lunes, 3 de marzo de 2025

OTRA ENCUESTA - VIÑETA 559

 
VIÑETA 559
 
Otra encuesta
Jorge Arturo Díaz Reyes 3 III 2025 
Activistas de “No es mi cultura” en Madrid. Foto: Animalnaturalis 

Qué más del 70% de los españoles rechazan las corridas de toros, pero el 86% aprueban comer animales y usarlos vivos para experimentación científica. ¿Eh?

Son datos de la encuesta: “Percepciones de la naturaleza y los animales”, realizada por la Fundación del banco BBVA, y reseñada por Matías Helbig en El País de Madrid el jueves pasado. Bajo el soberano título: “Siete de cada diez españoles rechazan las corridas de toros”.
 
La publicación, es además Ilustrada con una fotografía combativa (puños en alto), de un piquete antitaurino con sus pancartas de “No es mi cultura”, y otra enorme al frente presumiendo de las 715.606 firmas pidiendo al Congreso de los Diputados que derogue la ley que protege las corridas como patrimonio cultural.
 
“Una tendencia”, concluye mas abajo el texto, redactado al estilo de análisis estadístico. Formato que no logra maquillar su intención publicitaria. Más bien la resalta.
 
No cabe ahí al asaltado lector, cuestionar la objetividad de los encuestadores, la selección de los encuestados, la carencia de sesgos en la entidad patrocinadora, conocida como ambientalista y aseguradora de mascotas (“miembros de la familia”). Y sobre todo, con qué cara convierten la minoritaria opinión consultada en la de todos los españoles.
 
Endilgándoles además la incongruencia moral de rechazar por gran mayoría la milenaria tauromaquia ritual (“cruel”), y al mismo tiempo, por mayoría mucho más grande aprobar el asesinato aleve y el descuartizamiento de animales por millones, para comérselos, o torturarlos experimentalmente. ¿Será posible? Cosa de locos.
 
Peor aún, cuando subliminalmente se pretende hacer creer que también “siete de cada diez españoles” respaldan a los “tendenciosos” y empuñados firmantes de la ILP, que quieren exterminar los toros porque “No es su cultura”, y que con el mismo argumento podrían exigir el aniquilamiento de todas las otras culturas del mundo que tampoco son suyas.
 
Abusivo. La humanidad ya ha pagado muy caro por tendencias parecidas. Imagino que la ciudadanía, las organizaciones pro derechos, y el gobierno sobre todo, a través de sus ministerios de cultura y salud pública, están considerando salir a replicar.
 
No con una prohibición claro, estamos en democracia. Pero sí, al menos con una declaración o con otra encuesta. Pues en este mundo informático y cliqueante, para una encuesta, otra encuesta.
 
De ser así, ojo. Que sea seria. No estoy insinuando que se conteste un infundio con otro infundio. Como diría Mark Twain, para quien solo había tres clases de mentiras: la mentira, la maldita mentira y las estadísticas.
 
No, no, nada de eso, nada de contra propaganda. Tendría que ser algo veraz, que sacara en claro a los inconsultamente metidos en el cuento. La inmensa mayoría del país.

lunes, 24 de febrero de 2025

NOSOTROS Y LOS OTROS - VIÑETA 558

 
VIÑETA 558
 
Nosotros y los otros
Jorge Arturo Díaz Reyes 24 II 2025 
Hooligans. Foto: El Mundo
Se pudo pintar cómo Velásquez o Basquiat, esculpir como Miguel Ángel o Henry Moore, poetizar como Villon o Lorca, construir como Bernini o Bauhaus, cantar como María Callas o El Cigala, componer como Bach o Lennon.... y hacerlo sin salir del arte, sin dejar de ser artista.
 
También se pudo torear como Lagartijo o Frascuelo, Guerrita o Espartero, Joselito o Belmonte, Manolete o Arruza, Camino o El Cordobés, sin salir del toreo, ni dejar de ser torero. Se torea cómo se es, se hace arte como se es y se recibe cómo se es.
 
Infinito, en ello caben todos los gustos. Desde los universales hasta los monotemáticos; de una sola escuela, de un solo artista, de una sola obra, de un solo detalle —¡La media de Paula el día del bicentenario de la plaza de Aranjuez! ¡La sonrisa de la Monna Lisa!—  y hasta los del gusto por no gustar nada. O simularlo, pues entre más reprimido se pasa por más crítico, exigente, puro… También los hay, que no gustan si no de lo que les conviene o de lo que les dicen.
 
Cada quién es dueño de su elección, y no pasaría nada, si al fondo de todos, el instinto gregario que alerta contra las diferencias, no incitara también rechazo, censura y violencia contra ellas.
 
