viernes, 16 de mayo de 2014

LA CASA DEL GRAN MUERTO - VIÑETA 9

 
La casa del gran muerto

Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 16 de mayo del 2014 - 21:25

Esta mañana fui a la casa número 12 de la calle Arrieta, donde se veló el cadáver de “Joselito”, al otro día de su muerte en Talavera. Un tren especial le había traído, pues pasó la noche del fatídico 16 de mayo de 1920 en la humilde enfermería de la plaza.

Era su casa en Madrid. De ella salió hacia la muerte y a ella volvió muerto en medio de una multitud enorme.

Pocos años antes, cuando el joven “Clarito”, cronista revelación, fue llevado allí por el mozo de espadas de José, quién quería conocerlo, exclamó admirado

-Pero esto es un palacio.

Y el mozo respondió –Donde más quería usted que viviera el rey de los toreros.

El drama trágico había comenzado aquí en Madrid, el 15, a la salida de la mala corrida de San Isidro, compartida con Belmonte. Bajo la bronca, una almohadilla le rozó la cara.  “Ya no nos quieren” le susurró tristón a su rival histórico. No se volvieron a ver.

Hoy, como todos los 16, tras el paseíllo, se guardó reverente silencio. Como siempre, un sentimiento de admiración, pero quizá también de culpa, flotó en la gradería.

 

jueves, 15 de mayo de 2014

El CABALLO DE DON BALDOMERO - VIÑETA 8


El Caballo de Don Baldomero

Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 15de mayo del 2014 - 21:25

Dicen que Rafel Guerra, el mandón a finales del siglo XIX, cuya relación con Madrid fue tormentosa, cuando le preguntaron: Maestro ¿Qué le  gusta más de Madrid? Contesto de inmediato !Los huevos del caballo del Espartero!

No se refería por supuesto a la cabalgadura de su malogrado rival Manuel García. Sino a la estatua ecuestre del general Baldomero Espartero, soldado glorioso de España, que junto al parque del Retiro, sobre la calle Alcalá, mira hacia la Puerta del Sol y da la grupa exhibiendo sus abultados testículos en dirección a donde quedaba la vieja Plaza de toros de La Fuente del Berro (actual Palacio de los Deportes).

Eso era lo que "Guerrita" veía cuando terminada la corrida iba en su carruaje ya camino del hotel, aliviado de haber sobrevivido a otra tarde en ese ruedo que le trató con tanto rigor. En Madrí que atoree San Isidro.

Esa historia me la contó hace años caminando por allí, Quinito II matador colombiano, quien llegó a principios de los 50 "para ser figura", y no pudo serlo. Fue algo más grande, el mejor amigo del mundo. Q.E.P.D.



miércoles, 14 de mayo de 2014

AVES MIGRATORIAS - VIÑETA 7


Aves migratorias
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 14 de mayo del 2014 - 21:25

Hay muchas especies de aficionados; de siempre, de ocasión, selectivos, de un torero, de una ganadería, de una feria, de una plaza, del taurineo, virtuales, de libro, de periódico, de internet… pero entre todas, quizá la más conspicua es la especie migratoria. La de los que no soportan el invierno de los días sin toros en sus regiones nativas y terminada la temporada, dejan todo para volar tras él sol de la fiesta.

Algunos forman grupos organizados, pero la mayoría viajan solos y se agregan a la bandada por coincidencia de ruta. Se conocen, y terminan siendo conocidos donde anidan de paso. No son turistas. La frecuencia y duración de sus peregrinajes, los hace discretos y prácticos. Ligeros de equipaje, pagan pero evitan costos no indispensables: localidades vistosas, hoteles de lujo, pasajes de primera. Olfatean la buena comida y el precio justo. Aficionados a las corridas, no a las “buenas”, van a  todas.

Un prototipo es Rafael Giraldo. Colombiano, caleño, setentón, moreno, corpulento, empresario retirado. Por San Isidro para siempre, con su sombrero “vueltiao”, su almohadilla y su binóculos, en Las Ventas, fila tres, grada ocho.

Crónica de la corrida de hoy en la sección América

 

martes, 13 de mayo de 2014

UNA TERTULIA, UNOS RECUERDOS - VIÑETA 6

 
 
Una tertulia, unos recuerdos
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 13 de mayo del 2014 - 21:25
 
Antonio Carrasco y María Mateos me han invitado a la tertulia radial de Onda Cero previa a la corrida. Dirigiendo Paco León, con el ganadero José Escolar, el expresidente de Las Ventas, Manuel Muñoz Infante, el matador Javier Vásquez, la Marquesa de Anzo y el periodista mexicano Pepe Mata, analizamos lo que va de feria. No voy a relatar el programa, que ya salió al aire.
Pero del reencuentro con el matador Vásquez, me conmovieron dos evocaciones. Una trágica, la lluviosa tarde del primero de enero de 1997, en Cali, mi ciudad, cuando el quinto toro de Rocha "Oropel" mató a su picador Carlos Borraes, tirándole el caballo encima, reventándolo. "Yo tuve que matar ese toro" recuerda Javier, con el gesto sombrío del mal recuerdo.
 
