domingo, 17 de agosto de 2014

SALVEMOS A CALI - VIÑETA 60


¡Salvemos a Cali!
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 17 de agosto del 2014



Cali el 28 de diciembre pasado. la afición que dicen muerta.  Foto Camilo Díaz http://torovista.blogspot.com/2013/12/blog-post_28.html
En “Karens”, el rizzotto no es de fantasía pero con Merlot y buena conversación baja bien. Además, el aire acondicionado y la privacidad de la segunda planta, desde donde a través de la vidriera se ve humear el pavimento, confortan y liberan.

Pese a que su propietario es ganadero de bravo, sitio nada taurino. La mesa sí, dos matadores retirados y dos viejos aficionados. Como es de costumbre, historias, mitologías, recuerdos y citas. Mas esta vez el azar del presente y la incertidumbre del futuro reaparecen con frecuencia sintomática. La fiesta en Cali peligra. Muy gravemente. Tanto como en Bogotá, o peor, y ¡Malhaya! aquí no tenemos a Petro para echarle la culpa, debemos asumirla.

Entre las evocaciones de “Lobito” y las imitaciones de Camino, la charla recala una y otra vez en la disminución crítica del número de festejos, la renuncia a las fechas emblemáticas, la marginación de las ganaderías regionales, el abandono de la escuela taurina, los apremios de la empresa, su obsesión por la venta de la mitad de los terrenos de la plaza, los costos de la temporada, su pobre socialización, la insuficiente comercialización, la falta de apoyo gubernamental...

Así, entre gusto y desazón se va la tarde. Despidiéndonos, Alfredo saca un cartel de la multitudinaria becerrada del Club Campestre, hace unos meses, diciendo --la afición está viva. “Joselito” preocupado agrega -- si no pueden rescatarla que se vayan. “El Cali” anuncia que matará un toro en los cuarenta años de su alternativa.

Y yo, me voy para mi casa con la imagen de los tendidos llenos en diciembre y cavilando que la prioridad es dar las corridas (rentables), pues de ahí pende todo. Que el compromiso de las figuras es indispensable, a precios y condiciones racionales pues lo deben como una obligación vital en tiempos cruciales. Y que salvar a Cali, plaza estratégica, exige mucho más que ir al parque a tomarse fotos capote en mano con los niños.

  

 

 

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