A relance de la feria
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 11 de junio del 2014
El remanso
al que cae la temporada desde San Isidro a Hogueras de Alicante, permite
reflexión. Los 31 festejos consecutivos en Madrid, son un examen válido al
estado actual de la Fiesta. En partes y conjunto.
Las concurrencias, aúnque moderadamente
descendentes, continúan siendo impresionantes para la longitud del ciclo, que
remató con un alarde; dos llenos totales.
El toro, con menos kilos,
pero más meses, pitones, estabilidad, y movilidad. Manteniendo la plausible variedad de talantes.
La tradición. Firme: A torero
modesto, toro grande, billete chico. Y viceversa. También la excepción honrosa.
Uno de los cinco, refrendando triunfo con adolfos. Perera.
La verdad. Que lo diga la sangre derramada, no de incipientes, de toreros curtidos. Y los gestos: Fandiño, Abellán, Fortes...
La exigencia. Incierta y
paradójica. Desde la idolatría servil, hasta la rigurosa crueldad. Pasando por
la independencia de los medios, al ovacionar adolfos, victorino y miuras.
La Fiesta,
tras el mes largo isidril en las Ventas, parece haber dado respuesta cajonera a
los profetas del desastre que andan enterrándola en vida: Los muertos que vos
matáis gozan de cabal salud. Habrá crisis. Pero bueno, la crisis es su estado
natural. Siempre lo ha sido.
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