El otro fue una memoria de sus tiempos de novillero acogido en la finca de los octogenarios ganaderos Daniel y Pedro Flores Albarrán. No habia luz eléctrica, dice Javier. Vivían como lobos y en una ética férrea. Cuando unos válidos insinuaron a Pedro "acomodar" una novillada para una futura figura contestó: Por favor váyanse antes que los oiga mi hermano y se forme aquí un problema grave. Qué tiempos aquellos.

¿TÚ ESTÁS LOCO? - VIÑETA 5



¿Tú estás loco?
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 12 de mayo del 2014 - 21:25
Aterrizo en Barajas el viernes, tres horas antes de la corrida. Trasnochado, con el reloj biológico al revés, pienso en mi trabajo suspendido, y en que tengo el tiempo justo para llegar al hotel, instalarme, asearme, ir a la plaza, buscar mi acreditación y no perder el paseíllo.
Frente a las casillas de inmigración, mas resignado que paciente hago la fila "No ciudadanos de la Comunidad Europea",  entre  una multitud abigarrada, cosmopolita, multirracial, a la espera del veredicto de los oficiales que revisan pasaportes e interrogan motivos de viaje.
Han sido 8.350 kilómetros de vuelo y 19 horas desde que salí de casa. Lentamente, de uno en uno, llego por fin. Cara a cara. Cristal por medio. Mirada escrutadora. Estudio sospechoso del documento, la visa, y la pregunta de siempre.
¿A qué viene usted?
A los toros, contesto
El hombre sorprendido grita ¿Tú estás loco? No voy yo que vivo aquí, ¿y tú te vienes desde tan lejos?
Me quedo sin saber si reír o explicar, mientras él meneando la cabeza incrédulo, sella de un golpe rudo y se deshace del absurdo con un ¡El siguiente!
 


LA BANDA DEL MAESTRO PACO - - VIÑETA 4

 
La banda del maestro Paco
Por Jorge Arturo Diaz Reyes, 11 de mayo del 2014 - 21:25
 
Yo, en Las Ventas, me siento junto a la banda. Un privilegio. Vivo la corrida con el maestro Francisco García López y sus 21 músicos. Hasta el año pasado eran 18. Dos clarinetes un saxo tenor y una trompeta la han reforzado. Que bueno. Cómo suena.
No fue fácil aumentarla. Cuentan que al anterior director, el maestro Gallego Castuera, cuando insistía en la necesidad del incremento, le contestó un empresario: “Mire Lorenzo, yo los coloco a ustedes porque el reglamento dice que el espectáculo debe ser amenizado por una banda de músicos, sino ponía un gramófono y vendía esos 18 puestos”.
Paco lo ha logrado. Bien por él, y aunque aquí se desterró la música de las faenas hace 75 años, por la histórica pelotera de “La Victoria” entre marcialistas y orteguistas. El paseíllo, los intermedios y hasta las devoluciones de toros son ocasiones bienvenidas para el amplio y emotivo repertorio, hecho para el toreo, pero acallado paradójicamente cuando se torea. Entonces, los pasodobles me retumban en el pecho y evocan momentos épicos. La corrida es un rito musical, siempre lo ha sido.
   


EL TORO FEO - VIÑETA 3


 

El toro feo
Por Jorge Arturo Diaz Reyes 10 de mayo del 2014 - 21:25

Salió y deambulo errático, ignorando capotes. Lo picaron en la puerta, cual manso. Feo, negro, zancón, huesudo, leñoso, cariavacado, asimétrico. Tenía seis año (menos un mes) y quien sabe cuantos recuerdos. Ninguno por haber merecido sorteo. Salió porque devolvieron el tercero. “Inclusero" se llamaba, herrado por el Vellosino.

Esperó a “Pirri” y a Pascual que arpones en mano se le metieron en la cuna y se hicieron aplaudir.  A esas alturas nadie daba un centavo por él. Seis doblones, uno de costado y una derecha le llevaron a los medios y le impusieron gobierno.

Fueron cinco tandas cortas apenas. Las justas. Cuatro por diestra y una por siniestra, pero toreadas de verdad. Trapo y pata delanteros, en su terreno, sin dejarle más opción que obedecer, desenterrando de sus genes el perdido fondo de clase.

Luego se quedó, pidió la estocada, que fue cimera y le dio a Juan del Alamo una de sus orejas. Irrefutable, la primera de la feria. Tal fue la lidia, que embelleció al feo, lo hizo ver mejor de lo que fue y hasta lo aplaudieron en el arrastre