Viñeta 402
El burlador de Sevilla
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali abril
19 de 2021
A última hora Pagés canceló la Feria de Sevilla. Y todo el barullo
mediático previo, fue otra crónica de una muerte anunciada. Todos sabíamos que
ocurriría, pero ninguno pudo evitarlo.
La pompa del lanzamiento, el lujo de los carteles, el reto al toro de la
desgracia y el alarde supremo, lo nunca visto; ¡Morante con miuras! ¡Como
Joselito! ¡Y en La Maestranza! ¡Lo máximo! Pero nada. La ilusión ocultaba su
triste realidad. No sería.
Pero no por la pandemia, ni por el metro y medio sanitario, ni por la
rigidez de los gobiernos regional y nacional que lo impusieron desde antes, y
que han sido inculpados uno u otro (son contrarios) a gusto político de cada
quien. No, nada de eso, pues con esa restricción se han dado y se siguen dando
corridas en otras plazas españolas. Las Ventas anuncia un festival con el 25%
(6.000 espectadores). Incluso la temporada ha incrementado sus festejos pese a
la suspensión de Sevilla. Fue la exigencia empresarial (ANOET) del 50% mínimo
de aforo.
La misma Junta de Andalucía instó al empresario a dar la feria con las
limitaciones de concurrencia vigentes como hacían otros. Pero no, el 50% fue
innegociable. Y a pesar de saberse desde el principio, ilusionados, toreros,
ganaderos, aficionados, periodistas, y hasta los antitaurinos, que también la
debían estar esperando para formar tremolina, quedamos como viendo un chispero.
¿Pero por qué llamarnos a engaño ahora?
¿Porque sentirnos burlados como las complacientes enamoradas de Don Juan
que también sabían lo suyo de ese paradigma de seductores, o “Acosadores
sexuales” que llaman en estos tiempos gazmoños de ”Me too”? Porque
lamentar como las desengañadas por ese mito de la fascinación, alumbrado hace
ya más de cuatro siglos, y casi al tiempo con la figura del empresario taurino.
Sería pura coincidencia, pero así fue. La estrella del imperio español
tocaba su cenit. Felipe III, concedía por primera vez licencia para corridas en
plaza cerrada y a don Ascanio Manchino la explotación en valencia (1612). Muy
poco después Fray Tirso de Molina (madrileño) daba formalmente a luz a Don Juan
en su comedia “El burlador de Sevilla”.
Galán universal, dotado de labia convincente y otras envidiadas virtudes y defectos
que hacen un hombre irresistible a las mujeres. Ese mismo a quien Zorrilla
luego haría decir: “Por donde quiera que fui, la razón atropellé…,” y
cuya ironía preferida, cuando le amenazaban con qué algún día (quizá el del
juicio final) pagaría sus encantamientos y promesas incumplidas, era: “Cuán
largo me lo fiais”.
En fin. Anteayer, la prensa reproducía una entrevista de Ramón Valencia
prometiendo reprogramar la feria mortinata para septiembre. Se percibía de
nuevo en los titulares la ilusión, la esperanza, el deseo..., pero también un
cierto trasunto del fraile genial.
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