miércoles, 15 de noviembre de 2017

EL TIEMPO ES TORO - VIÑETA 227

Viñeta 227

El tiempo es toro
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 14 de noviembre 2017

Cañaveralejo. Foto: Camilo Díaz
Tres horas tres minutos, y tres horas cuarenta, duraron cada una de las dos últimas corridas de pre feria en Cali. Demasiado, aun considerando que fueron de siete toros y además la segunda, precedida por un bello desfile pro libertad.

Es que hay límites fisiológicos. Tras dos horas de la tensión sostenida que impone una corrida (buena o mala) en el espectador, aparece fatiga, irritabilidad, atención dispersa y dolor glúteo.

La sabia tradición lo ha ritualizado. El preámbulo breve del paseíllo, seis lidias lógicas con sus intermedios cortos, precisos, la despedida de las cuadrillas y pare de contar. Salvo, accidentes, eventualidades climáticas, indultos o devolución de toros, poco, muy poco más de 120 minutos.

¿Por qué se alargan inmisericordemente? Por dos razones. La desmesura en las faenas y la congelación de sus intervalos. La primera, una perversión al concepto belmontista del último tercio en el cual el muleteo ha pasado a llamarse por sí solo “la faena”. De ser sobria preparación litúrgica del sacrificio, se ha hipertrofiado a coreografía protagónica que determina su valor y recompensa, en desmedro de las otras dos terceras partes. Incluso de la suerte suprema, que cada vez cuenta menos.

“Pasan y más repasan los toros hasta extenuarlos para luego abalanzarse sobre ellos y estoquearlos” Advertían los ortodoxos dieciochescos cuando “Costillares” entronizó el volapié. Tenían razón. El animal sagrado debe llegar con fuerzas al último encuentro. Es cuestión de honor.

La otra causa de morosidad es usar el momento ceremonial, funerario del arrastre para manipular. Demorar el tiro descaradamente para dar tiempo a los orejeros de acorralar al presidente. Pero también para mercadear, sacar publicidad, cortar las vueltas al ruedo colgándole propagandas oportunistas al triunfador, y para colmo, el exhibicionismo de los areneros en algunas plazas que quieren convertir su virtuosismo con el rastrillo en otro arte de insufrible lentitud.

Todo eso va contra la fiesta, mejor por aguarla. El tiempo de la corrida debe ser el justo tiempo del toro. No más. 

!PERDÓNALOS JUAN...! - VIÑETA 226

Viñeta 226

¡Perdónalos Juan...!
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 7 de noviembre 2017

Belmonte. Foto: www.galeón.com
Se han reunido en Sevilla, un torero, un cineasta, un editor, dos novelistas. Todos, famosos profesionales de la imagen, y han descubierto “unánimemente”, qué si no es por Chaves Nogales, la que tenemos de Belmonte no existiría.

El eco mediático de tal ocurrencia fue proporcional a la vitola de sus autores. Las cosas valen más por quien las dice que por sí mismas. De pronto Perico de los Palotes, despotrica eso y le cuesta un coscorrón. 

Tan duro como el que me ha pegado semejante blasfemia. Pues a mis diez años, ante una estantería de la vieja Buchholz en Bogotá, comencé a leer furtivamente, días tras día, “Juan Belmonte matador de toros”, e inicié con ese libro un vínculo que terminó siendo entrañable, vitalicio y uno de los culpables de mi afición a la historia torera y también de mi afecto por el relator y el escritor. Aquí lo tengo.

Lo atesoro, aunque no hasta el fanatismo deportivo de clasificarlo “el mejor libro que se ha escrito sobre toros”. Es uno de los que más me conmueve, sí. Por la concurrencia de los dos grandes talentos en esa tenaz autobiografía. Tan temprana, como si los otros veintisiete años vividos hasta matarse sobraran. Dictada en primera persona, para un amanuense invisible. De manera tan íntima y presencial, tan desnuda y desgarrada. Como infidencias al fondo de cualquier tasca. Mérito también del redactor, claro, que no deja ver la obra negra.

