jueves, 31 de marzo de 2016

LA VIEJA VERDAD - VIÑETA 147

Viñeta 147

La vieja verdad
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 29 de marzo 2016

Entre las muchas preocupaciones de un productor taurino (como dicen ahora), vender las entradas es quizá la mayor. De ahí pende todo. Sin taquilla fluyente la fiesta es inconcebible. No hay tal que el toro es el rey. Ahora el rey es el dinero.

La corrida, rito-espectáculo, se ha hecho un asunto comercial, una empresa, la dirige un empresario y debe ser rentable o no ser. Hay que meter en ella los que pagan todo; montaje, ganaderías, toreros, promoción, impuestos, la propia plaza, profesionales y negocios conexos. Captar espectadores. No digamos aficionados que también cotizan pero son especie minoritaria, poco apreciada y en vía de extinción. Como tantos bizarros encastes. Como el honor mismo.

¿Y quién atrae la clientela? Igual que en todo mercado, la marca, la materia prima del marketing, el nombre del artista. Lo demás es lo de menos, está demostrado, pues a despecho del animal y las otras ventajas que imponen Fulanito “inventor de toros”, Menganito “enfermero milagroso” y Zutanito “especialista sublime del toro bobo” pueden colgar el cartel de “No hay billetes”, dejar a la parroquia con tres cuartas de narices, y repetir. Lo saben. Lo sabemos.

Claro, no solo pasa en lo taurino. Pasa en todo. La imagen suplanta la realidad. La idea el objeto. Lo que nos dicen a lo que vemos. La publicidad es la vara mágica que trastoca.

Posmodernismo llaman los doctos esta era de impostura. Hay que ver los mamarrachos que se venden por fortunas en las galerías de arte. Las idolatrías masivas a políticos impresentables. O las millonadas astronómicas que recaudan por doquier cuatro esperpentos tutankamónicos aullando y gesticulando disfrazados de niños rebeldes.

Es lógico. Este mundo virtual, prefabricado, psicodélico, encuentra intolerable la autenticidad de la corrida, y presiona sobre sus anacrónicos valores y códigos --¡Vamos! Entreguémoslos a cambio de la bolsa-- dicen muchos, y parecen ganar. Sin embargo, aun de tarde en tarde, un torero y un toro se salen de la fila y vuelven a reivindicar en el ruedo la vieja y esencial verdad. La que más allá del dinero ha mantenido el culto.

CALI CUENTA LA PLATA - VIÑETA 146

Viñeta 146

Cali cuenta la plata
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 22 de marzo 2016
Cañaveralejo 28 de diciembre pasado. El lleno que la empresa no vio. Foto: Camilo Díaz
El Consejo de Estado colombiano recordó en sentencia de octubre 2014 que la plaza de toros Cañaveralejo es “monumento nacional”, y por tanto corresponde al Ministerio de cultura su “manejo y protección”.

En julio de 2015, la ministra, por coincidencia caleña, Mariana Garcés, entendió que la mejor manera de proteger la plaza-monumento, era permitir la venta de 35.680 metros cuadrados de sus terrenos, y autorizar de paso construcciones en ellos de hasta 23,6 metros de altura, con el argumento de que es propiedad privada y el dueño puede disponer.

Este, la Sociedad Plaza de Toros de Cali S.A., que en realidad es entidad mixta (privada y oficial), de particulares  64% y Estado 36% (Municipio y Departamento), había sustentado la transacción en su necesidad de dinero para sanear las finanzas y convertir el coso en un escenario multiuso más rentable. Opinión compartida por sectores aficionados y prensa taurina local.

Los defensores de la integridad territorial y arquitectónica del bien fuimos derrotados en toda la línea. Ya es un hecho irreversible. Para qué llorar sobre la leche derramada. El predio se partió, el comprador “Mall Plaza Colombia S.A.S., iniciará en él sus desarrollos y el vendedor contó su plata, en asamblea de socios el jueves pasado.

No voy a repetir en esta breve columna el extenso informe de gestión presentado por la junta. Solo mencionaré una cifra netamente taurina; 700 millones de pesos (unos 200.000 euros). Pérdida de la temporada 2015, la cual corresponde, según el presidente, al desfase producido por el cataclísmico encarecimiento del dólar ocurrido entre la contratación y el pago de honorarios a los ocho toreros extranjeros participantes en la feria. Ni más ni menos. 

En principio, los ingresos estaban presupuestados para cubrir los costos, y de acuerdo a la concurrencia, generar más o menos ganancias. Pero no, al fin las figuras no congregaron todo lo que suponía su caché (según el informe, ver foto) y lo que perdió la empresa viajó en los esportones.




