Toros en pantalla
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 7 de junio del
2014
Recuerdo mis tiempos de niño. Las noticias, las crónicas,
las imágenes (fijas), de las corridas españolas nos llegaban semanas y hasta
meses después. Con las revistas. Sólo las excepcionales, reducían a días el
plazo para salir en los periódicos.
Ahora, ver los toros por televisión, internet o video, es
una maravilla, que trae a todo un mundo nuevo, el viejo mundo de los toros.
Expandiendo su ámbito. Quienes no puedan o no quieran asistir a las corridas,
pueden mirarlas dónde sea. Guardarlas, repetirlas, fragmentarlas, editarlas,
estudiarlas, disecarlas, y opinar como les plazca.
Un progreso. Con todo cuanto eso significa, bueno y malo.
Porque la transmisión, agranda virtudes y defectos. Pero también
descontextualiza y despersonaliza la corrida, sacándola de su ámbito real a la
fría pantalla.
El toreo es arte vivo, fugaz, presencial. Un acto
estético-emocional único, integral con su tiempo y espacio. Irrepetible. A uno
que dogmatizaba; Yo, viendo la faena, serenamente, desde mi casa, no hubiese
dado la oreja, Antonio Carrasco le contestó de inmediato ¡Es que las orejas se
cortan en la plaza!
Cuidado. Al aficionado de televisor le puede pasar lo
mismo que al del sexo virtual. Obtener sensaciones equívocas de una experiencia
incompleta.
Crónica de la corrida de hoy en la sección América
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