Por Jorge Arturo Díaz Reyes 28 de abril 2015
¿Cuántas veces la gente, las naciones, la historia, se han despeñado tras las palabras de ídolos del foro fanáticos, criminales, locos? El impertinente Sir Francis Bacon intentó prevenir a la humanidad sobre tal aberración del pensamiento, "ídola fori", pero él era más notable que notorio y fracasó.
Por ejemplo, hace algunos años en
Colombia hubo un conocido entrenador de
fútbol que disculpaba sus derrotas con una cháchara de este corte... “Correr es
igual a quedarse parado”, “Perder es igual a ganar”. Tales disparates eran
reproducidos con adulación por los periodistas que le
ungieron como “filósofo deportivo” y lo citaban sin cesar.
Por supuesto, la buena selección en sus manos
terminó yéndose de culo, sin que sus creyentes pudieran entender por qué. Ni
falta les hacía. Cuando contra toda súplica renunció, inconsolables lo continuaron con su apóstol. ¡Peor!
Pero la verdad sea dicha, los mediáticos a
veces aciertan. O bueno, creemos que aciertan, quizá porque dicen lo que
queremos oír y caemos de nuevo al juego sin saberlo. Hace una semana, leí en El
País de Madrid esto... (y no es de Vargas Llosa)
"Amo las corridas de toros, he ido a muchas, he
leído a Hemingway... Las corridas simbolizan la oscuridad y la luz... me
entristece que en Barcelona las hayan prohibido. Es muy estúpido prohibir una
tradición que viene del alma..."
Nada original, desde luego. Cosas así las
dicen cada rato, personas importantes, menos importantes, aficionados, y hasta
cualquier chisgarabís... yo mismo. Pero esta vez me conmoví, me alegré, me
justifiqué. No por ellas; por quien las dijo. Claro.
Desde Brasil, una señora septuagenaria,
bella, ingeniosa, nacida en Yugoeslavia, creadora de un arte que va más allá
del arte, “Abuela del perfomance”
reconocida, y según especialistas una
de las figuras contemporáneas más influyentes.
Marina Abramovic, quien por cuna, cultura y oficio podría presumirse ajena del rito, quizá contraria, se ha confesado aficionada, y argumentado su significado y libertad. Leyéndola, he reincidido en el idola fori. Que me perdone Sir Francis.
Marina Abramovic, quien por cuna, cultura y oficio podría presumirse ajena del rito, quizá contraria, se ha confesado aficionada, y argumentado su significado y libertad. Leyéndola, he reincidido en el idola fori. Que me perdone Sir Francis.
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