Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 25 de junio del 2014
Hace cuatrocientos años esta "crónica", ya remedaba modos y
valores del toreo: generosidad, valentía, honor, lealtad y verdad, rayanos en
la insensatez.
(Brindis). Estas
señoras zagalas contrahechas son las más hermosas y corteses doncellas del
mundo, exceptuando a Dulcinea. Estoy aquí para defenderlas.(Cite). Embrazando escudo y lanza, sobre Rocinante se puso en mitad del real camino. Todos se taparon. Sólo él se quedó quieto.
(Emoción). --!Apártate que te harán pedazos esos toros! --Le gritaron.
(Aguante) --!Para mí no hay toros que valgan, aunque sean los más bravos que cría Jarama en sus riberas! --Respondió.
(Cogida). Los toros, que a encerrar llevaban a donde otro día habían de correrse, pasaron sobre él, Sancho, Rocinante y el rucio, echándoles a rodar.
(Pundonor). Levantándose, tropezando aquí, cayendo allí, corrió tras ellos, diciendo a voces —¡Deteneos y esperad, canalla malandrina...
Como toda la gesta del Quijote (y del toreo). Parodia nostálgica de lo caballeresco. Risa triste por una ética utópica o perdida. ¿Quién está loco? ¿El que la practica, o los que la rechazan?
Miramos el mundo, y no podemos dejar de amar al viejo estrafalario, ni de apesadumbrarnos por su derrota final a manos de la vil "cordura". Sarcasmo cruel de lo cierto y lo incierto, lo sublime y lo ruin.
Excelente esta relación entre los toros y El Quijote... Hay cosas que jamás pierden vigencia
ResponderEliminarMagistral !
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