VIÑETA 469
La
espada de Bolívar
Jorge Arturo Díaz Reyes, VIII 22 2022
Seguramente si el Rey de España
hubiese asistido ayer a la casi solitaria Vista Alegre, no se hubiese
incorporado ante la espada de Bolívar, como tampoco lo hizo quince días atrás
en la pletórica plaza capital de Bogotá durante la posesión del presidente
Petro.
Y ahora nadie habría dicho nada.
No, nada de que: ofensa patria, ni que aquel filo mató españoles hace 200 años,
ni que Don Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, se
dejó llevar por históricos resentimientos antilibertarios de su linaje, ni que
no era de protocolo levantarse, ni que el rey es el rey, ni que el imperio
perdido, ni que bla, bla, bla…, como clamaron tantos la vez anterior en barullo
nacionalista, desde lado y lado del Atlántico. No, no habría pasado nada, pese
a que Bolívar, (Luís, no Simón), dio, pinchazo previo, las dos únicas estocadas
plausibles de la tarde. A lo más habrían dicho –su majestad no es aficionado-.
Tarde, digo, la de ayer, segunda
de las Corridas Generales, en la cual, un encierro “mediocre” de Dolores
Aguirre, dejó “vacía” y “disgustada”, a la ganadera heredera, que dijo no aprobar
ninguno de sus toros. ¡Qué dirán los toreros!
Bueno, pero a propósito de nacionalismos,
los aficionados colombianos nos hemos ido quedando solos, afrontando desde hace
décadas una persecución de acoso y derribo a todo nivel. Desde las asonadas
callejeras, pasando por el terrorismo (recuerden las bombas de la Macarena y la
Santamaría), hasta las altas componendas políticas.
Íngrimos. No cuenta la
solidaridad de dientes para fuera desde otros países. Por ejemplo (irrefutable),
esta de hoy, fue la única contratación que se le ha concedido a un torero colombiano
en las grandes ferias de toda la temporada europea 2022. Pero sumando los dos
años pandémicos anteriores, en que tampoco. Cero y van tres; un contrato.
¿Le habrá valido a Luis en Bilbao,
para este “regalito”, su triunfo incontestable con los victorinos en
Cañaveralejo el 30 de diciembre pasado, y ser triunfador de la feria de
Manizales (figuras a bordo) diez días después? ¿Méritos que no le valieron allá
para ninguna otra feria de primera?
Obviemos las muestras de
hostilidad de algunos xenófobos de tendido y aceptémoslo; la Fiesta en Colombia,
se bate a la retirada, herida y sin aliados ni dolientes. Ya perdió casi todas
las plazas. Apenas resisten sitiadas Manizales y Cali.
Que cuando al final pase nuestro
entierro, con la espada simbólica encima del catafalco, no se levanten aquellos
que andan por el mundo cosechando simpatías y proclamándose defensores épicos
de la tauromaquia. Que se queden sentados…, esperando que pase el suyo.
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