Cali, tambores de guerra
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 21 de julio de 2014
La rendición
del adversario, la expropiación de sus bienes, la desaparición de su
organización, la muerte de su líder, son una manera de acabar la guerra. Pero sin
conciliación y acuerdo, no de hallar la paz. El odio no da treguas.
La liquidación
de la Fundación Plaza de toros de Cali (gestora por décadas de la temporada),
el fin de su inveterado contrató de arrendamiento, la entrega total de propiedades y dineros a
su cargo, la muerte de Eduardo Estela (su general), el cierre de su ganadería, marcaron
el fin de una larga, estúpida y
devastadora confrontación con un sector (al final mayoritario) de la
propietaria Sociedad Plaza de Toros de Cali.
La
exclusión directiva de los vencidos. El desahucio de la Escuela Taurina. El
abandono de las novilladas prefería. La minimización del número de corridas. El
veto a las emblemáticas fechas del 31 de diciembre y 1o de enero (Cali abría y
cerraba el año torero en el mundo). El marginamiento de ganaderías regionales.
La no disminución de precios. El alejamiento de los abonados. La promesa de
venta de una porción enorme de los terrenos de la plaza. Todo esto proclamado
como el advenimiento de la nueva era, (muchos lo creen, para los que no,
simplemente se le echa la culpa al muerto), no han sido suficientes. El rencor
late, y ya no sólo la paz sino la supervivencia peligran.
La escasez
de cupos ganaderos locales (tres), la proximidad de un mega millonario pago, el
apetito burocrático, la vanidad... vuelven a elevar el volumen del discurso y
afilar el vocabulario. Se invocan méritos de combate, se desentierran hachas,
se llama a filas.
¿Y el toro
qué? ¿Y la fiesta qué? ¿Y la afición qué? ¿Terciar? ¿Tomar partido? ¿Cuál?
Ninguno, digo
yo. Ninguno. El aficionado nada tiene que ganar en esta mezquina riña de
vecinos, agrandada, que las proclamas parecen querer reiniciar y convertir en
holocausto suicida, en un !mueran Sansón y todos los filisteos! Lo que supongo realmente nos interesa a “las auténticas víctimas de la fiesta” es el toro. La realización de la temporada. Carteles dignos. Precios justos. Las novilladas. La Escuela Taurina. La unidad territorial y patrimonial de la Plaza. Su categoría, rigor, equidad, seriedad. La cría regional del bravo. La credibilidad en la empresa y que nos devuelvan la confianza.
La ira, la
venganza, el agravio, el desangre, dejémoselo a los kamikaze. Que se hagan el
harakiri, si quieren. Qué carajo nos importa, ya hicieron suficiente daño.
UHHHH....COMO ESTA EL PATIO.....!!!
ResponderEliminarCUANTO DAÑO HACEN LOS LLAMADOS TAURINOS A LA MISMA FIESTA,,,Y LUEGO SE QUEJAN....
PERO NO NECESITAMOS VERDES ANTI-TAURINOS ,,PARA ACABAR CON LA TAUROMAQUIA CON LOS TAURINOS ,,NOS BASTA Y NOS SOBRA.....
LASTIMA POR MI CALI, Y MI PLAZA....
LOS ARTISTAS NO ENTRAMOS EN GUERRA ...!!
DIEGO RAMOS R.
Una pena después de dar más de 14 corridas, temporada de luces, ir a los toros el último día del año, en el año nuevo. Que poderío tienen los antitaurinos o mejor los taurinos que hacen la empresa para acabar semejante gallinita de los huevos de oro. Siento nostalgia tristeza interior y rabia con los mal llamados "dirigentes" de la fiesta brava. Todo por pensar en intereses y odios particulares y no el el bien general de la vapuleada afición caleña. Nos mamamos de esto, basta ya !!!
ResponderEliminarY término mi comentario: Zapatero a tus zapatos, ingenieros constructores al concreto y el ladrillo. Que miope es el actual "taurino" que gerencia la Sociedad Anomima
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