. Calando en significados. Develando a su modo lo mucho que hay tras la fachada de lo cotidiano. Literatura.
 
Solo la política parece asépticamente ausente. Es un libro honesto, sí, pero tan o más divertido que muchos deshonestos. Contrario a lo que se esperaría de un cronista taurino, los toros no son tema frecuentemente aludido. Pero están ahí, tácitos, en todos los espacios pues el narrador está donde está por ellos. Divagando entre corrida y corrida. No tiene que decirlo, aunque a veces lo dice...
 
En Valencia (Fallas), vuelve a la redacción (sala de máquinas) de “Aplausos”. Muy torera… una biblioteca surtida… Mira los tomos de “El Ruedo” —colección completa— Calendarios especiales, toros… un jabonero fuenteymbro, un cuadri de cuajo insuperable… Los miuras para hoy son de trapío incalculable declarará un veterinario en Pamplona más adelante, desbordando el adjetivo…En la pared, “una foto cenital”; un juanpedro “embistiendo a borbotón”, una verónica... —Es Morante, pero parece Paula— le dice Agustín Arjona.
 
“Morante es el torero que mejor ha estudiado los clásicos, no para imitarlos sino para interpretarlos”, agrega él y deja el resto a la imaginación de quien pueda interesarse. Por ejemplo; Barýshnikov interpretando a Chaikovski… Pavarotti a Verdi, Olivier a Shakespeare..., también únicos.
 
De párrafo a párrafo incitaciones como esta. Hay que leerlo para creerlo. Quién sabe si habrá edición de venta al público. Debería haberla. Es justo y democrático. Un escritor así es derecho de todos.


martes, 15 de diciembre de 2020

LAS BUENAS CAUSAS - VIÑETA 385

Viñeta 385
 
Las buenas causas
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali diciembre 15 de 2020  

Medellín Colombia 2016. Foto: Jorge Arturo Díaz R. 
Colombia, segunda nación del mundo en desigualdad social (Banco Mundial). Martirizada por una guerra sucia de 72 años. Desbordada por niveles delincuenciales orgiásticos. Parasitada por una corrupción insaciable. Endeudada sin freno. Cercenada, deforestada, envenenada (con herbicidas, cianuro minero, etc.) y administrada históricamente como indica todo lo anterior, es también hoy uno de los once países más golpeados por la pandemia.
 
Sin embargo, para muchos de sus políticos (no todos), el problema prioritario son las corridas. Criminalizarlas, prohibirlas, erradicar del territorio nacional el toro bravo y su culto. Eso, ha recabado y votado una mayoría variopinta de representantes en la comisión primera de la Cámara, exigiendo de nuevo enfrascar el parlamento pleno en tan urgente asunto. Como si no tuviese más que atender. Así gastan el tiempo que cobran a precio de oro estos notables.
 
—Nosotros no somos responsables de la situación —parecen decir —El mal es la tauromaquia, el pecado es el toreo, el engendro es el toro. Ese es el enemigo, el principal obstáculo al paraíso que vendemos en todas las elecciones.
 
Viejo pero eficaz recurso. Lanzar un señuelo y azuzar la jauría... El que sea, el otro, el bárbaro, el distinto, el hereje, el taurino… ¡A la hoguera que alumbra la cultura verdadera, la patria purificada, la vida sin fin...! ¡A ellos que la causa justifica todo; el odio, el abuso, la canallada...! ¡Vamos, qué hay licencia para matar libertad, convivencia, derecho…! ¡Aprovechen, que vale segregación, desprecio, calumnia, insulto, puñetazo, asonada, bomba (en la plaza de toros), montonera legislativa...! ¡Ánimo, es por la civilización, la moral, el progreso…!
 
En ese caldo de impostura se debaten animalistas (exterminadores), pacifistas (belicosos), demócratas (autoritarios), ambientalistas (contaminadores)... En fin, para qué redundar. Quizá la prisa que les empuja brote de su mala conciencia. El miedo a que se les anticipe la otra peste, acaben matando un muerto y no puedan reclamar el triunfo.
 
Qué no teman, venimos desde el fondo de los tiempos, aguantaremos. Además, de no ser así, tampoco perderían. Siempre hallarán una presa para sus traíllas que les permita seguir en las mismas. Ojo, los que se crean a salvo.

MARIHUANA, EUTANASIA Y NO TOROS - VIÑETA 384

 Viñeta 384

 
Marihuana, eutanasia y no toros
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali diciembre 8 de 2020 
Imagen: https://www.webconsultas.com/
A la hora que redacto esta nota, la Comisión primera de la Cámara de representantes le da en el capitolio colombiano, segundo repaso a tres proyectos de ley que aprobó ya en un primer debate: Legalidad de la marihuana recreativa, eutanasia y prohibición de la tauromaquia. ¡Qué paquete!
 
Como dioses, dispensando estupefacción, discrecionalidad sobre la vida humana y condena para un culto milenario. Todo al tiempo. En verdad que un puñado de votos da poder.
 