Impresa en 1935 cuando Belmonte, ahíto de gloria y de hacer correr mares y mares de tinta, se retiraba del toreo. No la necesitaba para marcar el resto del tiempo universal, el posbelmontismo. Ahí están los testimonios, Corrochano, Clarito, Corinto y Oro, Hemingway… los innumerables textos… el Cossío… La estatua en el altozano de Triana… la tauromaquia de hoy que lo reedita faena tras faena…

Juan, quienes ahora te llaman criatura de Chaves Nogales, no saben lo que dicen. ¡Perdónalos!

viernes, 3 de noviembre de 2017

VOLVER A BOGOTÁ - VIÑETA 225

Viñeta 225

Volver a Bogotá
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 31 de octubre 2017

Barrera de la Santamaría, 19 de febrero de 2017. Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes www.cronicatro.com archivo
Después de todo lo que pasó hace apenas ocho meses. Después de todo lo que ha pasado en los últimos seis años. No hay duda que la adjudicación de la plaza de Santamaría para la realización de la temporada 2018 es una buena noticia.

Porque dice muchas cosas. Que el terrorismo no manda. Que la Constitución sigue vigente. Que a la Corte Constitucional se le acata. Que se reconoce la legitimidad y la legalidad (que no son lo mismo) de la tauromaquia. Que se respetan el libre albedrío y el derecho al trabajo de todos. Que se confía en la Corporación Taurina de Bogotá, la cual siempre ha reivindicado lo anterior.

Eso y más ha dicho sin decirlo y sin quererlo esta pugnaz alcaldía (en trance de revocatoria), al firmar a través de su organismo adscrito, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte IDRD.

Volverán los toros a su plaza máxima (que no más grande ya) en el país. Volverán los aficionados. Volverá la fiesta más culta que llamaba García Lorca. Pero se abre la pregunta del millón. ¿Volverá también contra ellos la barbarie de la última vez?

¿El contrato adjudicatario incluye la garantía por la mayor autoridad de la ciudad a la integridad, honra, y bienes de los concurrentes y libre desarrollo de las corridas? ¿Compra eso el exigido 14% del ingreso bruto de la temporada?

¿Habrá llamados a la tolerancia? ¿O reiterará el señor alcalde sus promesas, de ser el primero en encabezar protestas antitaurinas y lo que de ellas pueda derivar?

Los oprobios contra la dignidad y la vida humana, que llegaron al colmo la mañana del 19 de febrero, a la hora del sorteo, en la esquina de la plaza, calle 27 con carrera quinta, claman justicia, reparación y no repetición.

Cinco corridas de toros y tres novilladas. Los fieles peregrinaremos nuevamente, cívicamente, pacíficamente a nuestro rito, esperando que cada quien cumpla con su deber.

martes, 24 de octubre de 2017

DESPUÉS DE NAIDE... - VIÑETA 224

Viñeta 224

Después de naide…
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 24 de octubre 2017

Después de mi naide y después de naide Fuentes” decía el soberbio “Guerrita”.  Y Fuentes, quien, según Cossío, pasó a la historia por tres atributos; torería, elegancia y apatía, sin pares, de vez en cuando espabilaba poniéndose por delante de naides, de “Guerrita” y del que fuese.

Ahí están los números. Hace 117 años, amaneciendo el siglo XX, el sevillano encabezó la estadística de corridas con 60 toreadas allá. En una época sin autopistas, vans, aviones, AVE, celulares, internet… que facilitaran desplazamientos y comunicaciones.

Cuatro corridas más que las lidiadas este 2017 por Juan José Padilla, líder del escalafón actual, disponiendo de todo eso y más para la contratación inmediata, el viaje veloz y confortable entre plaza y plaza, y cuando, además, España posee 46 millones de habitantes contra los 18 de otrora.

