lunes, 23 de junio de 2025

TRES TOROS - VIÑETA 569

 
VIÑETA 569
 
Tres toros
Jorge Arturo Díaz Reyes 23 VI 2025 

Brigadier” de Pedraza de Yeltes, cinqueño, 667 kilos. Foto: Las Ventas
Entre los más de 170 toros (incluyendo sobreros) que salieron al ruedo de Las Ventas en la pasada feria de San Isidro. Todos, por A o por B, dignos de consideración y reseña, el solo hecho de haber llegado hasta allí lo amerita. Los vi. Pero tres, por su trapío, bravura y dignidad hasta la muerte, más que los otros, me llenaron los ojos, el corazón y el recuerdo.
 
Respetando claro, que cada observador, aficionado, profesional (ganadero, torero, veterinario, apoderado, empresario, periodista, publicista, influencer…) tiene su particular opinión de tales caracteres, y disculpándome por supuesto, con quienes consideran la suya única, universal, y de obligado acatamiento.
 
Confieso que antes, durante y después de racionalizar la presencia y lidia que dieron, mi principal medida fue la elemental, la biológica. Esa reacción fisiológica, hormonal, con que la evolución nos ha dotado, antes de la razón, a los humanos. La adrenalína, que no miente. La “emoción” en   tauromaquia, y en el arte general. --Si un cuadro (en lugar de emoción) necesitara explicación dejaría de ser un cuadro –resumía Gauguin.  
 
Pero volvamos a los tres toros. ¿Por qué tres? porque sí. En orden de aparición: Brigadier, Chivita y Calentito. Todos cinqueños, cuajados, muy bien armados, todos ovacionados de salida y arrastre, y al primero con vuelta al ruedo. Con su notable romana, dieron peleas de gran fondo y ninguno se cayó ni renunció.
 
Uno, Brigadier, de Pedraza de Yeltes, procedencia Domecq, colorado, de 667 kilos, lidiado en sexto lugar por Isaac Fonseca quien le cortó una oreja en la quinta corrida de la feria el día 14 de mayo. Sus dos primeros tercios fueron de lujo. Tomó tres varas de Borja Lorente, la tercera desde el platillo a galope. Obligando también las ovaciones para los banderilleros: Juan Carlos Rey y “Tito”. Y en el último, se batió con largura y reclamo, muriendo bravío de un pinchazo en sitio y estocada. Se le dio vuelta al ruedo.  
 
Dos, Chivita, de Araúz de Robles, procedencia Gamero Cívico y Saltillo, negro bragado, de 612 kilos, lidiado en quinto lugar por Fortes, quién dio vuelta al ruedo en la corrida once de la feria el día 21 de mayo. Tras faena de gran contenido estético y de fuste, que impuso poso a las codiciosas y exigentes embestidas. Obra que se vio privada de mayor premio por dos pinchazos y una estocada descentrada.
 
Tres, Calentito, de José Escolar, procedencia Santa Coloma, cárdeno capirote, de 656 kilos, lidiado en quinto lugar por Gómez del Pilar, quien le cortó una oreja en la corrida veintidós de la feria el día 3 de junio. Impresionante toro fiero, ovacionado de salida y arrastre, que tomó tres varas desde los medios haciendo ovacionar al picador José Manuel Sangüesa y al banderillero Víctor del Pozo y obligando una lidia de gran autenticidad y exposición, rematada con estocada en sitio, honda fulminante.
 
Hubo más. Pero primero estos tres que hicieron brillar la épica, sustento vertebral de la fiesta. Los tres rasparon la pátina de bisutería y abalorio qué, el flujo del toreo moderno (posbelmontino), ha ido depositando sobre la corrida durante más de un siglo.
 
Los tres y sus lidiadores refutaron en el ruedo la retórica de los evangelistas del toro menos, minicorne y amaestrado genéticamente. Los tres protagonizaron los momentos más bizarros del San Isidro 2025. Honrando el prestigio del “toro de Madrid”, y grabando la memoria de quienes los vivieron, y que consciente o inconscientemente concuerdan con Fernando Claramunt: Si del toreo suprimimos la dimensión poética no queda nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario