De Platón a Curro Puya
(Toreo, fisiología y filosofía)
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 22 de junio del 2014
El futuro no existe (no ha sucedido). El presente
tampoco, cuando lo percibimos (nanosegundos después), ya no es. Para la mente
solo hay pasado, sensaciones tardías, recuerdos, vestigios.
La memoria guarda. La razón interpreta. La imaginación
transforma. El tiempo, convención arbitraria, clasifica el archivo, que nunca
fue futuro ni presente. La vida es sueño (Calderón) de otro sueño (Borges).
El pensamiento igual. Es intemporal y ubicuo. Libre,
antes o después, allá o acá. Secuencial o simultáneo,
Los sentidos captan y envían vibraciones (energía).
Después, el cerebro crea representaciones; imágenes, sonidos, texturas, olores,
sabores. Lo hace según su circunstancia, sus condicionamientos.
Nuestro mundo, virtual (Platón), relativo (Einstein), es
la traducción de lo que necesitamos, deseamos, fantaseamos, intuimos. Para
ello hemos acordado categorías, medidas, valores, sistemas.
Herramientas para explicárnoslo. Para huir del miedo a lo
desconocido, a lo ignorado. Para saber, o quizás para creer que sabemos. Magia,
religión, técnica, filosofía, ciencia, arte...
Lo bello, lo sabio, lo justo, lo cierto, lo mejor, lo
peor... ¿Son verdades absolutas? ¿Son realidades?
Que la verónica de "Curro Puya" detenía el
tiempo. Que los naturales de Camino eran infinitos. Que no hay gloria más
gloriosa que la de un torero. ¿Son solo metáforas? ¿Exageraciones? ¿Barbarismos?
Cada quién pensará lo suyo.
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