jueves, 5 de junio de 2014

GLORIA Y EFRÉN - VIÑETA 28




Gloria y Efrén

Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 5 de junio del 2014 - 21:25

Ahí, exactamente, dondo comienza la sombra en el tendido cuatro al salir el paseíllo, se sientan. Son abonados. Delantera de grada. El mejor puesto en Las Ventas, para ver digo, no para ser vistos.

Entran temprano, apenas abren las puertas. Deben tomar ascensor. En el metro, una pesado bahul ajeno se deslizó y le rompió a Efrén los ligamentos de la rodilla izquierda. El mismo día que lo de Falcao en Francia.

Viejos aficionados, han pagado religiosamente cada una de sus entradas. En total, una fortuna. No la reivindican protestando ni aplaudiendo. Viven las corridas con íntima devoción. Allá los demás.

Jubilados, habitan plácidos, lejos de sus montañas paisas, por la Dehesa de la Villa. Ella es contadora y amante del arte, todo, en todo, a lo andaluz, y considera el del toreo algo así como lo que hacía Rafael de Paula en sus momentos inspirados. Nada menos. Nada más.

Él, profesor universitario, investigador y autor de libros. Escribe uno con tema tremendamente útil y aburrido; Historia de la administración pública. Parco, escéptico, parece asumir el arte de torear, ideal, utópico, inexistente.

Una olvidada tarde triunfal, eufórico le pregunté saliendo de la plaza, ¿Te gustó la corrida? Sorprendido contestó alzando las cejas ¿Cuál corrida?
Lea la crónica de la corrida en www.burladero.com/america



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