Por Jorge Arturo Díaz Reyes 14 de abril 2015
Último paseíllo, Centro de Espectáculos Macarena, febrero 14 de 2015 |
El 14 de febrero, en medio de clamor,
pancartas y ruegos de continuidad, el presidente de la empresa
"Cormacarena", Santiago Tobón, renunció, aduciendo la negativa de los
propietarios, Corporación (Hospital) San Vicente de Paúl “Corpaúl”, a seguir
prestando su escenario multiusos para la fiesta brava.
De inmediato estos respondieron que no había
tal. Que seguían disponibles también para el toro, pero que ni la recién
acéfala empresa por 21 años arrendataria ni otra lo habían solicitado.
Mientras tanto, los aficionados paisas
desesperan sin ver futuro. Buscar chivos expiatorios es tan fácil y ladino como
echar cortinas de humo con el argumento cómplice de que no hay culpable, que
todos lo somos.
Cormacarena durante la mayor parte de su
tiempo fue próspera y exitosa. Mantuvo
la fiesta frente al asedio antitaurino, feroz a todo nivel, declarado y
encubierto. Resistió hasta dónde pudo. Hay que reconocerlo. No sucumbió por
cobardía. Pero quizá sí por equivocación. Al final escogió mal el terreno y dio
ventajas a los enemigos, que ahora celebran.
Escoger el terreno propicio es premisa para
todo general victorioso. Dicen que Napoleón, lo equivocó en Waterloo, barrizal
que atascó su artillería. Santiago también lo hizo en Medellín. Tenía una auténtica
plaza de toros, la cual a medio camino fue convertida por sus aliados
esnobistas en un búnker sombrío, poco torero donde atascó la afición y terminó
siendo derrotado.
Cierto, no fue la única razón, otras hubo,
pero el desastre comenzó a fraguarse allí, en el 2004, con esa
transexualización en un "Centro de espectáculos", que ahora da 60 diversos
al año, de los cuales sólo siete taurinos; los únicos a pérdida. !Claro! Ya no
es una plaza de toros.
En Cali, quienes aplaudieron tal cirugía
piden imitarla, más radical. Que la plaza también sea techada y multiusos, que
para ello altere su título de patrimonio cultural, venda sus terrenos y en
ellos "levanten un bello centro comercial".
El extravío de identidad cunde por Colombia. La Macarena convertida en otra cosa, la Santa María secuestrada en riesgo de metamorfosis, y Cañaveralejo en capilla. No podríamos culpar a quién sientiéndose ajeno en su sexo de pronto quiera transformarlo. Pero sí a quien intente operarnos a todos.