lunes, 11 de septiembre de 2017

MUERTE INFAME - VIÑETA 217

Viñeta 217

Muerte infame
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 5 de septiembre 2017

La semana pasada un sicario asesinó en Palmira (Colombia) al fotógrafo taurino Elmer Agudelo. Tenía 56 años y como todos, un mundo, una familia y amigos que le apreciaban, yo entre ellos.

Elmer Agudelo. Foto cedida por "El Fito" Hurtado
Quizás no ha sido el odio antitaurino móvil del atentado. Desconozco información al respecto. Pero entre la indignación y el pesar tampoco he podido espantar asociaciones mentales involuntarias. En este país, el auge de la cobarde modalidad homicida coincide con el auge de la ferocidad contra las corridas de toros. No parece fortuito.

A diferente nivel, en una sociedad enferma de sicariato, brota la intolerancia violenta contra la muerte ceremonial, publica y cara a cara del toro. Único animal que el hombre mata en condiciones de igualdad. La condenan precisamente por eso. Mientras aprueban el asesinato aleve y masivo de todos los días en los mataderos y demás escenarios. Nos conviene dicen y comen.

Es otra manera de concebir la decencia, la vida, el derecho. Lo malo de las corridas no es matar, lo malo es hacerlo a la vista, con respeto, liturgia y oportunidad de defensa. Una ética o antiética, que, vendida desde medios y sectores políticos ávidos, bajo la falsa etiqueta de piedad animalista, quieren generalizar. A las buenas o a las malas, con sofisma o asonada, por la fuerza o el decreto.

Más que una discusión jurídica sobre lo que unos ven como espectáculo bárbaro y otros como rito de honor. Es la confrontación de dos morales incompatibles. La estética y los valores épicos del toreo insultan cada vez más la hipocresía de una cultura que chorrea muerte infame por todos lados.

El traicionero ataque a Elmer, frente a su casa, por uno que bajó de una moto sin quitarse el casco, disparando repetidamente y huyendo de inmediato, nos lo vuelve a restregar en la nariz, a todos. El puesto en el callejón de Cañaveralejo junto a la puerta Señor de los Cristales ha quedado vacío.

viernes, 1 de septiembre de 2017

CIBER...CRONISTA - VIÑETA 216

Viñeta 216

Ciber...cronista
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 29 de agosto 2017

Con memoria, llevo más de 65 años asistiendo a corridas, en cuerpo y alma. Pero este año he visto, completas por Internet, las ferias de Madrid, Pamplona y Bilbao. Día tras día. Sin falta.  Desde los preámbulos hasta el final. Tal como cuando voy a las plazas. Pero ahora desde mi sillón.

En tiempo real, con detalle, con múltiples ángulos de toma. Con la ubicuidad y la simultaneidad que dan tener muchos ojos (cámaras) en todas partes de la plaza, con primeros planos, aproximaciones medias y tomas panorámicas. Con colores, perspectivas y sonidos ambientales, oyendo hablar o mugir a los protagonistas. Con repeticiones a velocidad normal y a cámara lenta. Imposible captar un acontecimiento con más objetiva e íntima fidelidad. Pero tampoco, poderlo analizar y juzgar con más libertad.

Haciendo parte del público presencial, por supuesto ninguna de las dos cosas. De un lado, la limitación a la fugacidad de las acciones, al campo visual de los dos ojos, a un solo punto de toma, al alcance auditivo del par de orejas, y el depender solo de la memoria inmediata para la reconstrucción mental, reducen mucho el porcentaje de percepción y comprensión. De otro, la inevitable contaminación emocional. El efecto en el juicio, que causa ser parte de la masa concurrente, resta objetividad e independencia.

Pero esas mismas ventajas también son desventajas. La participación bilógica, física en el drama, interactuando con gesto, voz y voto. El yo estuve ahí. El yo lo vi. El involucramiento gregario, instintivo con los hechos, esencial para el aficionado, no se da.