A fines de la temporada pasada, la dura bronca entre un sector de Las Ventas, que befaba un torero herido, y la mayoría que le aplaudía, recordó una corrida en Soria el 4 de octubre de 1925.
 
Toreaba el madrileño Emilio Méndez, con su modesto cartel ya en declive, y desde la grada le animaba, entre otros, una figura, el aragonés Juan Anlló y Orrio Nacional II.
 
El hecho es que unos vecinos de localidad comenzaron a infamar a Emilio y a quienes le jaleaban. Juan intercedió a favor y le replicaron con el contundente argumento de un botellazo en la cabeza que le mató en dos días. Así acabó la vida del joven espada (28 años).
 
De quien el cronista Don Luis escribiera en su libro “Toros y toreros” tres años antes (1922): “Hay que aplaudirle sin reserva dos cosas; una, el arrimarse al toro, y otra, el respeto y el cariño del público de Madrid, plaza de la que no quieren ni oír hablar ´las toreritas´… Nadie le niega ya una categoría artística bastante superior”.
 
Claro, no es cosa solo del arte, de los toros, o el deporte. La historia toda está llena de hostilidad tribal. Está escrita por ella. Nosotros y los otros. Humano, demasiado humano, temer y atacar lo distinto. Intentando contrarrestar esa fatalidad la civilización creó el derecho. Según Joaquín Sabina: «No vayan a los toros si no quieren, pero dejen de tocarnos los cojones».
 
La realidad es que casi nunca funciona. No toleramos que funcione. Porque la tenue pátina de cultura que nos cubre, desde hace apenas unos milenios, no logra contener el animal, demasiado animal que somos desde hace millones de años. Veamos las noticias esta noche.
 

lunes, 17 de febrero de 2025

TAUROCRACIA - VIÑETA 557

 
 
VIÑETA 557
 
Taurocracia
Jorge Arturo Díaz Reyes 17 II 2025 
Toro de lidia (Tordesillas). Foto: Josemanuel, Wikipedia
Las ferias de Valdemorillo (terminada), Olivenza, Valencia, Madrid (rematadas), y la de Sevilla solo a espera de ajustar detalles, cantan ya la partitura de lo que será toda la temporada española 2025.
 
Tradición. Se mantiene la constante instaurada por el revolucionario siglo XVIII. Cuando los hermanos Romero, (Pedro, José, Juan y Antonio), junto a Costillares y Pepe Illo, no daban lado en los festejos mayores. Igual que no lo daban hace más de un siglo, Joselito, su hermano Rafael, Belmonte y Gaona. Hoy, las seis figuras en boga: Morante, Roca Rey, Manzanares, Talavante, Luque y Castella también copan las ocasiones grandes, pero ademas las medianas y no pocas de las menores. Tampoco dejan lado.
 
El resto: retirados de regreso, ex figuras de caduca vitola, aspirantes retadores, talentos errantes, toricantanos incógnitos…, que se acomoden como puedan. Bien reza la definición: Ser figura, es torear lo que se quiere, donde se quiere, cuando se quiere, cómo se quiere, con quien se quiere, y por lo que se quiere.
 
Se lo han ganado, dicen. — Acá manda el que interesa, el que puede con el toro, con los públicos y con los empresarios— Aunque a veces, en defecto de los anteriores requisitos, valga un buen padrino. Así ha sido y así es en todo. El toreo, espejo de la sociedad, lo refleja.
 
¿Justo? ¿Democrático? ¿Qué dice usted? En esto de hacer carteles, no hay democracia. No todos pueden ser elegidos para el honor de jugarse la integridad frente al rey de la fiesta. Ni siquiera en los caóticos encierros, capeas y corralejas, donde solo se ponen delante los más arrojados.
 
Así como no todos pueden invocar a mitad de un vuelo transoceánico el derecho a pilotear el avión, y si se les niega citar a votación. La realidad, democracia solo en política, y eso apenas en los discursos. Utopía. ”El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” no ha existido, no existe, y sus remedos y pantomimas (Hitler, un ejemplo), inducen a desear que ojalá no existiera. Los hechos son los hechos. La historia es la historia.
 
¿No sucede igual con la meritocracia? Que manden y toreen los que lo merezcan, los mejores, los que se lo hallan ganado. A sabiendas de que como advertía el teórico Michael Young (2001): “cuando quienes son elegidos con mérito suficiente para algo en particular, se consolidan como nueva clase, y ya no dejan espacio a otros”. Pasa. El público soberano los vota. La taquilla también es urna electoral. Perdón, ¿soberano el público? ¿No hay un súper poder, capaz de volverle noche el día, y manejarlo a discreción?
 
