Viñeta 382
Ivan Parra “Parrita” y Edgard García “El Dandy” |
Ya nada será igual sin ellos. ¡Qué pesar!
Ivan Parra “Parrita” y Edgard García “El Dandy” |
Morante de La Puebla. Foto: Arjona, https://twitter.com/Firma_Arjona |
Viñeta 379
Foto: https://www.larazon.es/toros |
Cali a 54 días de la feria, recibe dos noticias impactantes: Una, que Tauroemoción asume la gestión de Cañaveralejo por tres años (aplausos y prendas). Otra, que se darán las corridas… si el alcalde quiere (asombro).
Pues claro que el alcalde no quiere. Lo ha repetido hasta la saciedad. Pese a que fueron los toros los que crearon la feria y no al revés (¿lo sabrá?). Pese a lo que manda la Ley taurina (916). Pese a la promesa de protocolo sanitario riguroso. Y pese a que le ofrezcan lo que le ofrezcan, pues en esta materia su actitud es la misma terca, recursiva y rabulezca de Gustavo Petro en Bogotá durante años respecto a la Santamaría.
Pero además por todo lo demás. Digámonos la verdad. No hay tiempo, los abonos modalidad base de la feria ya no tendrían plazo. No se han planteado carteles, avistado ni comprado encierros. La pandemia recrudece, las medidas preventivas de aislamiento, confinamiento y hasta toque de queda imposibilitarían la congregación de público, aún mínimo.
Para este diciembre, ni siquiera parece posible improvisar unas heroicas corridas virtuales a puerta cerrada, ya ensayadas recientemente sin éxito en Manizales. El jerarca municipal y su solícito Concejo tampoco las permitirían.
La empresa debuta entonces con un farol. De rodillas, capote a dos manos sobre la cabeza, toro por alto y a su aire. Alegre y valiente manera de iniciar faena.
Y su brindis: “Porque otra vez la de Cali sea una feria universal… Traer las máximas figuras, (que otrora siempre vinieron) y toros de Victorino Martín (¿?)… Regresar el dinero si los carteles no gustan… Resucitar preferia y novilladas... Hablar de toros todo el año…” No pasa hoy de ser una declaración de buenas intenciones.
Conmueve la ilusión con que la celebran queridos amigos, aficionados y periodistas. Mismos que no hace mucho también aplaudían la venta de la mitad de los terrenos de la plaza (¡patrimonio cultural!), para disque con esa platica convertirla, no en de toros sino de cualquier cosa, y así recuperar “la mejor feria de América”. Y… mira cómo estamos.
Nada sería mejor que su sueño se realizara, pero ya deberíamos estar lo bastante curtidos como para no saber que los sueños, sueños son.
Pueda que antes de 2023 despierten y el dinosaurio de varias cabezas, que ha devorado la fiesta en Cali, no esté ahí. Lo dudo mucho.
Viñeta 378
Toreo y moda
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali octubre 27 de 2020
Manzanares. Fragmento anuncio de la marca de relojes IWC.
Cayetano, Manzanares, Padilla, Lea Vicens… modelos de campañas publicitarias… Frivolidad quizá para los aficionados conservadores, irritación, seguro para los antitaurinos. Pero no, no es una relación nueva la del toreo con la moda. Siempre ha estado, aunque no haya sido siempre de la misma manera, pues moda y toreo son cultura.
No es cosa leve. La moda pesa más, de lo que indican: el ancho de la solapa, la longitud de la falda, el modelo del carro, la marca del reloj, la proporción de las mamas o los glúteos… Tras ella están el consumo, el mercado, la industria, los precios, el empleo, la política. Es gran turbina de una economía (mundial), basada en la compra y el desecho, la sobreproducción y su secuela en el mundo, el deterioro ambiental.
La moda rige los comportamientos colectivos, y, en esta época hipercomunicada, los de la humanidad entera. Por un lado, con su insoslayable seducción, como Flautista de Hamelín, y por otro, con mano de hierro, como dictador incontestable. Quien no la siga se despeña.
Dicen que los influenciadores, las marcas, los notables, los diseñadores, los mercaderes, los medios inventan la moda. No. Se le suman, la sirven y se sirven. O pasan de moda y caen arrollados.
Nacida en las profundas pulsiones humanas, ella se mueve con dinámica propia. Como la energía nuclear, que surge de la fisión del átomo. Se alimenta de la fuerza liberada por el choque continuo entre los apetitos de un animal racional y las exigencias de su rebaño. Fisión de individuo y sociedad; de lo privado y lo público.
Permanentemente actuamos en dos escenarios simultáneos; externo e interno. Somos públicos e íntimos. Nos damos a la platea y a nosotros mismos. “El mundo es un gigantesco teatro en el que somos a la vez actores y espectadores”.
Es el campo gravitatorio de la moda. Querer parecernos y ser distintos. Ahí también interactúan el toreo y los toreros, como arte y artistas de la imagen, como estética y modelos, dentro y fuera del ruedo. Lidiadores e iconos. Sujetos y objetos del mercado, sí, pero también de otras gravedades más fuertes; las del instinto, el culto, el rito, la liturgia. Cual oficiantes de la corrida, ceremonia ancestral de vida y muerte.
Metasignificados que captan e incitan, más hondo que los melindres y slogans antitaurinos o el escándalo de los creyentes fundamentalistas. Lo sabe y aplica la publicidad.