Pero tranquilos, por ahora, la venta parcial del “patrimonio nacional” da para cubrir eso y más, aunque de seguir así no se avisora larga supervivencia en estos lares para ese otro valioso patrimonio amenazado; la fiesta.

¿REVOLUCIÓN? - VIÑETA 145

Viñeta 145
¿Revolución?
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 15 de marzo 2016

¿Qué insinúan recientes acontecimientos como la gran movilización en Valencia y el alzamiento de la nueva camada torera? ¿Una revolución? ¿La destrucción de viejas taras? ¿El cambio de caducas estructuras? ¿Un salto al futuro?

Ya hubo dos o tres triunfantes en la fiesta. La de Romero, Pepe-Hillo y Costillares a fines del siglo XVIII, de la que nació el toreo moderno. La de Belmonte a comienzos del XX que lo convirtió en arte dramático, y quizás (me perdonarán), la del “Cordobés” en los sesenta que lo universalizó, como pregonara Gerardo Diego.

El Cordobés
es el toreo al revés…
en inglés,
en danés,
en pequinés,
Y en volapuk
y sin mover los pies.

¿Vendrá otra? ¿Deben temblar los grandes… y los pequeños, que son los que siempre ponen el cuero? ¿Su manifiesto anuncia  respeto para todos; el toro imponente, fiero, auténtico, intacto, el toreo puro, el artistas heroico, la verdad prístina, las masas alborozadas desbordando las taquillas? ¿Promete que la fiesta será el paraíso, y en Madrid los del “siete” y los del “dos” corearán al unísono felices?

¿Ahora sí? ¿Será cierto? ¿Cuánto costará? ¿Sangre, sudor y lágrimas… y dinero? ¿Los valdrá? ¿O todo quedará, por un lado en un memorial de agravios y por otro en una operación cosmética más, mera sustitución de caras? ¿Acaso una optimización del marketing? ¿O menos de pronto? ¿Un ajuste de cuotas con los insurgentes a trueque de no alborotar?

¿Quién lo adivina? Los grandes problemas de la fiesta exigen grandes remedios. So pena de no sobrevivir. Quizá otra revolución, regeneradora claro. El problema es que con ellas pasa como con los terremotos, se sabe cuando empiezan pero no cómo acaban.

Porque las revoluciones, tan románticas, inevitables, utópicas y trágicas, caen las más de las veces derrotadas, incluso en las manos aviesas de sus propios engendros que terminan unciéndolas de nuevo a la noria.

Sobran los ejemplos. Para qué citar nombres, podrían herir susceptibilidades. Mejor las alegorías literarias; las treinta perdidas del coronel Aureliano Buendía o la del “Otoño del patriarca” por ejemplo... Son para reír y llorar. Sin embargo no hay que desesperar, lo que viene pasando parece al menos un nuevo amanecer. 

viernes, 11 de marzo de 2016

EL RUEDO IBÉRICO - VIÑETA 144

Viñeta 144

El ruedo ibérico
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 8 de marzo 2016

Desde aquí, como desde una barrera, seguí la semana pasada los debates de investidura en el congreso. Un muestrario de la sociedad, la política, los afanes, las pugnacidades pero también del talante y el ingenio en la España de hoy.

No sé hasta donde la condición de observador extranjero, distante, me permita imparcialidad. La total es imposible, y en este caso inclinan, el afecto por el país, el interés por su futuro y un vínculo particular; los toros, cuya suerte también estaba en juego. No los mencionaron, pese a que algunos trataron de saltar a la torera, pero ahí estaban, tácitamente para mí

En el ruedo parlamentario la retórica es el arte. Palabras, gestos, atuendos buscando cautivar más que convencer. Teatro de lo adusto y lo cómico. De lo último sí que hubo. Humor picaresco, rasgo nacional que aun en las confrontaciones más hondas burla fronteras e identifica lo español.

Por el salón vagó siempre aquel espíritu que Cervantes, Alemán, Rojas, Quevedo y otros menos agudos identificaron en sus gentes y capturaron en sus papeles. No diré quién se me pareció más a cuál de sus famosos personajes. No es relevante. Pero sucedió, haciendo pensar otra vez que sí los españoles han sobrevivido juntos tanto tiempo será porque son capaces de reír y hacer reír así.

Quizá por eso, ahora que intento reconstruir esas “históricas” faenas para unos, feria de vanidades para otros, encuentro solo suertes aisladas, y más de corte bufo que serio...

