viernes, 14 de abril de 2017

PARADIGMAS - VIÑETA 193

Viñeta 193
Paradigmas
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 4 de abril 2017


La historia del toreo es casi que una sucesión de biógrafas. El método de los historiadores ha sido ir siempre nombre tras nombre, hacia el profundo pasado y sus incógnitas.

Alguno como Cossío, tal vez el más connotado, quiso contenerlos a todos, trabajando en una época para la cual el computador no eran siquiera ciencia ficción. Admirable. O mejor, increíble su empeño en develar a través de las vicisitudes y hazañas de los toreros, las de toda la fiesta. Sus relaciones con la sociedad de cada período, su significado, su evolución, su toro, su público, sus transformaciones y sus por qué.

Todos, cuál más cual menos importantes para él. Trató de no ignorar ninguno. Quizá pensando cómo John Donne: “Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo”. Sí, pero los hubo, como los hay, más trascendentes que otros. La longitud del texto asignado lo indica. Y su sentimiento, como en el relato del “Espartero”, que dicen asignó al genial y por entonces necesitado poeta Miguel Hernández.

Del conjunto, destacan bastantes vidas memorables por diversos méritos. Virtudes personales: Arte, originalidad, genio, poderío, valor, donaire. Aportes a la tauromaquia: Escuela, invenciones, normas, libros, suertes, ornamentos, liturgia. Impacto social: Predicamento, arrobo, idolatría, éxito de taquillas, cosmopolitismo, política, leyenda. El martirologio es lista distinguidísima.

Pero en esa multitud de los que se pusieron por delante, los creadores de nuevos paradigmas, los auténticamente revolucionarios, los que cambiaron radicalmente la fiesta, muy pocos. No toreros de época, digo los que transformaron el sistema de creencias y valores, y se convirtieron en paradigmas para el futuro. Pocos. Muy pocos.

Sin ánimo de polemizar y ateniéndome a las escrituras. Pedro Romero, que aunó las experiencias del siglo de las luces fundando la corrida moderna y vertiéndola en el siglo XIX, a través de sus alumnos: “Desperdicios”, “Paquiro” y “Cúchares”, y Juan Belmonte, que inspirado en “El Sacristán” hizo lo propio cien años después alumbrando la tauromaquia presente. Quién sigue.     

martes, 11 de abril de 2017

EL TORO DEL GUERNICA - VIÑETA 194

Viñeta 194
El toro del Guernica
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 11 de abril 2017

Picasso 1937. Foto: http://www.ilustracionesgratis.com
Encampanado. Vuelto sobre sí mismo. Al claroscuro de la explosión y su propia sombra. Flanqueando la mujer que aúlla con el cadáver del hijo entre las manos. Casi pisando la cabeza y el brazo del descuartizado. El toro, a la derecha del caballo, domina el extremo del terrible mural desde hace ochenta años.

¿Por qué está allí? ¿Qué simboliza? ¿Qué quiso decir Picasso? El toro es un toro, el caballo es un caballo, son símbolos que quien contemple el cuadro deberá interpretar como los entienda, pero eso no es asunto mío, soy solo un pintor, sugirió en 1947.

Sí. La contemplación de una pintura es un hecho estético, un acto íntimo, personal. Cada cual puede relatar el suyo, incluso pretender imponerlo, pero si un cuadro necesitara explicación dejaría de ser un cuadro, alegó alguien. Gauguin, creo.

Sin embargo se puede opinar. Todos lo hacen y ahora con la proximidad del cumpleaños más. Yo también. Por qué no. Vi reproducciones desde niño. Estuve por primera vez frente a él en el Casón del Buen Retiro, antes de su traslado al Reina Sofía y luego directa e indirectamente muchas veces.

Conmovido siempre por ese todo, esa unidad abrumadora, y abismado por el toro (soy aficionado), pensando en su presencia recurrente por la obra del genio malagueño. Sintiendo que tenía que estar ahí. Solo él íntegro, invulnerable, altivo, desafiante. Prometiendo fecundidad, renacimiento en medio de la muerte.

Para mí, el Guernica sin él no hubiese sido. El caballo está malherido, el hombre, las mujeres y el paisaje destrozados. Solo el toro prevalece. ¿Podía ser distinto? Es Picasso, España, su historia, la tragedia, la hecatombe y la fuerza renovadora de la vida.