Los tiempos han cambiado, sí, aunque últimamente no a más en este aspecto. Menos aun si recordamos las 109 corridas que toreó Belmonte en 1919, cifra que durante cuarenta y seis años nadie pudo ni quiso superar. Como el mexicano Carlos Arruza quien llegó a las 108 en 1945 (tiempos de penuria)  y pudiendo igualar se contuvo por puro respeto.

Pero llegaría el irreverente “Cordobés” y en el 65 subiría el “record” a 111, y luego en el 70, él mismo a 121. Para no hablar de las 161, más del triple de las de ahora, que se echó “Jesulín” por 1995. O las aun impresionantes 111 del “Fandi” en el 2008.

No invoco estas cuentas como pretexto para tirar la genial conclusión de que hay un bajón reciente, deducir que algo debe estar pasando, ni predicar una cruzada. Ya muchos más importantes que yo lo han hecho doctamente.


Pienso mejor en los más de 200 matadores escalafonados, que no los hubo nunca, y la carencia entre todos ellos de un “después de mi naide” que pudiera o quisiera emular, por lo menos al apático Fuentes.

lunes, 23 de octubre de 2017

Y AHORA...AMÉRICA - VIÑETA 223

Viñeta 223

Y ahora… América
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 17 de octubre 2017

Bogotá. Plaza de Santamaría. Enero 22 de 2017, horas antes de la corrida  reapertura. Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes
En Zaragoza y Jaén, la Virgen del Pilar y San Lucas han cerrado sacramente la temporada europea. Se acerca el invierno y el toreo cruza el mar hacia Lima, Bogotá (si el terrorismo lo permite), México DF y ciudades intermedias. Lugares que le son caros porque han sido suyos desde hace cinco siglos.

Pero también pasará por otros parajes que jamás gastan titulares de prensa ni lirismos de crónica, como Thornton, Chima, Lerdo, Malco, Dzibikak… donde también se vive, se goza y se muere ante los toros... El Pana, Renato Motta, Alejandro Celis…

Esta parte del mundo taurino, es propia y particular. Sí, pero no inferior. La sangre vale igual, y harta que ha puesto. Como también pasión, dinero y creación. Con todo eso y más ha nutrido el rito. Hasta el oro y la plata de los ornamentos han salido de aquí.

El toro y el hombre, acá y allá, son de las mismas especies. Los cánones del arte son los mismos. Los reglamentos a imagen y semejanza. La corrida en todas partes habla un solo lenguaje. El del honor. ¿Por qué habrían de tener valores diferentes, la edad, el peso, la integridad, la bravura, la lealtad, los honorarios?

¿No acabamos de lamentar con tristeza común la muerte de un anciano sabio? ¿No prometimos juntos honrar su memoria? ¿No rezamos en voz alta sus letanías, como para que todos nos oyeran (y vieran)?

El toro no debe ser tonto ni fácil. Tiene que ser serio y bravo, infundir emoción y respeto, porque sin ellos la corrida no vale”. Dichos y hechos de una vida tenaz, construida sobre los pétreos fundamentos del culto milenario.

En el reciente duelo compartido, ganaderos, empresarios, toreros, aficionados y críticos comulgamos con esa doctrina. ¿Cierto?

Entonces, “hacer la América” no puede ser poner el choto en el ruedo y el oro y el moro en la bolsa. Eso es abjurar y “destruir la América”. 

domingo, 15 de octubre de 2017

HOMENAJE A CATALUÑA - VIÑETA 222

Viñeta 222

Homenaje a Cataluña
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 10 de octubre 2017

Estela originaria de la ciudad de Barcelona 230 D.C. Foto de:  https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10409958
Primero el idioma, luego los toros, ahora las personas y mañana todo. Excluir, excluir, excluir es la consigna de algunos políticos catalanes en modo poder. Ávidos de un estado solo para sí, a su amaño, a su albedrío.

Desmembrar a España, contra el querer de muchos, quizá la mayoría de sus paisanos, atropellando la constitución y sin consultar el derecho ni la opinión de los demás españoles.

