Viñeta 232
Alegrías
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 19 de diciembre 2017
Hay júbilos que uno quisiera compartir, pero no puede. Sucede tan a menudo en los toros. Ovaciones a suertes, tercios, faenas que te dejan fuera, sorprendido y hasta contrariado.
Jolgorios por muletazos descargados, banderillas a toro pasado, lidias incongruentes, y tú ahí, marginado, aburrido, ignorado, preguntándote —qué fue lo que vieron estos.
Pues algo parecido me pasa hoy ante la noticia de que la cámara baja del Congreso colombiano le ha vuelto la espalda con su ausentismo (falta de quórum) al proyecto de ley que busca prohibir las corridas, convertirlas en delito y a sus fieles en delincuentes.
¡Estocada, hundimiento, fracaso de la ley antitaurina! titulan los medios y celebran como indultados muchos aficionados, amigos, conocidos... Y yo aparte, carilargo, preocupado, releyendo que al mismo tiempo la vicepresidenta de la cámara promete mostrar como primer punto del orden del día para 2018, de nuevo el rastro malhadado del ex ministro Cristo.
—No importa —me anima mi mujer —El primer trimestre del próximo año, los parlamentarios estarán hasta el cuello con problemas cruciales del país, las elecciones del presidente de la república y de sus propias curules, que serán en marzo. No van a dejar eso de lado para volver sobre la deposición inquisitorial de un político derrotado.
—En sana lógica tendrías razón —le digo, —¿Pero acaso ha sido esa la norma en el templo de nuestra democracia? Y así no lo hagan el próximo trimestre lo harán luego. Esto no es más que un aplazamiento. Seguimos en el pabellón de la muerte.
—No exageres, no seas pesimista, fíjate que en España el Tribunal Constitucional también congeló el embeleco ese de la corrida balear.
—Solo por seis meses, cautelarmente…
—Bueno, al menos no los aprobaron aquí ni allá.
—Está bien —digo sin convicción, solo por la paz del hogar, aun pensando que el palo no está pa’ cucharas —alista la bota y la bata de pepas que ya viene la feria.
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