jueves, 30 de julio de 2015

EL ALCALDE, EL GALLO Y EL CABALLO - VIÑETA 112

Viñeta 112

El alcalde, el gallo y el caballo
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 30 de julio del 2015

Hay en Bogotá un revuelo político de gallinero. Se avecinan elecciones y otro gallo cantará en enero. Pero al parecer su canto, como el destino de las productivas ponedoras, continuará siendo el mismo, pues a derecha e izquierda, por convicción o conveniencia, resuena el kikirikí del actual.  

Y no solo el kikirikí, también el aleteo. Cinco de los seis aspirantes a conquistar la codiciada sucesión y 29 de 35 concejales se han alineado con el programa estrella del alcalde Petro; eliminar la fiesta brava. Como sea.

Incluso atropellando la ley (916 de 2004), la Constitución, la Corte Constitucional, el Concejo de Estado, la libertad cultural, la tradición y el derecho de gentes, en aras de un socorrido animalismo.

Desafuero que ahora tratan de disfrazar, al estilo Pilatos, con una consulta popular antitaurina, en este caso multimillonaria, cuyo costo la Registraduría General de la Nación ha estimando en $35.000 millones de pesos (unos 11 millones de Euros) del erario público. Caro y vano intento.

Bajo esa traída pregunta “democrática” les asoma la espuela del autoritarismo. Pues la idea implícita de que la mayoría es omnímoda, da paso a otras preguntas: ¿Tras cual minoría podrían lanzar después el populacho? ¿Judíos, palestinos, negros, homosexuales, discrepantes, minusválidos...?

En la vieja Roma una mezcla de pasión animal y absolutismo hizo cónsul a un caballo. Tal como están las cosas, quizás a la capital no le fuera peor con uno en la alcaldía.

martes, 28 de julio de 2015

PEDAZOS DE LA PIEL - VIÑETA 111

Viñeta 111
Pedazos de la piel
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 28 de julio del 2015

Una especie, un hábitat; la tierra. El hombre, animal territorial, más que ninguno, divide, apropia, marca, defiende a muerte su terreno. Contra sí, contra todo.

“La historia universal” es crónica de tales luchas. Depredación, abuso, guerras, han llenado el mundo de monumentos, relatos, leyendas y cánticos a los más fieros en la línea.

Enseñoreando el suelo, ha fragmentado el planeta, bien común. Rotulándolo más que con colores como las aves y los insectos, más que con heces como los perros y los gatos, con erizadas fronteras, como él sabe; regionales, raciales, políticas, económicas, culturales. Llamando nacionalismo ese instinto y naciones a cada conciliación de sus deslindes.

Entre muchas, España. Vieja realidad, viejo mito, remota tradición. I-spn-ya, tierra norte. Sphan tierra metálica. Izpania, tierra que parte el mar. Hispania, finis terrae. España, reino de "El Batallador" y Urraca. España, imperio sin ocaso. España, nación diversa y total.

Suma codiciada, peleada y lograda. País del toro. Culto del toro. Piel del toro. Gerión y Hércules matándose por él. Romanos fundiéndolo en monedas. Musulmanes y cristianos, caballeros y peones retándolo. Bestia sagrada, rito y signo.

Taras de barbarie dicen. Españoles que se avergüenzan, que se odian así, que ya no quieren serlo. Reniegan y desprecian, desafían y prohíben, siembran marcas nuevas, más límites, menos mapa, lengua exclusiva, otros mitos, otros himnos.

Alegan que una mayoría local, electoral, sacralizará sus anatemas y su extrañamiento. El atavismo pugna, lo unido se desune, la historia retrocede, resurge la tribu. 

martes, 21 de julio de 2015

TRADICIÓN DE ALEIXANDRE - VIÑETA 110

Viñeta 110

Tradición de Aleixandre
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 21 de julio del 2015


La fría noche del 12 de diciembre de 1977 Vicente Aleixandre debía estar en Estocolmo recibiendo del Rey de Suecia el premio Nobel. No fue. Se hallaba enfermo como lo estuvo casi toda su vida. Envió el discurso para que lo leyese otro. “Tradición y revolución, dos palabras idénticas”.

Y explicó… “poesía, arte, es siempre y ante todo, tradición, de la que cada autor no representa otra cosa que un modesto eslabón de tránsito hacia una expresión estética diferente…”

Y con ello recordó sin decirlo que también lo son pensamiento, lenguaje, conocimiento, cultura, y el propio ser, suma de tradiciones genéticas y sociales. Que vemos el mundo desde los hombros de nuestros antepasados. Uno tras otro.
Sucesión, tradición, río del tiempo que corre inexorable, jamás el mismo, siempre él mismo. Regresarlo, precipitarlo, estancarlo. Parar, disparar la historia, delirio de tiranos. Del “Patriarca” en su “Otoño”, decretando que las once son las cuatro, en todos los relojes.