Coincidieron ya en la preliminar divina decisión, y supongo que lo harán de nuevo esta noche, los representantes de diversos partidos y “marcas” electorales. La cosa no es ideológica. El presidente de la Comisión lo explica:
 
“Creo que eso tiene que ver con un aspecto generacional… en la comisión primera somos nuevos y pertenecemos a una generación que entiende que la polarización no sirve para nada… y que a pesar de nuestras diferencias podemos construir diferentes temas y ponernos de acuerdo”.
 
Claro, es la edad y la novedad, lo que los une, distingue del resto y autoriza para moralizar, bendecir y condenar; yerbas, personas y creencias. Industrializar psicotrópicos, matar enfermos y seguir matando toros (pero en los mataderos, no en un rito milenario).
 
Porque son tan aficionados a la naturaleza que hasta se la fuman, tan piadosos que aprueban el “tiro de gracia” para los que sufren y tan cultos que la cultura de otros les resulta caduca, bárbara, e intolerable.
 
Magnánimos, darán seis meses de plazo al gobierno nacional para que obedezca sus designios antitaurinos, y “reconvierta” las personas que trabajan en las corridas. “Los empleos informales detrás de la tauromaquia son los mismos empleos informales de otros eventos”. Entonces no tendrán problema, deja creer el pugnaz representante Juan Carlos Losada. Qué tan generoso con los trabajadores, quizá se lo agradezcan electoralmente.
 
Solo un dios podrá entender por qué cuando enfrentamos una pandemia, cuyo número de muertos por millón de habitantes ha crecido en Colombia durante los últimos seis meses un 4.600% y el número de contagios por millón de habitantes un 5.600%, colocándonos en el 10º puesto entre las naciones más atacadas del mundo, estos políticos ocupan el tiempo que les pagamos los contribuyentes en dar prioridad a sus conveniencias, aficiones y fobias “generacionales”.
 
Esa comprensión supongo, no está al alcance de los mortales y menos si son bárbaros.

martes, 1 de diciembre de 2020

ESTADO DE OPINIÓN - VIÑETA 383

 Viñeta 383

 Estado de opinión

Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali diciembre 1° de 2020

Álex Benavidez. Foto: Camilo Díaz

Ayer, en una cafetería cercana de mi consultorio, me crucé sorpresivamente con el veterano banderillero caleño Álex Benavidez. Digo sorpresivamente, pues él está residenciado en España desde hace años, viene solo en temporada y ahora los viajes de país a país tienen restricciones.

Pese a las máscaras nos reconocimos de inmediato, y tras el afectuoso saludo a codazos, pregunté primero.

–¿Cómo ves la situación allá y acá?

–Le pongo cinco años a esto doctor –contestó, con gesto negativo.

–¿A qué, Álex, a la pandemia o a la fiesta?

¡A la fiesta! Claro, y eso en Europa. En América menos, y en Colombia nada. Hay que ver la cantidad de plazas abandonadas, ganaderías desaparecidas, corridas canceladas... toreé Nimes en septiembre y no se si tendré otra ocasión.

Bueno quizá para las grandes ferias y todo el aparato alrededor de ellas tengas razón, pero creo que toreo habrá mientras existan toro y hombre. Así sea de manera clandestina. Dije tratando de señalar una luz en el fondo.

–Sí, tal vez, pero eso es otra cosa –replicó

–No, no es otra cosa, es el origen y la esencia. Fíjate dónde ha sobrevivido a esta larga cuarentena; en el campo, en los ruedos de tientas, en las pequeñas poblaciones. Mientras las empresas ricas, las plazas capitales y las figuras han parado, y algunos hasta han cantado “retiros” –Aduje.

–En eso iremos quedando hasta llegar al fin. Cinco años a lo más, repito.

No quise insistir. Nos despedimos con la fraternal complicidad de creyentes perseguidos y con la pesadumbre de que los gloriosos días ya no volverán. Como tampoco volverán los muchos compañeros perdidos este año.

Hay un estado de opinión desesperanzado. “El porvenir es muy negro” dijo la semana pasada José Joaquín Moreno Silva, dueño del histórico hierro Saltillo. Y sonó como si hablara por todos. La peste ha desnudado las flaquezas de una fiesta maltrecha. Y al parecer ni así, en artículo mortis, ha movido actos de contrición ni propósitos de la enmienda.

Desde “El País”, Antonio Lorca regaña: “¿Dónde están las figuras del toreo?... ¿Dónde los toreros, empresarios y ganaderos?... ¿No tienen nada que decir a estas alturas de la película?... ¿A ninguno de ellos, entre muchos, le hierve la sangre, y tiene el valor suficiente para pedir que el sector despierte y afronte el problema con la decisión necesaria?”

Vale, pero no podemos ignorar a los otros, los menos que han seguido resistiendo, por Logroño, Cinco Villas, Jalapa, Latacunga, Tambo Mulaló… Los que siguen trabajando por un renacer en el 21… Ni a los fieles, como Antolín de Castro que sigue clamando del toro al infinito: “Las Ventas… hay que abrirla sí o sí.” Mientras ellos no se rindan hay toreo.