martes, 26 de agosto de 2014

VIÑETA 62 - LO QUE DIGA FERNANDO


“Lo que diga Fernando va a misa”
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 26 de agosto del 2014

Miguel Ángel Perera en Cali el 30 de diciembre de 2013. Foto: Camilo Díaz
A Miguel Ángel Perera le acaban de reconocer triunfador de las corridas generales de Bilbao 2014. Un mes atrás había recibido galardón similar (mejor faena) del San Fermín en Pamplona, y dos meses antes todos los de la feria de San Isidro en Madrid. Tres plazas que tienen un común, el toro.

Y entre ellas, las puertas grandes de Cáceres, Nimes, Plasencia, León, Badajoz, Teruel, Santander, Gijón… En todas dominó el extremeño. Uno de los cinco renegados de Sevilla. El único que ha contestado en el ruedo, como tiene que ser, las duras críticas que dieron origen al conflicto.

Premios aparte ¿Cuáles han sido esas respuestas? Solo presencié las cuatro faenas de Madrid. Por tanto me baso en ellas para opinar, y en particular, sobre la que más me ha conmovido este año; la de “Revoltoso” 590 kilos, de Adolfo Martín. Un toro auténtico, que salió con todo, a imponer, pero encontró la voluntad, el aguante, y el mando de una muleta que, al natural, terminó dueña de su tremebundo pitón izquierdo frente al tendido diez, antes del estocadón.

Toro y plaza de compromiso, con tauromaquia de planta firme, poder, quietud, verdad y gusto. Esas han sido las réplicas a Canorea, que él, sin hablar, ha dado por todos. No será un torero perfecto, eso no existe (dicen que Dios). Pero es el torero más convincente hoy del escalafón. Una figura que triunfa con adolfos en Las Ventas y se refrenda en Pamplona y en Bilbao. ¿No es lo que se pide?

Creo que su vocación de quietud, su decisión y sobre todo su valor, han encontrado bajo la conducción de Fernando Cepeda, un artista al que nunca le sobró arrojo, esa emocionada expresión. Ya en Cali, el 30 de diciembre pasado, con “Calentao”, animalito insignificante pero nobilísimo de González, había dado un adelanto de estética pura. Siento un algo del ginense en esa cualificación cierta y gustosa de Perera, que me hace recordar una  frase suya muy a comienzos de la relación: “Lo que diga Fernando va a misa”.


    






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