VIÑETA 554
“Los hombres siempre han
estado rebelándose contra los últimos rebeldes, o incluso arrepintiéndose de la
última rebelión. Se podría ver esto en las más intrascendentes modas
contemporáneas (…) La chica moderna de cóctel y labios pintados es tan rebelde
frente a la sufragista de 1880, con su cuello duro y su abstinencia estricta,
como esta era rebelde frente a la dama victoriana de los valses lánguidos y el
álbum lleno de citas de Byron; o como esta última, a su vez, era rebelde frente
a una madre puritana para quien el vals era una orgía desenfrenada y Byron, el
bolchevique de su tiempo.” (1)
Acción y reacción. Extensión
de la tercera ley física de Newton a la historia humana toda; la del arte, la
filosofía, la ciencia, la política, la sociología…, y la del toreo por supuesto.
En la cual, pese a las hipérboles publicitarias, que proclaman día de por medio
una “revolución”, con rigor, apenas podría reconocerse la del siglo XVIII. La
que instauró la corrida moderna, y que Pepe Illo compendiara en su “Tauromaquia
o arte de torear” (1796). La que, al empuje de su época, derrocó el
protagonismo de los caballeros, lo entregó a los peones, e instauró una nueva doctrina,
y una nueva liturgia.
Abusos del lenguaje y de la
ingenuidad aparte, las demás, como señala Chesterton, han sido (cuando en
realidad han sido), rebeliones formales, variaciones de estilo, modas al vaivén
de la clientela. “Solo un lunático defendería que esas cosas sean un progreso,
porque obviamente van primero en una dirección y luego en la otra”. Concluía el
crítico inglés.
Pero la falta de memoria,
el desconocimiento del pasado y la inocencia permiten que a cada retorno (falda
corta, falda larga), se la descubra y se le anuncie como una “revolución”. Para
el toreo, apenas podría llamarse cuerdamente tal, cuando los valores y cánones
vigentes desde la última, la de los Romero, la de Goya, la de la ilustración, sean
abolidos y reemplazados por unos nuevos. Cosa que no ha sucedido.
En el mundo actual, que cada
vez parece más la nave de los locos, resuenan gritos de ¡Prohibición o muerte! Newton.
Acción y reacción… En Colombia, por ejemplo, ahora serán los antitaurinos quienes
reglamenten la corrida, mientras vence el plazo para su eliminación definitiva.
Tres años. Imagínense.
¿Progreso? ¿Regreso? El
péndulo de la historia vuelve con su eterna fatalidad, más atrás del siglo de
las luces (igualdad, legalidad, fraternidad). No hay revolución, solo contrarrevolución,
sigue advirtiendo Chesterton desde su tumba en Buckinghamshire.
1 G. K. Chesterton. Santo
Tomás de Aquino (Esenciales) (p. 100). (Function). Kindle Edition.
Chesterton al
ruedo
Autorretrato de
Chesterton. Wikipedia
No hay revoluciones, solo
contrarrevoluciones, escribió Chesterton. Una paradoja, claro, un lance de
recibo al comienzo del capítulo para fijar al lector y continuar la lidia:
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