Sin embargo, es válida esta otra manera vivir la corrida. Y aun de sentirla. Como los hinchas del fútbol que gritan frente al televisor. O los que lloran en el cine. A mí también, lo confieso, me han brotado exclamaciones y alguna lágrima. Estás loco, dice mi mujer. Y hasta redacto crónicas, que quizás me salgan tan malas como las otras, pero con seguridad no menos informadas.

domingo, 27 de agosto de 2017

INOLVIDABLE DÁMASO (VIÑETA 215)

Viñeta 215

Inolvidable Dámaso
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 29 de agosto 2017

Dámaso González recibe el trofeo Señor de los Cristales como triunfador de la feria de Cali, Enero 3 de 1979 
Me sorprendió muy tristemente tu muerte. Torero de mi juventud, de mis recuerdos, de mi admiración indeclinable. Tus imágenes han estado rondando en mi memoria ligadas a conceptos como autenticidad, valentía, dignidad, verdad, tenacidad, modestia, hombría.

Pequeño pero sólido. Cortés pero firme. Discreto pero arrojado. Capaz de no alzar la voz y de jugarte la vida, como el héroe borgiano.  Guardo grabado en mi memoria, ese cuatro de enero, de 1978 en que te llevaste cuatro orejas. Clavado en los medios de Cañaveralejo, sudoroso. Con las huellas de la batalla. Salpicado, la corbata torcida, el cuello desajustado, el chaleco descompuesto, la melena revuelta. Metido en la cuna del enorme saltillo de Santacilia. Largamente inmóvil, muleta tras el cuerpo y frente alta, que no sobrepasaba la testuz. Sin un gesto. Con tu mirada hundida, puesta en los tendidos de arriba que hasta ese momento no te habían aplaudido. Sin altanería. Sin desafío. Más bien con resignación. Con abandono mártir. Como un manifiesto mudo de --mi convicción es mayor que mi miedo. Como un monumento.

¡Ay Dámaso! En trances duros, la muerte de mi padre, por ejemplo, que te admiraba tanto, esa visión me ha reconfortado y llamado al aguante. La última vez que te vi estabas no muy lejos, a mi derecha en uno de los palcos de grada en Las Ventas, entre Ruiz Miguel y El Capea. Cuanta historia. Como tres aficionados rasos. Te veías contento en tu retiro, algo envejecido, pero bien, y me alegró mucho. Nunca pensé que murieras después de haber sobrevivido a tantos toros.

Acá en Cali dejas rastro. Estaba en la plaza el día que debutaste. Siempre voy. Tan distinto, en tiempos de toreros guapos, PalomoTeruelPaquirri (padre)… Lo tuyo era interior. La estética de lo tremendo. Toreaste un encierro de Fuentelapeña, con Joselillo y Camino, triunfaste cortando tres orejas. Era 29 de diciembre, 1970. Volviste a nueve ferias, 21 corridas, 28 orejas, indultaste dos toros y ganaste trofeo como triunfador dos veces. En las del 78-79 y 86-87. Te los mereciste. No hubo componendas entonces. El 2 de enero de 1988 te despediste a hombros por la Puerta Señor de los Cristales para no regresar más.

¡Ah! También me acuerdo mucho de una noche después de corrida en Manizales. Por la avenida Santander. Ibas entre el gentío con el brazo sobre los hombros de tu esposa. Otra pareja joven, paseando, sonriendo, común y corriente. Una más. Mira le dije a la mía –Ahí va Dámaso --y me quedé pensando en que por la tarde habías apostado la vida. La misma honrosa vida que ahora terminaste. 

SOMOS CULTURA (VIÑETA 214)

Viñeta 214
Somos cultura, palabra
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 22 de agosto 2017

Al hablar de cultura quizás uno sepa de qué habla, pero no siempre de qué hablan los demás. Ni cómo reaccionen.

Cuando escucho la palabra cultura, echo mano a la pistola”, decía el Mariscal Göering, o el ministro de ilustración Goebbels, o muchos otros, pues la frase, por socorrida entre gentes de diversa ideología, forma parte ya del acervo universal.

Todos en su derecho, (no a la violencia, digo), sino a la libre interpretación de un término tan polivalente. Para 1952 se le habían clasificado más de 250 sentidos distintos.

Sin embargo, la definición integradora por su representatividad, vino a ser la de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO…

Cultura es: El conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.

La tauromaquia llena completamente los requisitos de tal definición. La fiesta, las corridas, la crianza, la dehesa, las plazas, las escuelas, el lenguaje, los museos, la literatura, la música, la plástica, la estética, el arte que inspira y contiene, su tradición, sus valores y creencias, el modo de vida, su ética, su historia… conforman una cultura. ¿Cómo negarlo?

