martes, 20 de junio de 2017

FANDIÑO AL ATARDECER - VIÑETA 205

Viñeta 205
Fandiño al atardecer
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 20 de junio 2017

Fandiño en Cañaveralejo, diciembre 29 de 2011. Foto: Camilo Díaz, www.cronicatoro.com
Debutó en Cañaveralejo el 29 de diciembre de 2011. Le habían traído sus hazañas de seis meses antes en Las Ventas. Puerta grande el 2 de mayo, una oreja el 14 y otra el 2 de junio cerrando el San Isidro. Todas válidas, todas meritorias, pero en especial, digo yo porque las vi y lo pregoné, esta última, la del Cuadri “Podador” de 631 kilos. Qué difícil, cuanto riesgo, qué actitud y que estocada.

Revelación del año, nuevo torero de Madrid, garantía de valor, tantos argumentos más y sin embargo se presentó en cartel modesto. Haciendo tercería de dos colombianos; Manrique y Ramsés, con toros de Ambaló, mansos. A plaza llena jugó su carta, la que lo había sacado de la nada, esa terca voluntad. Se puso por encima del impropio lote, cortó una oreja, rondó la puerta grande, salvó la tarde y cautivó.

Tanto, que sumó cuatro ferias consecutivas. En total, seis festejos; cinco corridas de toros y un festival, recibiendo seis orejas, (todas en corrida) y abriendo una vez la Puerta Señor de los Cristales. Cuando también 29 de diciembre, ahora del 2014, tras una soberana bronca al palco por negarle las del segundo ernestogutiérrez, desorejó el áspero quinto. Paradójicamente fue su faena final en este ruedo. No regresó.

En las dos años y medio que transcurrieron después, la merma de contratos y de triunfos lo puso fuera de las prioridades de la empresa, que a su vez recortaba fechas. Pero no de la memoria de los aficionados, en especial esos del toreo macho.      

En la fiesta nadie la tiene fácil. Él quizás fue de los menos. Torero vizcaíno. Torero combativo. Torero incómodo. La zalamería y el besuqueo no eran compatibles con su recia personalidad. Los carteles de figuras y sus consabidas ganaderías le fueron esquivos. Su palmarés los reclamaba y cuando se le dieron lo justificó. La intempestiva noticia de su muerte, abrumó, apesadumbró y provocó, sucede así, sensaciones imprecisas de culpa. ¿Siempre fuimos buenos con él?

Cada ciudad que Iván pisó como torero es dueña de sus propios recuerdos. El postrero de Cali fue verlo al tardecer irse a hombros por el portón del honor para nunca más volver. 

martes, 13 de junio de 2017

LA HORMONA DEL TOREO - VIÑETA 204

Viñeta 204
La hormona del toreo
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 13 de junio 2017

Cuando la vida está en peligro salvarla es la prioridad. No es un concepto, es un mandato biológico. Un instinto más profundo y poderoso que la razón. Actúa y mueve aun contra ella. Una hormona se encarga del asunto; la epinefrina.

La producen dos conitos glandulares ubicados encima de los riñones (epinefrones), suprarrenales. Alarma, creando un estado emocional intenso y sin pasar por la voluntad, alistando el cuerpo para la defensa o el ataque.

Disminuyendo la circulación externa incrementándola en los músculos. Nos ponemos pálidos, erizados, pero más fuertes, ágiles y sangraríamos menos al ser heridos.
Aumentando la frecuencia respiratoria, dilatando nariz, tráquea, bronquios para mejor oxigenación.
Acelerando el aporte de carburante (glucosa en sangre).
Subiendo el ritmo cardíaco y la presión arterial, para llevar más combustible al motor.
Abriendo las pupilas para mayor visibilidad próxima.
Frenando el movimiento intestinal para economizar energía.
Aguzando mente y sentidos a detectar cualquier agresión. Incrementando la resistencia a la fatiga, el dolor, la distracción, el sueño.

Es la herencia de millones de años compitiendo en la naturaleza. Pero ahora, en la cultura, esta hormona responde no solo al riesgo vital sino a otros estímulos psicológicos, estéticos, como la música, la pintura, el cine… y desde luego el toreo, que conjunta uno y otros. La secretan los toros, los toreros y los espectadores. Aunque al parecer ya no tanto el organismo taurino general, que hoy atacado a muerte por los animalistas no muestra suficientemente sus efectos. No se alerta, no prioriza, no controla su actividad visceral en favor de la muscular, no multiplica sus latidos ni su tensión, y mantiene cerrado su campo visual a los mayores peligros.

Está el caso de Colombia, por ejemplo. Punto crítico a defender para la Fiesta en el mundo, ignorado. Es que ni siquiera un solo lidiador colombiano (que los hay) anunciado en las grandes ferias europeas este año, por primera vez en muchos. Un ser sin la respuesta elemental de sobrevivencia está inerme.

martes, 6 de junio de 2017

COLOMBIA, SOLUCIÓN FINAL - VIÑETA 203

Viñeta 203

Colombia, solución final   
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 6 de junio 2017

Las fuerzas alineadas contra la tauromaquia en Colombia son muchas. Las posiciones ya están asumidas. El diálogo no es viable. Los argumentos no valen, y el supuesto “debate” es parodia, porque la desproporción entre las partes garantiza la unilateralidad de la decisión última. El aniquilamiento.

¿Y la justicia? Ya tomó partido. La Corte Constitucional contradiciendo múltiples sentencias suyas anteriores la condenó y conminó a realizar de inmediato un referendo en Bogotá de resultado previsto y costo estrambótico.

¿Y el gobierno? Es el autor del proyecto de prohibición en todo el territorio nacional, a través de su ministro del interior.

¿Y el parlamento? Su primera votación en la comisión 7ª de la Cámara de Representes fue 11 a 0, unánimemente antitaurina. Según eso, los aficionados colombianos no están representados en la democracia nacional. No existen.

Además, la campaña hostil de prosélitos, políticos, alcaldes, gobernadores, parlamentarios, candidatos oportunistas coincide con los desmanes callejeros y el terrorismo desatados contra la pasada temporada en la plaza de Santamaría.

Sofismas como la humanización de animales y su definición acomodaticia cual derechohabientes. Consignas falsas como que acabar las corridas es necesario para la pacificación del país. Rotulaciones de barbarie, sadismo, tortura, crueldad, asesinato; satanizan, segregan e incitan al odio hacia una tradición cultural milenaria, protegida por la Constitución.

Sí. “Los espectáculos taurinos son considerados una expresión artística del ser humano.” Dice literalmente la ley 916 de 2004 de la República de Colombia, en su artículo 1º.

Pero de pronto, tras quinientos años, los auto-designados voceros animales, han convertido mayorías circunstanciales y representantes temporales de los tres poderes a la causa de criminalizar, perseguir y extirpar hasta del idioma esa legítima expresión artística.

Independiente de la prédica y el camuflaje legal con qué los nuevos creyentes pretendan investirse, de por medio están los derechos humanos. Los de las minorías culturales a existir, los de los individuos al pensamiento, culto y expresión libres. Para violarlos con su clamada solución final tendrán la fuerza, pero no la razón.