Democracia, meritocracia…, “nosotros el pueblo” tiene derecho a obedecer. En todo; arte, filosofía, ciencia, técnica, economía, deporte, religión, tauromaquia... ¿O acaso decide qué consumir o a quién idolatrar? ¿No se encarga de eso la publicidad, y ahora, la inteligencia artificial?
 
Los aficionados recreamos y conjuramos la frustración de las utopías con la corrida. Vamos a la plaza, donde debe reinar el toro (la naturaleza) y torear (la verdad) los que valen (la humanidad). Y aunque no pocas veces salgamos renegando: — “mañana vendrá a verte tú madre…”  —siempre volvemos. Creyentes de qué pese a todo, la nuestra, la taurocracia, es más real y más feliz que todas las otras “cracias” y “descracias”, y que allí estamos mucho mejor. Vamos, vamos, la temporada pinta bien…, el mundo no.

lunes, 10 de febrero de 2025

TAURINOS A PALOS - VIÑETA 556

 
VIÑETA 556
 
Taurinos a palos
Jorge Arturo Díaz Reyes 10 II 2025 
Médico a palos. Julieta Pretelli, Escuela de teatro y títeres Arg.
No más terminada la Gala nocturna que lanzó la feria de San Isidro 2025, el jueves en Las Ventas, cundió el eco mediático. Había curiosidad, expectativa, la fiesta importa, vende.
 
Qué Victoria Federica en el cartel, añoró a su abuelo don Juan Carlos I, gran aficionado. Qué Roca Rey “se espantó” y Morante se le arrimó a Serra. Qué doña Isabel Díaz Ayuso presidenta de la Comunidad reclamó con razón: "En Madrid defendemos la libertad y un patrimonio cultural de hace siglos, frente a la censura". Qué hubo leves cambios de última hora en los 29 carteles, por la agenda de la Casa real. Qué todos los festejos serán televisados localmente (Telemadrid). Qué los toreros, de acuerdo a méritos personales y de poderdantía, irán: seis de a triplete, catorce de a doblete, los demás de a una, y los menos aventajados con los hierros más temidos, tradición.
 
Noticias y noticias del mismo evento, y como es de uso, la mayoría orientadas. Empáticas, promocionales las más, publicitarias digamos. —Bueno, los tiempos que atravesamos. —Entendido, pero es que no es de hoy.
 
Entonces en busca de aire libre vamos al diario que fuera tribuna del inolvidable Joaquín Vidal, paradigma de críticos e independientes. Y nos recibe un encabezado con siete precalificaciones, mejor, descalificaciones:  Ciclo largo, carente, anodino como el toreo actual, sin atisbo de innovación, proeza, sorpresa ni entusiasmo... ¿Ah? Qué síntesis, qué concentración de fuego amigo, qué contrapromoción. Suficiente, mucha gente no lee sino los titulares, claro, y es conocida la línea del periódico.
 
En democracia la prensa es libre, la opinión sagrada. Por fortuna, pero cabe preguntar ¿Esta es justa? ¿Lo es acaso declarar de antemano anodinos a todo el toreo y a la feria más importante del mundo, que por fortuna todavía, en épocas de persecución, dura un mes largo con sus anexos y sus llenos?
 
¿Y no es frívolo el argumento-pronóstico puramente recreacionista, espectacularista, fiestero de que habrá carencia de sorpresa, innovación y entusiasmo? ¿Sin atención a lo ritual, al toro, a la imprevisibilidad trágica, a la devoción y fidelidad del aficionado por su culto, y a qué se trata de su máximo examen anual?
 
Encima de farándula respira mal agüero la nota. Algo así como una advertencia para público circense —No vayan a perder el tiempo y la plata, que la función va a estar aburrida. ¿Lo harían mejor los antitaurinos?
 
Está bien, el periodismo ha sido siempre, y ahora más, campo de propaganda y contra propaganda. Sin embargo, un algo de sutileza, de: ni tanto que queme al santo…, le ha servido siempre mejor a sus fines. Por el contrario, una quema y una catarsis como la de los sucesores de don Joaquín, invita más que a credibilidad a compasión.
 