El pintor amaba las corridas y eso afectó su creación. Consciente o inconscientemente, como suceden las influencias en los artistas. En él es evidente. Hasta cartelista fue. Y seguramente coincidía con Ortega en que no se pude concebir a España sin el toro.

sábado, 8 de abril de 2017

EL CIVILIZADOR - VIÑETA 121

Viñeta 121

El civilizador
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 29 de septiembre del 2015



¡Hosanna! ¡Hosanna! Aterrizó en Bogotá Leonardito Anselmi. El gran civilizador, juez de conciencias, vocero de animales, liberador argentino de Cataluña, y lo hizo, no en pelota y con el cuerpo pintarrajeado como es hábito entre sus fieles, sino ataviado con el manto de su infinita superioridad intelectual, cultural, moral y étnica. Benditos de nosotros pobres bárbaros.

Vino, con gastos pagos por supuesto, y viáticos y honorarios, imagino, como corresponde a un apóstol profesional de tan alta cotización.

¿El motivo de la egregia visita? Concelebrar con su primado Petro el bautizo de la consulta antitaurina. Consagrarla. ¡Malhaya! Consejo de Estado sapo que la pilló ilegal, abortó la fiesta y los dejó con los crespos hechos.

Pero no importa, ya estando aquí, entrados en gastos, pues a predicar, a pontificar, a desasnar indios, a redimirlos de sus estúpidas costumbres. Y como no podía ser menos, en El Tiempo, el periódico de mayor tirada y a toda página.

Traigo el mensaje –dijo con autoridad papal –Los toros no quieren ser torturados... Las corridas son un muerto en vida, sostenidas por el tubo de la corrupción... Hay un gran abanico de argumentos contra ellas –Pero, qué pesar, no quiso dar ninguno en su larga pastoral. Quizás compadecido con el poco entendimiento de la grey, se limitó a repetir las mismas imprecaciones que vociferan y garabatean sus energúmenos correligionarios en la calle.

En eso sí, se despachó con todo ¡Qué talento! Anacrónicos, medievales, torturadores, violentos, generadores de violencia, sin ilustración, contrarios al progreso moral, machistas, horrorosos, corruptores de niños y el peor de todos, para él que se proclama “amante de la democracia directa”, ¡minoritarios!.. Solo ocho de 226 países --Imaginen, y pensar que su “querido” catalán por ejemplo no se habla en ninguno, solo en una región ¿Y...?

--Colombia es un país que está luchando por evolucionar, con ejemplos como el de Bogotá –concedió (devolución de atenciones al espléndido anfitrión, claro) --En el Ecuador ganamos porque la gente no ve bien matar animales <<en público>>… Los antitaurinos decimos la verdad, el taurinismo está repleto de falacias –concluye y desafía --Estamos preparadísimos para ampliar el debate.

¿Cuál debate Leonardín? ¿El boquisucio intercambio de injurias? ¿El de la mentira y la verdad prejuzgadas? ¿El del inquisidor con los herejes? O el racional de los temas que convenientemente soslayas como:

Significado ritual de la corrida, su origen, su ética, su estética. Multiculturalidad. Lo inexorable de la muerte. Qué es la biología. Por qué toda especie para vivir mata. El derecho a existir como minoría social. Libertad de cultos y elección. Democracia real. Tu raro aserto “progreso moral”. Por qué asesinar oculto y con indefensión del animal es justo y matarlo en público, ceremonialmente, con reverencia y oportunidad de defensa no. ¿Son los países no taurinos menos violentos que los taurinos? ¿La violencia antitaurina verbal (como la tuya) y física (como la de tus conmilitones) es lícita? Por qué despreciar a España. Probar que al país de la monarquía ilustrada, en cuya época se estructuró la corrida moderna, no le llegó la ilustración como aseguras. El extinguir una especie para satisfacer una fobia... y otros más… es que no alcanza el papel.

En fin, para qué ofreces lo qué no puedes dar. Para qué te metes en camisa de once varas. Mejor sigue por ahí, pa´rriba y pa´bajo con tu modus vivendi, "civilizando" a quienes traguen tu monserga hipócrita, odiosa y vacía. Pero vete rápido por favor.

VERGÜENZA TORERA - VIÑETA 81


Vergüenza torera
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 3 de febrero del 2015 Publicada por www.burladero.tv

“Un día de cólera” es otra versión de la desigual batalla librada el 2 de mayo de 1808 en las calles de Madrid.

Libro que arroja sus lectores en medio de los combates, el fragor, el olor, el color, el dolor, el horror, la cobardía, el valor, la vileza, la ferocidad, la razón y la sinrazón de la guerra. Sin excusa ni consideración. Sin moralismo ni partido. Sin metáfora ni adjetivo.

No es novela, no es ficción, ha insistido el autor. La narración, construida mediante investigación histórica y consulta de documentación "ingente", relaciona con rigor notarial sitios, nombres, horas, circunstancias, preguntando y contestando en sus 400 páginas el por qué.

