Viñeta 372
En
siglos anteriores fue más difícil sustraerse a él. Primero, debido a la lejanía
de todos con los acontecimientos, estos no podían ser desmentidos sino por los pocos
testigos presenciales o los protagonistas. Segundo, porque oponerse a la “verdad”
general siempre ha sido problemático.
En
esta época, cuando todos estamos ahí viendo a través del Internet; “en directo”,
desde múltiples ángulos, encuadres, aproximaciones, velocidades y repeticiones,
cada quien puede construir y difundir su propio relato. Parecería que ya la
cosa es otra cosa.
Pero
no, nuestra misma subjetividad, preferencias, deseos nos engañan. Además, la
edición y la interesada narración simultánea, que nunca faltan, son capaces de
volvernos el día noche. Somos influenciables. Mucho. Que lo digan el cine, la
publicidad y las transmisiones de futbol.
¿Cuántas
veces frente a la pantalla (TV o PC), la voz “autorizada” o el texto nos hacen ver
que lo que no vemos, y lo creemos, y le damos “like” y lo reenviamos? Que
cada cual se ponga la mano en el pecho y se conteste.
Entonces,
volviendo al ruedo actual ¿cuál será la historia? ¿Quién puede asegurar que los
que ahora están luchando a brazo partido por mantener el culto vivo luego no quedarán
como villanos? ¿Que los que se inhiben no serán sus acusadores? ¿Que los que cargan
la suerte no serán ignorados? ¿Qué los que reniegan no serán aclamados? Hoy es
pronto para saberlo, mañana será tarde para esclarecerlo.
Entonces,
aunque aún viendo lo que pasa cueste discernir con certeza méritos y deméritos de
cada uno; aficionado, ganadero, torero, empresario, crítico, periodista,
político, autoridad…, vale intentarlo personalmente, recordarlo y no dejar
nuestra juicio y gratitud a otros o a las tardías e inciertas verdades del tiempo. Es
cosa de honor e higiene de conciencia.
¿Para verdades el tiempo?
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali septiembre 15 de 2020
Fragmento cartel novilladas andaluzas 2020. www,burladero.tv |
La
historia no es como es sino como la cuentan. No sé cómo contarán los
historiadores taurinos este año de la peste. Lo que sí sé, porque siempre ha sido
así, es que independientemente de los hechos, los indicios, las pruebas, los testimonios,
los matices, las contradicciones, al final se impondrá un relato único, el
sentir colectivo.