VIÑETA 448
Toros. Foto: Juan Pablo Zumel Arranz, Wikipedia |
Toros. Foto: Juan Pablo Zumel Arranz, Wikipedia |
VIÑETA 447
El invierno de nuestra amargura
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali II 28 2022
Toro de Los Bayones. Foto: Torosdelidia.es |
Se vislumbra la primavera en el hemisferio norte, aquel por donde según Henry Kissinger “transcurre la historia universal”. Y al mismo tiempo, en todo el mundo, incluido el “ahistórico”, parece declinar el duro y largo invierno de la pandemia que se ha llevado tantos.
Deshielo, reverdecer, floración, reactivación… Las especies hibernantes comienzan su lento despertar, el intensificar la brega por la vida, el apareamiento y la continuidad de la especie. No así la humana, que ha convertido la matanza propia en actividad primordial, en partera de su historia, y ahora, en su posible sepulturera total. Dado el monstruoso poder destructivo puesto a disposición de sus competitivos machos alfa...
Al tiempo con el tiempo, en Europa toros, toreros y públicos aprestan la retoma de ruedos, graderíos y pantallas. Terminan dos años y medio en que la fiesta sobrevive con su metabolismo al mínimo, sostenido por un puñado de resilientes, usando la televisión como tubo de respiración asistida, contra el ahogo del distanciamiento social y las restricciones de concurrencia.
Cuando las plazas quedaron desoladas, bastantes desertaron, se retiraron o se recogieron en sus cuarteles. Quizá esperando que el clima mejorara. Era su derecho. Pero cómo ignorar hoy a los aguerridos que le pusieron el pecho a la gélida tormenta, jugándosela para sostener el hálito del culto. Empresarios, ganaderos valientes cuyos nombres quedan para el recuerdo, y los matadores, que liderados por Ponce 2020 y Morante 2021, dieron la cara en estos años de gesta. ¿Cómo olvidarlos, por qué olvidarlos, por qué negarles reconocimiento y honor, si ahí estaban las cámaras atestiguando?
Bienvenidos los que ahora se levantan, vuelven y se suman a ellos. Claro que sí, los extrañábamos mucho. Su concurso será definitivo para la resurrección. Enriquecerá los carteles, alimentará las taquillas, fortalecerá el sistema…, lucrarán justamente. Sin embargo, en medio de la euforia es imposible obviar algunas incomprensiones.
El esperado Alejandro Talavante, por ejemplo, quien se negó a reaparecer en Sevilla por no dejarse televisar y luego arremetió en Madrid contra las transmisiones acusándolas como “elitistas”. Equivocado desdén a la que ha mostrado ser no solo la manera más barata y popular de acceder al rito desde cualquier latitud, sino el vehículo más eficaz de su indispensable difusión. Sin ella, este invierno de nuestra amargura hubiese sido final, no tendríamos otra primavera, ni esperaríamos que el sol del verano trajera dulzura.
VIÑETA 446
Destape y devaluación
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali II 21 2022
Ocaso en Las Ventas: Fotograma, Plaza Toros TV |
La semana pasada dos noticias desde España captaron la atención en todo el mundo taurino. Una, la presentación del calendario Katia Sol, con fotografías de reconocidos toreros semidesnudos, varias en poses insinuantes. Otra, la publicación por la Comunidad de Madrid del Pliego para el arrendamiento de La plaza de Toros de Las Ventas durante las próximas temporadas y las dos prórrogas posibles (seis años), el cual hace una rebaja enorme al precio de la “primera plaza del mundo”.
Aparte de la coincidencia en el tiempo, (al tiempo) ¿hasta dónde se relacionan esos dos acontecimientos? ¿Hasta dónde son signos conjuntos del estado de cosas en la fiesta y en la sociedad? ¿Hasta dónde marcan pautas de comportamiento global? En verdad que hubo respuestas distintas.
Que los oficiantes de nuestro culto, se quitaran parte de sus trajes rituales y se mostraran, así como así, desbraguetados, medio veringos, ha inspirado a quienes lo aplauden por “chic”, y juzgan “puritano” el disgusto de los que lo consideran extravío de valores.
