jueves, 20 de noviembre de 2014

MARÍA DEL ROSARIO CAYETANA - VIÑETA 73



María del Rosario Cayetana


Por Jorge Arturo Díaz Reyes 20 de noviembre del 2014


Murió la siempre joven Cayetana, duquesa de Alba. Había nacido noble, histórica, rica y servida. Eso no lo eligió, como tampoco eligen su cuna los pobres, siervos, anónimos que son la mayoría.


Lo que sí eligió fue su vida, existencialista, libre, sensorial que la sacó de su palacio, y la llevó por diferentes mundos en todos los cuales deja hoy un hueco, una ausencia, una tristeza. “Yo no me meto con la vida de nadie que nadie se meta con la mía” reclamó cuando quisieron oponerle razones a su decisión de novia octogenaria.

Esa personalidad que desbordaba su rango, “catorce veces grande de España”, la hizo popular, querida, y claro, perseguida por los medios que la multiplicaban. Su permanente y desafiante travesura, por auténtica, graciosa y hasta burlona, seducía. Su estilo no daba oportunidad al patetismo. Mujer a plenitud, insoslayable.  

Uno de los mundos que deja más apagados es el artístico. Amaba la música, la danza, el teatro, la pintura, el cine y en particular el toreo. Frecuentó las plazas, los aficionados, los toreros, fue suegra de uno y lo siguió queriendo después de la ruptura.

Una más en las corridas, parecía parte de su esencia pues aunque su apellido Fitz-James Stuart, que también la unía a la realeza británica, supusiese un matiz “guiri” María del Rosario Cayetana (de Madrid) era tan española como la Fiesta.

Los aficionados hemos perdido con su partida, mucho, y en momentos difíciles. La extrañamos y supongo que la recordaremos en silencio donde quiera que se den corridas.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

ARTISTA DE LA PUTA GANA - VIÑETA 72

Artista de la puta gana

Por Jorge Arturo Díaz Reyes 12 de noviembre del 2014


La contra convocatoria del jerarca municipal no tiene discusión. De los cuatro puntos cardinales, hizo llegar como a un muro de lamentaciones, intelectuales, artistas, políticos, novilleros, toreros, figuras pasadas y vigentes, ganaderos, profesionales, aficionados, simpatizantes, libertarios de vocación (y de oportunidad), huelguistas, empresarios, antipetristas diversos... Todos congregados frente a la clausurada plaza de Santa María en Bogotá. Mientras otra manifestación similar y simultánea clamaba en Madrid. Todos por él. Todos contra él.

Las admoniciones filosóficas, éticas, estéticas, ecológicas, económicas. Las invocaciones de libertad, derecho, justicia, democracia, legalidad. Los reclamos de respeto a la tradición, la cultura, la diversidad, las minorías, el disenso… entonadas por los oradores rebotaron contra las puertas prohibidas como han rebotado antes, una y otra vez, contra su omnímoda e inapelable arrogancia de inquisidor.

¿Podrá este clamor transatlántico de hoy, como el de los judíos ante las murallas de Jericó, derribar el muro pétreo? Quisiera creerlo pero no puedo. Porque para su moralismo dogmático, son herejías, perversiones, pecados mortales de lesa animalidad que no tienen perdón, que no admiten discusión.

Ni los argumentos, ni la huelga, ni la Ley (916 de 2004), ni el fallo conminatorio de la Corte Constitucional que le ordena la devolución de la plaza, han hecho mella en esa soberbia ciega y sorda de alcalde-rey, de voluntarista obseso, de adicto a las ideas a la fuerza, de artista de la puta gana.