VIÑETA 522
Auld lang syne
Jorge Arturo Díaz
Reyes 1 I 2024
Pirotecnia. Foto: Wikipedia |
Media
noche. Pirotécnia, euforia, copas, risas, lágrimas, besos, promesas, nuevo año,
ilusión y… detrás la melancolía.
Esa
inevitable sensación de intrascendencia, fatalidad y adiós que no tapa del todo
la felicidad convencional. Es tan humana, tan común, tan lugar común, que no se
puede citar sin riesgo de cursilería. Pero la imaginación halla siempre formas
nuevas de recrearla sin incurrir. Al fin y al cabo, como decía Faulkner, toda
la literatura del mundo ha girado sobre los mismos cuatro o cinco temas. Igual
que hace el toreo fundamental girando sobre las mismas cuatro o cinco suertes.
Las versiones originales de la misma triste alegría también son muchas.
Hace 56
años Peter Glenville recreó la suya en las escenas finales de la película “Los
comediantes”, filmada sobre la novela homónima de Graham Green. Con un reparto
extraordinario: Richard Burtón aun joven, Elizabeth Taylor en sus esplendorosos
treinta y cinco años, el muy británico David Niven, y el talentoso
rusodescendiente Peter Ustinov, dando cuerpo a cuatro personajes arrastrados
por los acontecimientos al infierno. El Haití de Francois Duvalier, “Papá Doc”.
Acosados a
muerte por los feroces Tontons Macoutes del dictador, llegan a la última noche del
año, en medio de una multitudinaria fiesta del Hotel Trianon, planeando la
fuga. A las doce, mientras explota la celebración confundida con su angustiosa
situación, suena la melancólica y alegre melodía escocesa y ellos escapan, sin
saberlo, hacia la derrota y la muerte.
Los
espectadores, también abandonan el teatro, abrumados
por el
sentimiento de pérdida, derrota y levedad del ser. Auld Lang sine el fondo
musical es uno de los grandes aciertos del director. Lleva la carga emocional
de la escena.
Desde que
la vi, hace más de medio siglo, no puedo llegar al rito del año nuevo sin
evocar esa pesadumbre cinematográfica. Hoy asociada al recuerdo de tantos años
de festejar la fecha en la plaza, con personas queridas que ya no están,
después de la corrida que ya no se da, y que quizá tampoco volverá, como
aquellos que quisimos, perdimos, y a los cuales tarde que temprano seguiremos.
Feliz año.
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