Viñeta 390
Abordé la tarea, guiado por mi memoria, el
archivo de crónicas personales y el libro oficial de la plaza de toros. Me
salieron 22. Muchas quizá para los rigurosos, pocas tal vez para los alegres. Pero
había que responder a la solicitud y usar el espacio televisivo asignado.
No vi antes de la emisión los videos aportados
por la colección de mi querido amigo Héctor Caldas. Pues buscando realismo, cada
tarde los narramos y comentamos cual si fuese la primera vez que lo hicimos en
directo. La cosa resultó agradecida por algunos aficionados que las revivieron
y por muchos que no las conocían sino de oídas.
Sin embargo, con pena encontré incongruencias mías
de valoración entre lo recordado y lo que me mostraba la pantalla. En todas. Tres,
por ejemplo, ejecutadas en una misma importante corrida; la muy celebrada y
premiada, última del siglo XX en el mundo (31 de diciembre de 1999). Toros
españoles de Torrestrella, para los juveniles: Juli, Bautista
y Perlaza.
Cuando aquí a las seis de la tarde se lidiaba el
quinto, y aún estábamos en el segundo milenio de la era cristiana, Europa ya
estaba en el tercero. Fue de apoteosis; la ocasión, la plaza repleta y
delirante, mucho brindis arriba y abajo, pirotecnia, diez orejas, todos los arrastres
aplaudidos, el sexto “Aguita” indultado, la terna y los empresarios a
hombros por la Puerta Señor de los Cristales. Fue así, verdad, pero ahora
frente a la pantalla. no era tanto así. ¿Qué pasó?
Recuerdo que un mes después, en la Santamaría de
Bogotá, Antonio Caballero me comentó con su habitual sorna…
—Creo que se te fue la mano en esa crónica
—Pero si tu no estabas allá —me defendí automáticamente.
Pasados veinte años, con esa conversación presente
y hablando al aire, pensé que ambos tuvimos razón aquella vez. Las imágenes no mentían,
pero la intensidad emocional y el juicio de valor derivado no eran los mismos
de entonces. Es que no podían serlo. Igual que no lo es cuando, digamos, guardadas
proporciones, tratamos de juzgar a Joselito y Belmonte, con
las películas que les sobrevivieron. Es así. La corrida fuera de contexto;
plaza, masa y circunstancia se desnaturaliza como hecho estético
Lo explicó hace tiempo en Sevilla el caviloso
Curro Romero a don Antonio Burgos mientras escribían juntos la biografía, Curro
la Esencia: “Cuando se ve un video de una faena o de una corrida por
televisión, el alma de lo que se está haciendo ha muerto ahí… Porque el aroma
del toreo no se puede televisar.”
Cómo desmentir al Faraón... El lenguaje estético
del toreo es intraducible al del cine y la televisión. Quizá por eso mismo nunca
se ha hecho y nunca se haga “la gran película de toros”.
Pero por otro desgraciado lado, ¿qué alternativa
diferente a esa virtualidad nos deja hoy la pandemia?
Curro tiene razón, pero…
Jorge Arturo Díaz
Reyes, Cali enero 26 de 2021
Estatua de Curro Romero en Sevilla. Foto: Anual. Wikipedia.
Dada la cancelación de la Feria de Cali 2020, a Diego
Galvis director del grupo taurino “Maestros del ruedo” se le ocurrió montar, en
los mismos días y horas tradicionales, una feria virtual del recuerdo que
incluyera las faenas completas más relevantes de las últimas tres décadas en
Cañaveralejo y me pidió una lista.—Creo que se te fue la mano en esa crónica
—Pero si tu no estabas allá —me defendí automáticamente.
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