Sí. Pongámonos en sus zapatos. Tener que concurrir a disgusto un mes seguido a la plaza, y encima oficiar de aficionados. Eso debe ser tan cruel como la paliza que Martina le metió a su marido, el pobre leñador Sganarelle, para obligarle a pasar por falso médico, en la comedia de Moliere. También hay taurinos a palos.  

lunes, 3 de febrero de 2025

EL ARTE DE LA VERDAD - VIÑETA 555


VIÑETA 555
 
El arte de la verdad
Jorge Arturo Díaz Reyes 3 II 2025 

El verdadero mando está en el terreno del toro... En el toreo sin inercias, decides cuándo empieza el muletazo, el trazo y la velocidad —dijo por ahí, en una entrevista, el joven matador francés Juan Leal, y se apoyó en Paco Ojeda.
 
Décadas antes, Antoñete planteaba —la distancia sería el elemento y concepto clave de mi toreo… distancia para dejar ver al toro, distancia para dejar venir al toro, distancia para traerse toreado al toro hasta el mismo epicentro del toreo.
 
Bueno, ya Belmonte había expresado su verdad de Perogrullo: —Cuando el torero manda todos los terrenos son del torero, cuando el toro manda, todos los terrenos son del toro.
 
¿Quién tiene la razón? Los tres. No hay contradicciones. Es cosa de momentos, distancias, técnica, estilo, apariencia. Quizás para cualquier otro arte; música, danza, pintura, poesía…, tales discrepancias formales sí lo serían, además de fondo e insalvables. No en el de torear, donde la dimensión es otra. La estética es consecuencia de la ética, la belleza es veraz o no es.
 
Asumir el toro, en su integridad, plenitud, respuesta, oportunidad, colocación. Parar, templar, mandar, cargar, ligar, matar, morir quizá…, renunciando a las ventajas.
 
Pero la verdad es palabra muy problemática. Cuánto cuesta. Ahí está la historia universal contándolo con sus horrores. Pese a que cómo todo el lenguaje, no es más que un producto cultural, una convención, una tradición, solo una manera de llamar la fidelidad con la realidad.
 
Verdad, realidad. El arte las manipula, las transforma, las usa. La filosofía se ha gastado milenios tratando de unificarlas. La ciencia las busca por aproximaciones parciales, perfectibles. Las religiones las dejan en manos de su Dios.
 
Y la tauromaquia, este otro culto, se abisma desde antes de los siglos en ellas. El toro, el hombre. Allí, como son, donde son, cuándo son…, todos los toros, todos los hombres; distintos, circunstánciales, imprevisibles, azarosos, uno para uno.
 
Allí, en la vida, la naturaleza, el universo, el tiempo. Toreo, alegoría de la lidia perenne, comunión biológica, rito sacro. O sacrílego, cuándo se rinde a lo profano: trabajo, diversión, espectáculo, negocio, política…
 
Al fin, allá cada quién en su terreno, con su toro, su brega, su modo, su albedrío, su vida, su realidad, su muerte. El arte representa, infunde, intima, saca, expone, purga..., de verdad. Es lo que al fondo aluden por igual, Belmonte, Antoñete, Leal, con sus distintas distancias.

lunes, 27 de enero de 2025

CHESTERTON AL RUEDO - VIÑETA 554

 

VIÑETA 554
 
Chesterton al ruedo
Jorge Arturo Díaz Reyes 27 I 2025 

Autorretrato de Chesterton. Wikipedia
No hay revoluciones, solo contrarrevoluciones, escribió Chesterton. Una paradoja, claro, un lance de recibo al comienzo del capítulo para fijar al lector y continuar la lidia:
 
“Los hombres siempre han estado rebelándose contra los últimos rebeldes, o incluso arrepintiéndose de la última rebelión. Se podría ver esto en las más intrascendentes modas contemporáneas (…) La chica moderna de cóctel y labios pintados es tan rebelde frente a la sufragista de 1880, con su cuello duro y su abstinencia estricta, como esta era rebelde frente a la dama victoriana de los valses lánguidos y el álbum lleno de citas de Byron; o como esta última, a su vez, era rebelde frente a una madre puritana para quien el vals era una orgía desenfrenada y Byron, el bolchevique de su tiempo.” (1)
 
Acción y reacción. Extensión de la tercera ley física de Newton a la historia humana toda; la del arte, la filosofía, la ciencia, la política, la sociología…, y la del toreo por supuesto. En la cual, pese a las hipérboles publicitarias, que proclaman día de por medio una “revolución”, con rigor, apenas podría reconocerse la del siglo XVIII. La que instauró la corrida moderna, y que Pepe Illo compendiara en su “Tauromaquia o arte de torear” (1796). La que, al empuje de su época, derrocó el protagonismo de los caballeros, lo entregó a los peones, e instauró una nueva doctrina, y una nueva liturgia.
 