El por qué mujeres, hombres, niños, ancianos, desorganizada y espontáneamente, atacaron a pecho descubierto, en  desventaja enorme, al ejército invasor e invicto de Napoleón, al mejor del mundo, mientras el propio, acuartelado, toleraba la hecatombe.

En la página 114, angustiada, Josefa Bayeu, esposa del pintor Goya, riñe al joven aprendiz León Ortega por querer lanzarse a la refriega, y le suplica.

--Tienes Madre, León.
–Y vergüenza torera, doña Josefa –contesta él saliendo navaja en mano a desjarretar caballería mameluca en la Puerta del Sol (155).

Esa misma respuesta, que trasciende al grito común: ¡Viva España Viva el Rey! Es la que salta una y otra vez de las acciónes, los diálogos y las descripciones. No recuerdo que Galdós u otro la hubiese mencionado antes.

Cronista de guerra, escritor copioso, algo hemingweyano, Arturo Pérez Reverte la reitera, recién impresa su obra, (diario El País de Madrid, el 1o de diciembre de 2007): "Primero es cólera pura; luego, cuando las cosas comienzan a ir mal, siguen peleando por vergüenza, vergüenza torera..."

Ni él ni sus personajes hallaron en el idioma una mejor mejor expresión para señalar lo que convirtió aquel arrebató colectivo en gesta.

Pero no es la única referencia taurina...  Un comandante quiere "tomar el toro por los cuernos"  y ordena la carga. Tomás Guervo herido “parece caballo de picador después que lo empitona el toro” (201). Ramona García, junto al cañón, fanfarronea pidiendo plumeros de gabachos (franceses) para hacerse un abanico e “ir el domingo a los toros” (244).

Pascual Iglesias se derrumba “como... un jarameño apuntillado” (263). Eusebio Alonso agonizando por un bayonetazo en la ingle dice: “Ésta es la del torero… La femoral… acuda usted mejor a quien pueda tener remedio...” (344).

Y "El banderillero Gabriel López", prisionero, a punto de ser fusilado en Príncipe Pío (cuadro de Goya), hace un último desplante "¿Tus oficiales? Esos, bien calientitos en sus cuarteles esperando que escampe" (375).

Sí, "vergüenza torera" no es la única invocación al toreo en esa epopeya, pero es crucial. Explica todo. El honor.



martes, 28 de marzo de 2017

PASÓ EL DOMINGO - VIÑETA 192

Viñeta 192
Pasó el domingo
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 28 de marzo 2017

Casi al tiempo, de no ser por la relatividad horaria, en las dos plazas pontificias de América y Europa los toros cobraron sangre.

Tanto en Las Ventas, que con mucha expectación y poca feligresía inauguraba empresa y temporada, como en la inmensa México, que casi sola, daba un paso más hacia el final de la suya. Duras cogidas, cornadas de diversa ubicación y escalofriante profundidad, palizas politraumáticas, desmayo, susto e incertidumbre por la vida de los jóvenes hierofantes Pablo Aguado y Gerardo Adame.

No es la primera ni será la última vez. Esto es así, esto ha sido así, y así será mientras exista. Es de lamentar claro, pero también de celebrar, y no solo porque se salvaron sino porque sucedió. Sí, porque sucedió, no callo mi opinión. Quizá debiera, más porque soy cirujano, pero no porque también soy creyente de un culto que si no es veraz no es.

El riesgo real es la razón y la esencia del rito. Es el que avala esta ceremonia de conciliación con la naturaleza. Es el aquí estamos ¡Oh toro! Inermes frente a ti, ofreciéndonos a tu mayor poder, de igual a igual, sin la ventaja de nuestra tecnología destructiva. Aquí, apostando la vida para redimir la vergüenza de nuestra mancilladora especie. Aquí, expiando en sincero mea culpa, nuestros progresistas abusos.

Las heridas, las lesiones permanentes y las muertes en el ruedo nos duelen. Penamos con ellas y así purgamos las culpas de todos. Incluso las más de quienes abominando el sacrificio, claman por su abolición y la del toro para seguir orondos hacia el aniquilamiento de las otras especies.

El fuenteymbro de Madrid y el garfias de México lucharon a muerte, como les mandaba su instinto, con dos valientes que oficiaban la comunión ancestral. Dos murieron con honor y dos sobrevivieron maltrechos. La corrida sigue siendo en verdad acto de suprema contrición. Este cruento domingo lo refrendó una vez más. Me alegro.         