Ya, que los funcionarios temporales de la UNESCO contradigan su propio significado cediendo a presiones de quienes cuando escuchan la palabra cultura (taurina), echan mano a la pistola, el garrote, el gargajo, la injuria, o la bomba como en Bogotá, es asunto de manejo político, no de verdad ni de justicia.

Atacar la cultura, perseguirla, violentarla, exterminarla por decreto es barbarie. Acá en Colombia se han dado todas las modalidades. Pero quizás la más inculta sea la de un senador que propone amputar del lenguaje jurídico todas las expresiones de significado taurino… ¡Bárbaro!

TEATRO DEL ABSURDO II (VIÑETA 213)

Teatro del absurdo II
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 15 de agosto 2017

El jueves pasado, al grito de ¡Arriba el telón! Enrique Peñalosa y su troupe saltaron de nuevo al escenario bogotano, para otra representación de su obra bufa “Mi corazón entre dos consultas”.

Una salva de carcajadas recibió la primera escena.

–Como alcalde imperial, ordeno que la consulta contra las corridas ya no se haga el domingo 13 de agosto. Publíquese y cúmplase.

Un --¡Uuh! – desencantado llenó el gallinero

--Porqué su Señoría --pregunta el registrador, haciéndose el loco

--Porque no tengo plata ni garantía de ganarla ese día. Y a mí siempre me gusta gratis y a la fija.

--¡Cómo que no! La ganamos porque la ganamos compañero animalista. Pa´eso están estas –Gritan desde el fondo dos extras disfrazados de burros mostrando los cascos traseros.

--Es que no podemos asegurar el millón ochocientos mil voticos mínimos para que sea válida –Contesta Peñalosa contemplándose las uñas

--Y además como la Corte me dijo que la hiciera o no la hiciera, cuando me diera o no me diera la gana. Me dio la gana de hacerla, pero en marzo con las elecciones nacionales para que la paguen otros y sus votos nos llenen el umbral. Dos pájaros de un tiro. –Se pavonea por el escenario con aire triunfal.

La Corte, a una sola voz y en tono docto –Nosotros ni dijimos ni no dijimos. Todo lo contrario.

El registrador se adelanta enarbolando unos papeles y dice mirando a la platea –Bueno, lo que sea, pero por lo pronto aquí le tengo cuatrocientas ochenta mil firmas que piden hacer otra consulta. La de sacarlo a usted de la alcaldía, por malo.

--No, no, no. Yo ya puse una tutela para atajar esa monstruosidad.

--¡Eso! La atajamos porque la atajamos mi perro --gritan desde la platea dos fanáticos con camisetas de “Muerte a los toreros”

--Tranquilos muchachos. Por lo pronto ya logré hacer prohibir las novilladas del fin de semana en la Santamaría, con el cuento de la aftosa. Les contesta riendo socarrón.

--¡Uy qué pesar hermano! Nosotros que ya teníamos todo listo para el tropel --comentan los animales ficticios corcoveando.

--Pero conste que ya les había firmado el permiso para que se dieran gusto. Aunque solo hasta la puerta de la plaza ¿No? Como en febrero --Dice Peñalosa guiñándoles un ojo

El registrador, serio, le corta, poniéndole sus papeles frente a la nariz --Creo que la consulta contra usted irá primero y ya no estaría reinando en marzo para la otra

--¡Nunca! Para eso está la honorable Corte --responde Peñalosa haciendo carantoñas a los magistrados.

La Corte toda en pie, con majestad –Sí, no, aquí estamos y no estamos, para fallar y no fallar. (Cae el telón)

Peñalosa asoma la cara por la mitad y anuncia --La semana entrante les monto la de la construcción del Metro, que es mejor.

--¡Buuuh! ¡Fuera! --brama la concurrencia furiosa, y caen los primeros tomates.

martes, 8 de agosto de 2017

TEATRO DEL ABSURDO - VIÑETA 212

Viñeta 212

Teatro del absurdo
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 8 de agosto 2017

No para el éxito de la comedia “Consulta antitaurina en Bogotá”. Otra superproducción disparatada de los alcaldes Gustavo Petro y Enrique Peñalosa, quienes debajo de sus diferentes maquillajes, se parecen más que Tola y Maruja.

El uno, autor, protagonista y director gracias a su pasada mayoría electoral en el Concejo distrital, y el otro, coprotagonista e improvisador polifacético.