El beso labial en los medios, con postrer caricia glútea, del macho alfa podemista y el secesionista Domenech.
La pataleta del portavoz de Ciudadanos, indignado por no ser llamado antifranquista.
La contrapataleta de Rufián, el acusador esquerrista que insistía.
La desmayada larga de Patxi López (taurino) a la bravura del senador PP que clamaba tergiversación contra su par del PSOE.
La cara de Stan Laurel que puso Íñigo Errejón cuando lo de la “cal viva”.
El gracioso alimón electoral de la izquierda y la derecha.

La cita de Campoamor:En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira…”, lanzada como desplante y con sonrisa socarrona por el presidente Rajoy. La cual bien podría ser epitafio de un gobierno que malgastó el mayoritario respaldo popular del único partido que ha defendido la fiesta como patrimonio cultural de la nación y de la humanidad, dejándola inerme ante sus enemigos.

Quizá sea un relato pobre y frívolo. Me disculpo. Pero como dijo Corrochano, Lo que no deja recuerdos no merece contarse”.

martes, 1 de marzo de 2016

PROPUESTA INDECENTE - VIÑETA 143

Viñeta 143

Propuesta indecente
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 1º de marzo 2016

Perno cautivo. Foto: John Jairo Bonilla
El diputado andaluz por el partido antitaurino “Podemos”, Rafael Alonso Luna Murillo, ha condicionado su voto, sí a los toros, a cambio de que se hagan una serie de reformas litúrgicas y doctrinarias al rito. Mejor dicho; a que los taurinos abjuren de sus principios para ganar la bendición redentora que ofrece. O si no, no.  

¡Vete a tomar por culo! Darían ganas de contestar, si fuera uno el interrogado. No es el caso. Pero tampoco da para menos, pues entre las “humanitarias” modernizaciones y prohibiciones que intima, don Rafael incluye adulterar el sacrificio ceremonial, el acto mayor, la suerte suprema, convirtiéndola en una vulgar ejecución de matadero, mediante el uso de la infame “Pistola de perno cautivo”, arma de matarife, que a diario se utiliza por cienmiles para masacrar ganado manso destinado a las mesas de los piadosos protectores de animales. ¡Cuánta sinceridad!

Pero continuemos con la pistola de marras, la cual él aspira reemplace la puntilla y seguramente la espada. Como ya desafortunadamente se ensayó en el ruedo (novillo en pie), durante el primer festejo de la pasada feria de Manizales (Colombia), provocando asombro y repudio.

El vil artefacto tiene dos versiones; penetrante y no penetrante. Se dispara sobre la testuz del indefenso animal, aturdiéndolo, noqueándolo, para de inmediato arrastrarlo inconsciente a un lugar escondido, degollarlo y descuartizarlo. El objeto es tapar, ocultar. Que la gente no vea la muerte, que la ignore. Ojos que no ven corazón que no siente, dirán. ¡Qué humanitarismo!

Esta canallada contradice la esencia ética de la corrida, su razón de ser, el principio fundamental que ha justificado su vigencia milenaria. El toro muerto en el ruedo, con ceremonia, con respeto, en franca lid, cara a cara, honorablemente, cruzando armas, defendiendo su vida en condiciones de igualdad.

Pues la corrida, aun siendo cruenta, es ante todo un acto de comunión con la naturaleza. Comunión, y contrición, digo, porque el toro de lidia es el único ser que hoy en día el hombre mata con honor, con decoro. A todos los demás, los asesina por miríadas, utilitariamente, atrozmente, en condiciones de indefensión, mansalva vergonzosa y cobarde superioridad.
 
La propuesta de Podemos es indecente, ofensiva, inaceptable. Mejor, que continúen votando en contra. Qué importa. Somos o no somos. Al fin y al cabo, a la gente se le mide también por los adversarios que tiene.

martes, 23 de febrero de 2016

VISITAS ILUSTRES - VIÑETA 142

Viñeta 142

Visitas ilustres
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 23 de febrero 2016
Pasaron las figuras por Colombia. Casi todas. Exigieron, como corresponde a su alto rango. Torearon lo que eligieron, donde, cuando, con quien y por cuanto quisieron. No siempre llenaron plazas ni expectativas. Pero se fueron aplaudidas, pagadas, premiadas, aduladas, dejando tras de sí veneración y recuerdos, porque las figuras figuran y a todo lo que hacen se le da importancia, eco, publicidad.

