VIÑETA 492
De narcovacas y vacasbobas
Jorge Arturo Díaz Reyes, 13 II 2023
Cuatro
toneladas y media es mucha cocaína. Y fueron halladas, junto a 1.750 vacas
colombianas por la policía en Islas Canarias (Las Palmas) el 23 de enero, a
bordo de un barco zarpado de Cartagena de Indias. Otro escándalo.
Que desde
hace tres años el barco era sospechoso y seguido. Que quién sabe dónde lo
cargaron. Que tan raro. Que quién sería. Que esto ya es el colmo. Que qué
hacemos con las vacas. Qué si las matamos acá, o que continúen viaje y que las
maten allá, dónde iban… La típica batahola mediática, la cual como todas durará
si acaso una semana más. Es que ya se olvidan las más recientes: El “Qatargate”,
Dani Alves presunto violador, la ruptura cómico musical Shaquira-Piqué…
Y entonces,
antes de que esta última baje de rating y suba otro petardo, salta la
senadora Andrea Padilla del Partido Verde colombiano, auto concesionaria del
“derecho animal”, ponente del hasta ahora victorioso proyecto de ley que
prohibirá las corridas en el país, y se pega su respectivo pantallazo. Con una
sarta de tonterías, perogrulladas mejor. Pero qué importa como sea, prensa es
prensa.
“Estamos
oficiando a diferentes entidades, no solo del Estado colombiano, sino
internacionales; nosotros creemos que aquí tienen que entrar la DEA, la
Interpol, porque estamos hablando de un delito internacional”. Como si nadie lo
supiera y urgiese su advertencia.
¡Ah! y que
“debido al olor de la falta de higiene de los animales, es probable que los
perros (adictos) que usan para detectar droga no hubieran encontrado antes
droga”. Docta observación que seguramente revolucionará la guerra contra el narcotráfico
y redundará en beneficio del bienestar animal.
Simplezas
a decir, más importantes para ella que la cruel muerte programada para las 1.750
indefensas navegantes, y la cotidiana en los mataderos del mundo de millones de
reses cuyos derechos aduce representar y de la cual no dice ni mu.
En fin,
igual a cuando la peste de neumoenteritis o de las “vacas bobas” (a las cuales
resulta imposible no evocar leyéndola), que hace unos años diezmó el rebaño
mundial, mientras el coro angelical de sus correligionarios callaba, considerando
como siempre, que lo prioritario, lo único verdaderamente merecedor de ley, es borrar
el toro bravo de la faz de la tierra. Pobres animales, con esos amigos para qué
enemigos.
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