Apoyados por un reparto estelar, no han dejado caer durante más de dos años de representación, la hilaridad del respetable. Con la complicidad, hay que reconocerlo, de sus respectivas claques, que para el caso parecen la misma. Esa que se cubrió de gloria en la plaza de Santamaría, seis meses ha.

Si bien la escenografía, el vestuario y los efectos especiales, (aterradores), han sido de premio, son los diálogos locos, los que se llevan la palma…

Petro. Remedando a Maduro.
–Hace cuatro años cerré la plaza. Soy demócrata, quiero consulta.

Concejo. A coro. --Somos petristas. !Hágale!

Corte Constitucional. Con martillazo en la mesa. –No. Sí. Pero rapidito. (Risas ambientales)

Entra Peñalosa eufórico. –¡El 13 de agosto!

Registrador. Asustado. –Vale 45.000 millones (unos 14 millones de euros). No hay plata.

Petro. –No importa. Yo la pongo.

Registrador. –Usted ya no es alcalde

Petro. –¡Ah! Entonces que la ponga Peñalosa. (Lo señala con los labios y se va)

Peñalosa. Sacándose los bolsillos –Yo tampoco tengo. Pero colguémosla de las próximas elecciones generales de marzo, así se la cargamos a la nación y de paso aseguramos el ahora incierto umbral de 1.800.000 votos.

Entra un grupo energúmeno (con disfraces de animales), gritando 
--¡Buena esa colega!

Registrador. Cariacontecido, mirando a todos lados. --¿Y eso se puede?

Corte. Lavándose las manos. –¡Un momento! Yo, no apruebo ni desapruebo el cambio de fecha, sino todo lo contrario. (Risas ambientales).

Energúmenos. --¡Consulta o muerte! (Estalla una papa-bomba)

Corte. –Que la hagan o no la hagan, porque ya prohibí, pero no prohibí las corridas y además le pasé la pelota al Congreso. (Carcajadas ambientales)

Energúmenos. –¡Ojo! ¡El sábado hay novillada en la Santamaría! (Explosión)

Peñalosa. Sacando pecho. –Seré el primero en marchar.

Energúmenos. Levantando puños. –¡Vamos animales!

(Salen todos. Cae telón. Suena el himno de Bogotá y aparece un anuncio: “Espectáculo cortesía del erario público. Continuará el 13")

EL TORO SIGUE AHÍ - VIÑETA 211

Viñeta 211

El toro sigue ahí
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 1º de agosto 2017

Toro de Puente-Jerez en la Plaza de toros de Cali. Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes
La moda no es cosa leve. Pesa más, de lo que sugieren el ancho de la solapa, la longitud de la falda, el modelo del carro, la forma de los muebles, la marca del celular…

Tras ella están el consumo, el mercado, la industria, los precios, el empleo, la política. Es gran turbina de una economía, basada en la compra y el desecho continuos, en la producción masiva y la basura, en el confort y el deterioro ambiental.

Rige los comportamientos sociales, y, en esta época de globalización, los de la humanidad entera. Gobierna la cultura. Por un lado, con su insoslayable poder de seducción, como el Flautista de Hamelín, y por otro, con mano de hierro, como dictador irracional. El que no la siga se despeña… social y… hasta físicamente.

Dicen los urgidos de culpables, que los carteles (trusts), los notables, los diseñadores, los mercaderes, los medios inventaron la moda. Falso. Se le suman, la sirven y se sirven. O pasan. Caen arrollados. Nacida en los instintos de las masas, avanza con dinámica propia.

Por contra, cultos viejos como las grandes religiones y el toreo parecen permanecer al margen. Sus dogmas, y misterios que no son de temporada, que no se rinden a los antojos, que resisten hacerse desechables, ofrecen a sus feligresías algo firme de qué agarrarse. Incluso en esta riada loca de la historia contemporánea. 

Sin embargo, no son estáticos esos ritos. Cambian, al menos en su parte formal; de siglo en siglo. Despacio, durante períodos que trascienden la vida humana y el ciclo generacional, luciendo por ello intemporales. La liturgia vigente de la corrida no tiene más de trescientos años, la de la misa quizá menos. Pero sus fundamentos, igual, continúan clavados al fondo.

Que Costillares hubiese adoptado el traje de los majos dieciochescos. Que Paquiro modificase la montera. Que “El Cordobés” de los sesentas llevase melena en boga. Quizá fueron modas. Pero el toro sigue ahí.