RELEVANTE IRRELEVANCIA - VIÑETA 535
VIÑETA 535
Relevante irrelevancia
Jorge Arturo Díaz
Reyes 6 V 2024 Oscar Puente
ministro español de transporte. Fotograma: Europa Press Youtube Ante las muchas reacciones a la supresión del Premio
Nacional de Tauromaquia por el ministro de cultura español, Ernest Urtasun, su
colega el ministro de transportes Oscar Puente ha entrado en lisa mediática:
“Me parece, que el premio era irrelevante. Retirarlo
es irrelevante. Las reacciones son irrelevantes porque la fiesta de los toros
va camino de la irrelevancia. Lo quiera quien suprime los premios, quien los
pone, quien los quita. Es el curso de los tiempos y lo demás es ruido.”
Se puede estar o no de acuerdo con su concepto de
irrelevancia y con el valor que le atribuye como argumento para prohibir lo que
a él no le parece “relevante”. Incluso con su predicción sibilina de que el
milenario rito de los toros va camino de la irrelevancia. Sí, está bien.
Libertad de opinión. Es lo que le “parece” a él.
Pero lo no irrelevante, de ninguna manera, más
tratándose de un vocero de gobierno, es la declaración de principios implícita
en tal alegato: Prohibir lo que “me parece” y despreciar como “ruido” la
opinión de quienes no les “parece”. Antidemocrática desde todo punto de vista, y
que da la razón a la Fundación Toro de Lidia, cuando aduce: que su defendido compañero
de gabinete actuó como un “extremista sectario”.
E ignorante además, de que el “irrelevante” premio
anual lo concedía no él sino España, en reconocimiento a la innegable
relevancia identitaria y cultural universal que la fiesta de los toros ha
tenido desde siempre. Ahí están, la historia, la literatura y el arte todo
atestiguándolo.
No hay peor ataque a cualquier causa que una torpe
defensa, podrían pensar muchos de sus copartidarios (no pocos taurinos) al ver
a sus locuaces ministros dar munición a sus opositores en los escarceos de
poder, cuando sin mirar en el ojo propio, estos les acusan de autoritarios y
abusivos…, por decir lo menos.
Es que al sustentar su prohibición el ministro de
cultura no solo habló (inconsultamente) por todos los españoles, incluidos sus
conmilitones antitaurinos, los perseguidos taurinos, y los que no son ni lo uno
ni lo otro, quienes le pagan y a quienes tiene la obligación de acatar y
respetar, en vez de prejuzgar e insultar:
«Creo que es un sentir mayoritario de una parte
española que cada vez entiende menos que se practique la tortura animal en
nuestro país. Y lo que entienden aún menos es que esas formas de tortura animal
sean premiadas con medallas asociadas a premios dinerarios y que salen de los
presupuestos públicos».
Pues no, señores administradores actuales de la
cultura y los transportes hispanos. Ni tortura ni irrelevancia, culto, cultura,
solo cultura, y el valor en dinero del premio eliminado es apenas una irrelevante
parte del mucho que aporta el toro al conjunto del patrimonio público español.
Imagino qué habrían podido contestar, si viviesen, los anónimos pintores de las
cuevas de Altamira, Goya, Ortega y Gasset, Picasso, Chaves Nogales, Benlliure,
Belmonte, Cossío, Alberti, Federico García Lorca…
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