VIÑETA 540
Llanto por El Llanto
García Lorca en
la plaza Santa Ana de Madrid. Foto, Wikipedia
"Escuela
de llanto y de risa... Donde los hombres pueden poner en evidencia morales
viejas... y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y el
sentimiento..."
Está
grabado en piedra sobre la fachada de un edificio madrileño abalconado a la
calle Alcalá, junta con Goya. Era la casa del autor, entre 1933 y 36. Años
duros, pugnaces, antesala del horror. En los bajos, hay ahora la sucursal de un
banco, y cruzando, El Corte Inglés.
Frente
a ella, un río de transeúntes y automotores fluye sin piedad. Nadie se detiene,
nadie lee. Cada uno en lo suyo. Tienen motivos. Tienen prisa. Pero valdría que
pudieran hacerlo, que quisieran hacerlo.
Allí
escribió esas frases el artista, poeta, dramaturgo, dibujante y aficionado a
los toros. Hacían parte de un discurso, al teatro, no al toreo. Pero igual,
porque describen perfecto eso que el llamó "la fiesta más culta”. La
que amó y cantó como pocos…, como nadie. Ruedo de llanto y risa... de morales
viejas... ejemplos vivos de normas eternas... corazón y sentimiento...
Allí
vivía también cuando compuso su tetralogía: “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”;
La cogida y la muerte... La sangre derramada... Cuerpo presente... Alma ausente...
Al entrañable amigo, mucho más que torero, corneado mortalmente por “Granadino”,
en la plaza de Manzanares, 200 kilómetros al sur. Hace 90 años ya, 11 de agosto
de 1934. “Eran las cinco en todos los relojes”.
De
allí también salió el autor hacia Granada, 24 meses después en busca de refugio,
sin saber que a cambio encontraría sus aleves asesinos, aquella madrugada del 18
de agosto. Y sin que nadie nunca pudiese cantarle a él una elegía digna de la
suya. Llanto y llanto desde hace casi un siglo.