Qué si alcanzaron todo su esplendor. Qué si no. Qué si aquella faena. Qué si aquel detalle. Qué si aquel brindis. Pero sobre todo dejaron gratitud. Pues la fiesta está en crisis y la presencia de los primados es indispensable. Qué tal que no hubiesen venido. Qué habrían dicho de nosotros. Lo menos, que ya estábamos liquidados, que  Colombia da una temporada de tercera, que aquí la fiesta ya no es fiesta. Y además ¿Quien hubiese movido el torno?

Tenemos que aceptarlo, en los tiempos que corren, la importancia no la da el toro, la dan los nombres en el cartel. Así estos componentes mantengan una inversa proporción. A más nombre, menos toro. Asimetría que si bien amarga a los aficionados anacrónicos (pocos) para quienes la amargura es el estado natural, no aleja el grueso público. Al contrario. El show business y la cultura taurina no hablan el mismo idioma.

Sí. Pasaron las figuras pero entre la plácida estela que dejaron destemplan algunos quejidos empresariales. Voces materialistas, que no saben de amores, insensibles a la idolatría. Voces pragmáticas que todo lo reducen al vil metal, y reclaman con indelicadeza no haberse ni acercado a lo comido por lo servido. No se conocen aún balances contables oficiales. Ya vendrán. Es apenas el runrún. Mas cuando el río suena…

Me vienen a la memoria, la frase de José Antonio Martínez Uranga --La fiesta está en quiebra pero las figuras ganan más que nunca— (ABC, Octubre 15 de 2014), y un recuerdo de mis lejanos días como médico rural en la necesitada costa chocoana; la rara visita de un político ilustre con su numeroso séquito, recibida por los buenos nativos como luz de esperanza.

--Por fin se acordaron de nosotros ¡Estamos hechos!— decían, e ilusionados ofrendaron en generosos banquetes, casi todos los cerdos y aves que tenían. Cuando tras días de celebraciones opíparas y discursos conmovedores el ahíto cortejo abandonó la región, comenzó una hambruna larga. Solo eso cambió.

miércoles, 17 de febrero de 2016

QUÉ PASÓ AYER - VIÑETA 141

Viñeta 141

Qué pasó ayer
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 16 de febrero 2016

Foto: Jorge Arturo Díaz Reyes
El domingo, tras el cortejo que cargaba a Juan de Castilla, la Macarena cerró su puerta y la temporada nacional. Pasó la fiesta. Queda la resaca, el día después, el cómo quedó la casa, el despertar preguntándose y respondiéndose…

¿Vinieron todos los invitados?
Casi todos los famosos, incluso uno que no podía participar trajo personalmente su excusa, Manzanares. Los otros pocos ausentes ni mú... el imprevisible Morante, el incapacitado Perera y el anecdótico Tomás que no aparece nunca. Del común, la misma concurrencia, quizá un poco más de gente por Cali, Manizales y Puente Piedra, un poco menos por Medellín, Cartagena, Duitama, y lo mismo por las plazas provincianas. Es que no salía barato asistir.

¿Y el principal?
¿El toro? Poco, disparejo. Haciéndose notar mucho el enano presumido con su dudosa tablilla 440, y dando pesar con asco más de una cabeza festivalera. Los hubo, como siempre, que parecían menores de edad colados, pero nadie les pidió los documentos. En honor a la verdad, Paispamba y Gutiérrez en Cali, Santa Bárbara y Achury en Medellín, Mondoñedo y Guachicono en Puente Piedra se presentaron dignamente.

¿La casta?
La fiereza se considera de mal gusto, ya no se lleva. El poder tampoco. Para qué, con el monopuyazo tienen y sobra. Aunque la verdad sea dicha, en algún caso de trapío el barrenamiento prolongado a caballo cruzado que vale por seis varas no faltó.

¿Se toreó?
Hombre torear, torear, lo que se dice torear, no. Pero es que eso casi nunca ocurre. El arte del toreo es joya preciosa, exótica, que no se halla sino muy rara vez. Pero se toreó, sí, cada cual a su modo y a su toro. Los toreros valga decir pusieron lo suyo todos. Con alguna rajada notable y sorpresiva que no señalaré, pero que todo el mundo vio. Con algunas revelaciones. Con varios revalidamientos de pergaminos. Con plausibles refrescamientos de cartel.

¿Los nacionales?
Diego González en reaparición estupenda, Bolívar, Libardo y Castrillón por arriba, y el surgimiento de un banderillero emocionante, Carlos Garrido.

¿Qué más?
Mucho más, pero la fiesta se acabó, a la ducha, hay que ir a trabajar.