lunes, 25 de marzo de 2024

DE LOS BOOMER A LOS ALFA - VIÑETA 531

 VIÑETA 531
 
De los Boomer a los Alfa
Jorge Arturo Díaz Reyes 25 III 2024 
Manuel Benítez Pérez “El Cordobés 1965. Foto: (Cordon Press), El Confidencial
Ahora, viendo televisión vuelvo a los sesenta que viví con la fogosidad de la temprana juventud. Cambiar el mundo, era la consigna mesiánica de mi hoy vetusta generación. La “Boomer” como la llaman los demógrafos. Contracultura, rebeldía, independencia, liberalidad, viaje a la luna, arte pop, otra estética… Si los Beattles la marcaron en la música, Muhammad Alí en el deporte, Warhol en la pintura y Neil Armstrong en la luna; Manuel Benítez Pérez “El Cordobés” lo hizo en el toreo.
 
Lo internacionalizó con su leyenda, asaltando los cánones, apasionando, reventando taquillas, cargando con la excomunión de la cátedra purista, y la impostada, y llevándose la época tras de sí, como flautista de Hamelin. Cuánto mandó entonces, proyectando la fiesta a estratos de popularidad, globalidad y prosperidad jamás alcanzados. Quien mejor lo definió fue Gerardo Diego:
 
“El Cordobés”
es el toreo al revés
y es el mechón de través…
“El Cordobés”
es el toreo en inglés,
en danés
y en pequinés
y en volapuk y sin mover los pies.
 
Desde una España que tras larga y enquistada posguerra se reabría y era redescubierta por el mundo con enamoramiento. A él se debe con mucho la opulencia que la tauromaquia vivió durante medio siglo, hasta el 2014, cuando volvieron las vacas flacas, las plazas solas, los campos exiguos y la impopularidad, que debilita y atrae las fieras como la sangre.
 
Las plumas pontificias que lo zaherían entonces, (y todavía), tildándolo de hereje tremendista que no oficiaba con la devoción de Ordóñez, El Viti, o Camino…, ignoraban el desfile de empresarios que con los maletines llenos peregrinaban a "Villalobillos" para implorarle que no se retirara.
 
Bueno, ahora, promediando los veinte del nuevo siglo, cuando la generación “Alfa”, la del Ipad, la inteligencia artificial, la virtualidad, la diversidad, la ecología, el futuro, sale del Covid buscando portaestandartes. Ahora que en los toros llevamos diez años terribles, coronados de espinas por una pandemia. Ahora que al fin surgen signos de convalecencia; vuelven los cinqueños, el fervor y los “No hay billetes”. ¿Cuál es el ícono?
 
Sorpresa. El máximo reclamo resulta ser un joven suramericano. Quien, (lo digo yo que los he visto a los dos), no se podría comparar con aquel contestatario fenómeno sesentero. Pero qué sí ha vuelto a llenar plazas y traer la nueva generación con él, como a un renacimiento. Como a un amanecer del no más anoche que ganaderías enteras iban a los mataderos, cancelaban ferias y la fiesta fenecía.
 
Pero igual que antaño, algunos altavoces comienzan a cobrarle al advenido (lo que a otros no). “Porque hay que exigirle”. Ladinamente claro. Cuando triunfa y produce mítines…, “es por suerte en los sorteos”, “porque el toro facilita”, “por ignorancia de los públicos”, “porque está evolucionando para parecerse a sus mimados”, “porque no torea con sutano y con mengano”.
 
Domingo Delgado de la Cámara diagnosticó la cosa por OneToro, viéndolo torear a “Leguleyo” en una plaza enloquecida. “Se ha puesto de moda entre quienes posan de buenos aficionados ser anti-Roca Rey”.
 
Sin embargo, él, callado. Igual que desde niño, (torero de nación), va con su verdad, sin disfraces ni posturas, arrimándose y echando pa´lante. Con el bueno y con el malo, de largo y en corto, de rodillas y de pie, al derecho y al revés. Abriendo puertas grandes por doquier. Cautivando afición imberbe (ídolo de mi nieto y de otros nietos) “Los Alfa”, como les dicen, y vendiendo a montones entradas y suscripciones de TV.  Recapitalizando el negocio.
 
Está bien. Como ayer, todo no es eso, pero eso podría ser todo en las condiciones actuales. ¿Además, no era lo que imploraban?

lunes, 4 de marzo de 2024

PREGÓN DEL POSMODERNISMO - VIÑETA 530

 
VIÑETA 530
 
Pregón del posmodernismo
Jorge Arturo Díaz Reyes 4 III 2024 
Ponce en Las Ventas 2017. Foto: Las Ventas
Ha pasado Enrique Ponce por la Asociación el Toro de Madrid. Y, saludos, presentaciones y despedidas aparte, ha hablado una hora y cuarenta y ocho minutos. He visto varias veces el video total (publicado en youtube), y releído la reseña de Antonio Lorca en su columna “El toro por los cuernos” del diario El País.
 
He sido minucioso en la revisión porque considero el encuentro trascendental. La figura paradigmática de la época (1990 – 2024) pontificando largamente, sin casi réplica, frente a la élite actual de la afición mundial. Y no dudo que más allá de la debida y plausible cortesía, tanto el torero como su auditorio, actuaron con absoluta sinceridad. Es evidente que uno y otro creían en lo que decían y aplaudían. Nadie mentía.
 
Respaldado por sus invocadas “5.000” lidias y “cansado de tópicos” Ponce sostuvo olímpicamente: Que el seleccionado toro de hoy es el más bravo de la historia porque aguanta sesenta muletazos. Que ahora se torea mejor y más bonito que nunca. Que su preferido encaste Domecq, llamado de las figuras “porque da garantías”, le ha inferido todas sus cornadas. Pero que está bien que las figuras hagan la “gesta” de lidiar de vez en cuando encastes minoritarios. Que toreando al hilo del pitón se arriesga más que cruzándose al pitón contrario. Y que todo esto es así porque todo evoluciona: el toro, la bravura, la casta… el conocimiento, la técnica, la cirugía, el público… “si no, no se podría torear como se torea hoy. Hacerle a los toros lo que les hacen, ni pegarse los arrimones que se pegan”.
 
Apenas dos preguntas respetuosas, pero firmes, de una voz femenina no identificada pusieron el dedo en la llaga. La primera: “Si él era el creador de una escuela en la que la técnica prima sobre otros conceptos del toreo y que resta emoción al espectáculo actual”. Y las segunda, “si considera con Ortega y Gasset, que cuando en el toreo la estética desborda la ética se pierde la validez”. Ambas fueron pasadas graciosamente fuera de cacho.
 
Al final me viene la frase de Paco Camino cuando le contaron que Ponce continuaría toreando tras treinta años de alternativa: “Donde se para Enrique puede seguir toreando hasta los cien”, dijo.
 
Y de mi lado, una sola glosa para el estupendo artículo de Antonio Lorca; el título: “Ponce hace una encendida defensa del toreo moderno…”. No, no, perdón, la encendida defensa no fue del toreo “moderno”, fue del toreo posmoderno (1). Del toreo de la era virtual, pregonado allí por su innegable gran maestro y refrendado por los guardianes de las sagradas escrituras (los del 7).

(1)       
Viñeta 529; “Agonía de la modernidad”. Disculpas por la inevitable auto cita.