Abusos del lenguaje y de la ingenuidad aparte, las demás, como señala Chesterton, han sido (cuando en realidad han sido), rebeliones formales, variaciones de estilo, modas al vaivén de la clientela. “Solo un lunático defendería que esas cosas sean un progreso, porque obviamente van primero en una dirección y luego en la otra”. Concluía el crítico inglés.
 
Pero la falta de memoria, el desconocimiento del pasado y la inocencia permiten que a cada retorno (falda corta, falda larga), se la descubra y se le anuncie como una “revolución”. Para el toreo, apenas podría llamarse cuerdamente tal, cuando los valores y cánones vigentes desde la última, la de los Romero, la de Goya, la de la ilustración, sean abolidos y reemplazados por unos nuevos. Cosa que no ha sucedido.
 
En el mundo actual, que cada vez parece más la nave de los locos, resuenan gritos de ¡Prohibición o muerte! Newton. Acción y reacción… En Colombia, por ejemplo, ahora serán los antitaurinos quienes reglamenten la corrida, mientras vence el plazo para su eliminación definitiva. Tres años. Imagínense.
 
¿Progreso? ¿Regreso? El péndulo de la historia vuelve con su eterna fatalidad, más atrás del siglo de las luces (igualdad, legalidad, fraternidad). No hay revolución, solo contrarrevolución, sigue advirtiendo Chesterton desde su tumba en Buckinghamshire.
 
1 G. K. Chesterton. Santo Tomás de Aquino (Esenciales) (p. 100). (Function). Kindle Edition.
 

lunes, 20 de enero de 2025

EN EL UBER - VIÑETA 553

 VIÑETA 553

 En el Uber
Jorge Arturo Díaz Reyes 20 I 2025 
Ilustración por IA (fragmento). Computer 
Enjuto, de unos setenta años, firme al volante de su Kia 2019. Después de saludar y confirmar el destino, pregunta jovial

—¿Usted es de los toros, cierto? Lo he visto.

—Sí, sí ¿usted también…, aficionado?

—De sol arriba, pero no he vuelto a la plaza —dice con gesto derrotado.

—¿Por?

—Muchas cosas, muchos años… —Señala la pantalla del Waze —Tomaremos la circunvalar, la quinta tiene más congestión —Mira de reojo la motocicleta ruidosa que lo cierra por la izquierda, maniobra y reanuda la conversación.

El asunto es plata…, y que ya no es como antes… La feria era la feria… teníamos una peña popular, abonados. Ya ni modo —Una Toyota cambia de carril sin avisar. Frena duro moviendo la cabeza negativamente y protesta

—Ahora todo es así.

—¿Pero sigue la temporada desde fuera?

Mas o menos. Ya los periódicos no publican toros. Porque son dizque animalistas, pero hay que ver la de carnicerías que presentan todos los días. Me entero en internet. En la feria oigo la radio, aquí en el carro, cuando los pasajeros permiten, y si hay ocasión, en los días libres veo alguna corrida con amigos que tienen suscripción de televisión.

—Qué tal

Buenas. Buenísimas. El toro en Europa es otra cosa. El que sacan acá da pena. Ahora es que nos damos cuenta. Es la otra razón.

¿Y los toreros?

Hablo por los de mí época, los que vi, los que venían: Ordóñez, Los Girón, Pepe Cáceres, El Viti, Camino, Puerta, Curro, El Cordobés, Palomo, Cavazos, Silveti, Manolo Martínez, Paquirri… muchos, hasta César Rincón fui. Me llevaban. Usted que cree.

Fueron buenos tiempos. Pero los de ahora también valen.

Bueno, para los que pueden ir. Aunque para los que ya no podemos, que somos la mayoría, la televisión es la única posibilidad de continuar la afición.

Esta temporada creo muy difícil que la haya.

Ahí está. Se quejan de que el negocio declina, que la gente se retira, que no les entra dinero suficiente… pero ponen trabas y agregan costos a las transmisiones. Las quiebran...

—Bueno, la parafernalia para transmitir una corrida es muy costosa, encima los impuestos, los derechos de los empresarios, los de imagen de los toreros, hasta de los mozos de espadas creo. Yo no sé si de los ganaderos también…

—¿No le digo…? ¿Se imagina, el fútbol, la fórmula uno, el comercio, la política… sin televisión? Se encierran. Se niegan a mostrarse. No evolucionan ¿Es que no se dan cuenta del mundo en que viven? Hasta nos están prohibiendo, por raros. Y que no echen la culpa solo a los antitaurinos. ¡Estúpidos! refunfuña por dos ciclistas que salen de la esquina en contra vía —y concluye

—Es el fin.

¿De la fiesta?

—No. Del viaje. Son treinta y dos mil pesos.