Patrañas de políticos que se muerden entre sí. No hay utopía, ni superhombre. Siempre los mismos, nunca los mismos, fluyendo sobre el rocoso lecho del presente, empujados sin opción por la fuerza del pasado.
Aleixandre, sevillano, chozno de Luis, nieto de  Góngora, hermano de Alberti, Neruda, Borges, Vallejo, Diego, Alonso, los dos Guillén, Altolaguirre, Cernuda, Lorca, Hernández… Izquierdista, preso, censurado, no exiliado, reivindicado, aficionado. Murió hace treinta años, dejando poemas de tradición y diferencia...
Toro o mundo que no,
que no muge. Silencio;
vastedad de esta hora. Cuerno o cielo ostentoso,
toro negro que aguanta caricia, seda, mano.
Ternura delicada sobre una piel de mar...
 

viernes, 10 de julio de 2015

REBELIÓN EN LA GRANJA - VIÑETA 108

Viñeta 108

Rebelión en la granja

Por Jorge Arturo Díaz Reyes 10 de julio del 2015
Candidatos a la alcaldía de Bogotá. Foto: www.semana.com
En su busca de votos, los candidatos a la alcaldía de Bogotá han terciado en lo que la revista Semana llama “debate animalista”. Quizás, porque tratándose de las corridas de toros, los participantes hablaron por y para los animales.

Como en una reedición de la parodia orwelliana, donde Mollie la yegua, Boxer el caballo, Moses el cuervo, Pincher el perro, Snowball el cerdo y Benjamín el burro, deliberan sobre la conducción de la granja y lo que conviene o no conviene a su población pecuaria.

Y se pregunta uno por qué tal animalización de la política para una ciudad urgida de humanización. La más elemental; vida, dignidad, agua, movilidad, salud, educación, libertad…  Y la respuesta salta: Porque Petro lo ha querido. Ha hecho de la prohibición a los toros y el referendo con que pretende legitimarla puntos cruciales en la lucha por su sucesión.

Claro, como es de uso, compitieron en decir lo que la clientela quiere oír, en presentarse cada uno como su vocero más auténtico, el más animal en este caso. Ya lo advertía Platón, en la democracia el poder siempre termina en manos de los más avisados.

Cinco aspirantes: Clara López (Polo), Enrique Peñaloza (Equipo), Vicente de Roux (Verde), Rafael Pardo (Liberal) y Mercedes Maldonado (Progresismo), prometieron abolir  las corridas porque: “Estoy de acuerdo con los animalistas”, "estoy del lado de los animales", "apoyo los antitaurinos", "los animales tienen derechos", "no permitiré maltrato animal"... Tanto, que me trajeron a la memoria la frase de Voltaire a Rousseau… “Leyéndolo siento deseos enormes de caminar en cuatro patas”.

Pero habría que recordarles, si es que de verdad están como aparentan “por los animales”, que hoy, el único animal que los humanos no matamos a traición, en condiciones de inferioridad e indefensión, es el toro de lidia. 

Solo, Francisco Santos (Centro Democrático) no se animalizó, habló por las personas: “…tolerancia no es soportar lo que a nosotros nos gusta, sino precisamente tolerar lo que no nos gusta. En Bogotá tenemos que convivir todos y cuando digo todos me refiero también a taurinos y antitaurinos. Además hay una decisión de la Corte Constitucional que se debe cumplir.”

martes, 7 de julio de 2015

CULTURA CONTRA CULTURA - VIÑETA 107

Viñeta

Cultura contra cultura
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 07 de junio del 2015
Ministra de Cultura, Mariana Garcés. Foto: www.caliescribe.com
Quisiera compartir el júbilo con que algunos amigos, aficionados y periodistas, han acogido el permiso de la ministra de Cultura para construir (hasta 23,6 metros de altura) sobre una parte importante de los terrenos de la Plaza de Toros de Cali, “bien cultural de la nación”, y en consecuencia poder venderlos a compradores privados, contraviniendo el mandato de preservarlos como parque ambiental, emitido antes por el Consejo Municipal (Ayuntamiento).

Recuerdo ahora que los mismos y con igual beneplácito aplaudieron la destrucción de la vieja plaza de toros Macarena de Medellín en el 2003. Quisiera compartir ese júbilo, digo, porque las alegrías de los bienqueridos deberían sentirse propias, pero no puedo, no puedo, no puedo... Como tampoco pude hace doce años. Lo confieso y espero lleguen a perdonarme algún día.

Jamás encontré lógico su argumento de que para seguir haciendo fiestas había que vender la mitad de la casa, ni el de obstruir el amplio espacio abierto que la rodea y resalta con “un bello centro comercial”, y menos eso de que con la plata que quede techarla y restructurarla ($40.000 millones pesos, unos 14 millones de euros) para convertirla en multiuso (que ya lo es).

“Una buena noticia para los taurinos que quieren el progreso de Cali”, proclaman alborozados los pro venta, y yo lamento enterarme de que no soy taurino (al menos no como ellos), ni quiero el progreso de la ciudad en que nací, pues para mí ese negocio de finca raíz de una prenda de la cultura y mis afectos no es ninguna buena noticia. Se me parece más a lo que intenta Petro en Bogotá, pero con la diferencia de que este no venderá La Santa María.

Hoy, solo me queda recordar aquello tiempos aun próximos, cuando la Cultura no estaba contra la cultura, nuestra feria era “la más grande de América”, y Cañaveralejo una plaza soleada, feliz, dueña del terreno, llena siempre de "no taurinos enemigos del progreso", como yo.