¿PANDE EL CÚNICO? - VIÑETA 191

Viñeta 191
¿Pande el cúnico?
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 21 de marzo 2017

El Ché Guevara, buen narrador, contó en sus Memorias el primer combate tras desembarcar del Granma. Los guerrilleros fueron emboscados por el ejército batistiano dentro de un cañaveral. De los 80 solo sobrevivieron 12 huyendo cada cual por su lado.

Una de las cosas que más impactó al hasta ese momento médico de la expedición, fueron las actitudes absurdas de algunos compañeros, en medio de la balacera descomunal y estruendosa. Dice, uno muy gordo soltó el fusil e intentó escudarse tras una delgada caña pidiendo silencio con un dedo sobre los labios. Claro, esa pantomima desquiciada no lo salvó.

El miedo incontrolado, mueve a comportamientos paradójicos individuales y a enloquecimientos masivos. Ejemplo, las hecatómbicas estampidas humanas, desatadas por una leve alarma.

El miedo es humano sí, pero dejarse dominar por él es animal. Se igualan uno y otro cuando el instinto desborda la razón. Quizá ese igualamiento sea el nirvana de los animalistas, pero no el de los humanistas, para quienes lo racional en circunstancias apremiantes ha sido aguantar, templar y gobernarse, como enseña el toreo. Que tampoco está exento.

Lo grita la espantada de algunos taurinos por el fundamentalismo anti, que podría generalizarse a carrera mortal hacia el abismo. Observando inventos, no dejo de recordar el relato del Ché. Ceder. Transformar la corrida en show holliwoodense. Teatralizar, frivolizar. Bailar al son que toquen. Echar los toros del ruedo al matadero y vengan lucecitas, cartón y salsa de tomate...

Patético. Descomponerse así sería morir, dejar de ser. La trascendencia milenaria del culto taurino se debe a su autenticidad, a su dura verdad como expresión ritual-estética de fatalidades biológicas y paradojas existenciales. Tirar la espada y ocultarse tras una caña de utilería es un tragicómico final. El peor.

Años ha, el actor mexicano Gómez Bolaños hacía que su antihéroe “Chapulín”, acobardado en situaciones peligrosas confundiera los significados: “Que no panda el cúnico”, pedía y todos reíamos. Ahora, dan ganas de llorar.

martes, 14 de marzo de 2017

NUESTRO DIEN BIEN PHU - VIÑETA 190

Viñeta 190
Nuestro Dien Bien Phu
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 14 de marzo 2017


Colombia es hoy el frente rojo. Sufre la mayor ofensiva antitaurina de la historia. En una escala y ferocidad sin precedentes; campaña satanizadora de políticos, injurias y agresiones callejeras, amagos de linchamientos, azonadas, asaltos leguleyos a destajo y hasta una bomba mortal en la Santamaria antes de la última corrida. Todas las formas del odio descargadas a golpe.

Para rematar, desde lo alto el ministro de gobierno Fernando Cristo (asistente gratuito e ingrato a corridas), lanza como un Enola Gay su proyecto de ley aniquiladora.

Asediados, ganaderos, empresarios, toreros, aficionados, prensa taurina, sostienen la posición. Resistiendo con terca civilidad. Asistiendo a las plazas, aguantando sin contratacar pero sin ceder tampoco. Quizá guardando la última bala para no caer vivos en manos de los bárbaros.

Yo, uno más en la trinchera, leo bajo fuego los carteles de la lejana temporada europea presentados con pompa: Valdemorillo, Vistalegre, Olivenza, Castellón, Alés, Illescas, Valencia, Sevilla, Madrid. Noventa y seis (96) festejos, por ahora. En ellos, toreros y novilleros de todos los países taurinos: España, Francia, Portugal, México, Venezuela, Perú… Qué bien...  ¡Oigan! increíble, ni un colombiano, ni uno solo, nada.

¿Es que no hay lidiadores acá? Luis Bolívar, Ramsés, Guerrita, Juan de Castilla, Guillermo Valencia, por ejemplo, triunfaron en las pasadas ferias de Cali, Manizales, Cartagena, Medellín y Bogotá, incluso alternando con figuras europeas y con la res mayor. Empresarios y apoderados de allá lo presenciaron. ¿Y…?

¿Está olvidada Colombia taurina en la línea de choque? ¿Se le abandonó a su suerte? ¿A quién le importa? El encarnizamiento de los enemigos es terrible, pero la deserción de los amigos más.

Pienso que si no los mueve la solidaridad, debería moverlos el egoísmo. Este país le pone mucha plata al toreo y su caída representaría no solo la pérdida de un baluarte de negocio sino una amenaza para todos. ¿O se repetirá eso de “Qué se queden con las Filipinas, que nosotros tenemos a Lagartijo”?