Cómo ignorar la enorme manifestación unitaria que los rechazó el domingo en Barcelona. Cómo aceptar el arrogante desprecio. Cómo no reír ante su torpe macartización de que estaba “liderada por la extrema derecha”.

El británico George Orwell, izquierdista, crítico de palabra y hecho a todo totalitarismo, militó hace ochenta años voluntario en la guerra civil por esas tierras, y sangró sobre ellas. En su duro testimonio autobiográfico, “Homenaje a Cataluña” cuenta cómo fue combatido más ferozmente por los totalitarios de su propio bando que por los del contrario.

Los de aquel tiempo, también justificaban sus fratricidas persecuciones acusándose mutuamente de obedecer a la otra extrema. Entonces, igual podrían contestar hoy los manifestantes dominicales descalificados; que la vanidad, la rotulación y la imposición del voluntarismo sobre la razón, hacen ver las maneras del nacionalismo catalán como una concurrencia de la vieja intolerancia que rodeó el drama de Orwell.

Nazismo, estalinismo, narcisismos opuestos. Nombres idolatrados antes y execrados después, pero que siguen sirviendo a los herederos de una y otra estirpe como armas arrojadizas, como infamias que marcan y justifican cualquier agresión contra quien las recibe.

No soy español y contemplo la situación a distancia, desde el otro lado del mar. Mi opinión por tanto carece de relevancia. Pero por una cosa sí podría valer. En Colombia sabemos mucho de segregación maniquea, de invención de fronteras, pues hemos pagado el aprendizaje con lágrimas y sangre de generaciones. Acá empezamos así, aislándonos, extrañándonos y señalándonos como mejores y peores, dignos e indignos, buenos y malos... No hemos terminado.

AL FIN COLOMBIA - VIÑETA 221

Viñeta 221

Al fin Colombia
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 3 de octubre 2017

Bolivar y Ritter . Foto: www.cronicatoro.com, archivo
En artículo mortis de su temporada, Las Ventas le abrió cupo a dos matadores de toros colombianos; Luis Bolívar quien se justificó en la reciente Feria de Otoño y Sebastián Ritter, quien está por verse en la corrida postrera de la Hispanidad el doce.

Colombia, único país del orbe taurino al que la más importante plaza del mundo, y las demás de primera en Europa no le habían concedido ninguna representación torera durante su abigarrado año 2017. Salvo claro, una oportunidad (sin oportunidad) en el ciclo agosteño de novilladas para Guillermo Valencia. De resto, puerta cerrada.

Tal extrañamiento podría ser excusable para el sistema taurino, las excusas nunca faltan, si este rincón de Hispano-América, durante el mismo período no hubiese sido el baluarte más ferozmente asediado de la Fiesta en el mundo. El más obligado a ser tomado en cuenta, el más obligado a reforzar. Pues todas las fuerzas antitaurinas y todas las formas de lucha se han coaligado acá para exterminarla. Desde la terrorista hasta la parlamentaria. Por aquí es donde quieren romper la muralla.

¿Y la solidaridad internacional? No había pasado del papel y la pantalla. De clamar unidad, unidad, y sacar pecho. Pero de abrir carteles nada. Por ahí, por plazas de tercera han tenido que luchar a brazo partido tras unos pocos puestos los matadores Guerrita Chico, Juan de Castilla y José Arcila. No más.

Bueno, pero al fin, mejor tarde que nunca. Nos han dado la última carta, para el último alumno de Antonio Corbacho. Un torero hijo de torero, que tomó alternativa en ese augusto ruedo y que además de una valentía inusual ha mostrado, desde novillero, que puede torear bien. Frente a los toros (no para figuras) de Gavira y junto a dos alternantes que no le van a regalar nada, Daniel Luque y Javier Jiménez.

Sebastián tendrá que salir a por todo, por él mismo y por la Fiesta en su país donde, hay que decirlo, las empresas tampoco le han dado mucho juego. Triunfar o morir es lo que le queda. Las cosas están así.