martes, 12 de agosto de 2014

VIÑETA 58 - HERMENÉUTICA DEL NATURAL



Hermenéutica del natural
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 12 de agosto del 2014
Mirando una fotografía de Rafael de Paula. En jurisdicción de cacho. Vaciado de la suerte. Actitud serena. Cuerpo  frontal, recto, entregado al embroque. Zapatillas apuntadas a la dirección del viaje. Muleta en la izquierda, baja, tras la cadera. Brazo suelto. Espada  en la derecha, pasiva. Cornamenta centrada en el trapo, conducida, circundando. Es el toreo puro. Ético y estético.
El cumplimiento fiel del contrato de honor con el toro, que reza: Eres grande y fuerte, tienes dos armas. Soy pequeño y débil, tengo un trapo. Pero eres bruto y yo inteligente. A cambio te doy las ventajas. No usaré mi arma.
Atacas, no me quitó, no me descompongo, te aguanto, te consiento, te mando, si no tú vences. Natural, porque así es, ahí está todo, el respeto, la igualdad, la lealtad, la esencia. Cada elemento en su sitio y función.
En el arte del toreo, como en pocas artes, la belleza es producto de la verdad. La estética que traiciona, finge, maquilla los alivios, podrá engañar incluso deslumbrar, pero es pantomima. El pase natural lo transparenta.
De Paula no era el más aguerrido de los toreros, pero quizá sí de los más valientes. Nunca quiso taparse, cuando no pudo ser sublime, las más de las veces, prefirió el ridículo a la impostura. Enfrentar al público y a sí mismo antes que mentir. Al fin y al cabo, el auténtico arte de torear es precioso, como los diamantes, por escaso.   



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