Respecto a la otra depreciación, la de la catedral primada del toreo, ni fu ni fa. Indiferencia inexplicable, pues la caída fue de altura y con implicaciones. Hace diez años, por ejemplo, la exigencia mínima para los licitadores era de 2.300.000 euros anuales, otorgando puntos de premio para quienes la superaran, y la superaban bastante. Hoy, ese mínimo se ha fijado en 675.000 euros, casi la tercera parte, y con prohibición de ofrecer más del tope (975.000 euros), que no existía.
Además, el requisito de solvencia económica, técnica y profesional de los aspirantes, demostrado por acreditación de negocios anuales durante los tres últimos ejercicios, no inferior a diez millones de euros ha sido rebajado a la mitad. No se informa si estos menores costos al empresario redundarán proporcionalmente en el precio de la boletería, el pago a ganaderos y otros profesionales.
Lo claro es que la disparidad aparente de los eventos recientes, el publicitario y el financiero, no los divorcia, los casa como signos de un mismo proceso crónico; posmodernismo, devaluació, frivolidad, complacencia, declive…
VIÑETA 445
Sota, caballo y rey
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali II 14 2022
Óleo anónimo, siglo XVII: Museo del Prado |
Morante, Manzanares, Roca Rey… y pocos, muy pocos nombres más van repitiendo carteles como letanías por toda la geografía taurina.
Los mismos, de a dos, de a tres y hasta de a seis contratos por temporada, por feria, incluso unos con toda la corrida para sí solos, de plaza en plaza… grande, mediana, pequeña, minúscula, la que sea. Todas copadas.
Vedetismo, rasgo de la fiesta que la crisis ha extremado. Ralean festejos y público. Los empresarios, en el filo de la navaja, como la decapitada reina francesa optan por ofrecer tartas a cambio de pan. Pero no porque no haya. Pan hay, y bueno. ¿Qué son si no los otros cientos de toreros andantes con sus particulares tauromaquias, devociones y estéticas que han sido puestos fuera de circulación? ¿Y qué serán los que vienen, pues encima las escuelas taurinas están llenas?
La oferta y la demanda se han desbarajustado y todo con ellas. Como cuando los especuladores de la bolsa se tiraban por las ventanas de los rascacielos en Wall Street. Bueno, no tanto, a escala digo. El mercado está famélico, delirante, liquidacionista. Menos corridas, su precio sube. Más toros y mano de obra ociosa, su precio baja.
El toreo, arte litúrgico es como los otros artes, también mercancía. Sometido a la dura ley de la competencia, que no entiende justicia laboral ni equidad. El que no nada se lo traga la corriente. La de la clientela, que pone la plata, paga, escoge y desecha.
¿Pero esta lo hace siempre bien? ¿Acierta siempre? La comida más vendida (la más dañina). Los políticos elegidos (no hablemos). Las drogas adictivas, a tope. La vulgaridad, best seller. Orinales cotizados como arte sublime… ¿Tal es el sentido común? ¿Tan sabia es la mayoría? ¿O no escoge libremente? ¿Qué mueve sus afectos, sus desafectos, sus ávidas preferencias?
La propaganda, es vox populi. La estupefacción, la masificación, la doma del criterio individual en aras del consumo, “que es progreso”. Ese que lo justifica todo, hasta convertir el planeta en un muladar inhabitable. El que no haya entrado por el aro que arroje la primera piedra, o la primera bolsa plástica.
¿Y nuestro viejo culto no va también “progresando”, el toro a comparsa, el rito a farándula, el rigor a novelería? —Tranquilos, no pasa nada, está bien, son los tiempos— contestan los mercaderistas —el público manda, descontinúa lo que no quiere, porque no quiere lo que no le vendemos.
Aún así, aceptando que quizá en las facsimilares carteleras para este año, tercero de pandemia, los que están son, seguro que no están muchos que son. ¿Culpa de quién? Culpa de todos, culpa de nadie, son las reglas, sigamos repartiendo… sota, caballo, rey… vuelve y juega… ¿Hasta cuando?
Paseíllo en Arles, junio 12 2021. Fotograma: Plaza Toros |
Sancho y Don Quijote. Ilustración: Don Quijote paso a paso |