lunes, 22 de septiembre de 2025

UN DECENIO TENAZ - VIÑETA 580

 
VIÑETA 580
 
Un decenio tenaz
Jorge Arturo Díaz Reyes 22 IX 2025
Roca Rey 2023. Fotograma: OneToro
Qué un joven desconocido irrumpa en La Fiesta, tome alternativa, y de una se trepe al podio, lo honré y lo trascienda, es noticia. Aun siendo español. Pero que lo haga un americano, es insólito.
 
Eso fue lo que comenzó a ocurrir aquel 19 de septiembre del 2015, cuando en el bimilenario ruedo de Nimes, Enrique Ponce, ante Juan Bautista Jalaberth, le cedió al peruano Andrés Roca Rey el toro “Pocosol” de Victoriano del Río. Lo recordaron el viernes pasado algunos titulares (no muchos).
 
Pero es que… ¿Cuántos lo han hecho antes? ¿Acaso, Gaona, Armillita, Arruza, los Girón, Rincón? Nunca tan pronto y tan populosamente, pese a surgir en medio de la crisis más profunda del toreo y además toparse a poco con los tres terribles años de la pandemia.
 
Cómo lo señalé, al salir de aquel infierno… plazas tapiadas, ferias canceladas, clientela encuarentenada, torería en paro, toros al matadero… ganaderías enteras. Crisis, crisis, crisis... Solo un milagro, pensábamos. Y entonces, por marzo, volvió Andrés a España con su mutismo, su sangre fría y sus largas piernas, a estacarse en el terreno del toro (el bueno y el malo), aguantarlo, pasárselo por todas partes, ligándolo, templándolo y mandándolo, a despecho de querencias, fobias y estilismos.
 
Impertérrito, arriesgándolo todo, soportándolo todo, sobreponiéndose a todo. Sin palabras, con hechos. Abrumando. Y los públicos a él, como ha sucedido siempre con los que así los impactan. ¡Quiero dos para Roca Rey! exigen agotando las taquillas, recordando esos sesenta de Manuel Benítez, a quien también algunos ponían peros esteticistas, que no hacían sino estimular su demanda.
 
El torero de masas no necesita mercadotecnia. Cada quién lo valora como le conviene, pero todos quieren verlo. Esa es la cosa. Ningún espada latinoamericano desde los buenos tiempos de César Rincón, lo había demostrado con tanto tirón. Y menos en la última década, cuando tanto se necesitó, ningún europeo tampoco.
 
Sin coreografía, disfraces, poses, ni discursos. Parco, apenas contestando a la prensa, por no hacer el patán, va de ruedo en ruedo con su capote, muleta y espada, como aquel mitológico rey frigio convirtiendo en oro cuánto contrato toca, y de paso salvando la Fiesta. ¿No es lo que queríamos?
 
Pero no faltan quienes resienten eso que no pueden tapar. Ese arrastre del inmigrante sobre todo en la juventud. Esa fuerza renovadora que ha saltado las barreras, los tendidos y los tejadillos trascendiendo al arte, el cine, la televisión y la cultura general, global. Llevando a otros públicos y otras culturas él toreo de nuestros días, tan perseguido, prohibido y necesitado de compromiso, audiencia y credibilidad.

lunes, 15 de septiembre de 2025

EN LA SERREZUELA - VIÑETA 579

 
VIÑETA 579
 
En La Serrezuela
Jorge Arturo Díaz Reyes 15 IX 2025  
La Serrezuela. Foto: Caracol
He coincidido en Cartagena de Indias, vieja ciudad amurallada, con mi querido amigo, venerable aficionado y veterano magistrado José Antonio Almanza. El encuentro se dio casual, frente al mar y el atardecer caribeño, en el bar “Tentadero” de la Histórica plaza de toros de la “Ciudad heroica”, convertida hoy en lijoso “mall-center”.
 
A nivel de lo que fueran los balconcillos, protegidos del húmedo calor por las vidrieras y el aire acondicionado, con ambiental mapalé de fondo y par copas de ron-cola, fluyó la conversación. La  cual, siendo quienes somos y estando donde estábamos, no podría ser otra.
 
—Toño ¿crees que la aprobación de la Corte Constitucional a la ley prohibicionista será el último acto jurídico de la fiesta en Colombia, el último vals?
—Probable, pero no necesariamente.
—Qué más podría ocurrir
—Algo que de puro difícil sonaría desopilante —dijo con sonrisa condescendiente.
—¿Cómo qué…?
—Como que la misma Corte, ante solicitud respetuosa, reconsiderara su fallo, motu proprio.
—¿Acaso por la premura y poco debate con que se pronunció, casi de un día para otro? ¿Por haber traspasado la fundamental división de poderes? ¿O…, porque esta última razón, impulsaría el Congreso a derogar la ley?
—No sería descabellado imaginar la primera. La Corte se ha corregido cuando lo ha considerado justo. Por qué no ahora. Pero la segunda, extralimitacion de poderes, habría de probarse.
—¿Con qué asidero?
—Bueno, la ley que se sometió a su consideración no incluía prohibir las corralejas ni las peleas de gallos, y el agregarlas de su parte, podría interpretarse como un acto legislativo. Lo cual no estaría en su potestad. El Congreso legisla, la Corte juzga.
—Sería entonces una extralimitación, además con posibles repercusiones electorales.
—Tal vez. La prohibida popularidad de las corralejas y los gallos, golpearía la de los congresistas de la región en época de cosechar votos. Eso, podría ser una razón de peso.
—Ahí, el voto sería el asunto y favorecería la tercera opción; derogar la ley y rehacerla cómo convenga.
—Quizá —dijo, apretando los labios, proyectando el mentón y y levantando las blancas cejas.
 
El sabor fresco y dulzón del trasiego complementaron el hálito de esperanza. Exhalé.
 
—No te emociones —me atajó —Apenas estamos divagando.
—Sí divagando, pero con el poder en juego, todo es posible. Las urnas pueden mover montañas.
—Bueno, como decía nuestro común amigo Antonio Caballlero, el problema y a la vez ventaja de la democracia es que obliga oír hasta los imbéciles.
—Pues ojalá nos oyeran también.
 
El sol besaba el mar sobre un fondo rojo y naranja. Ya no sonaba mapalé, sonaba cumbia. “Avisan de Bocachica, que en cantil de Medina, se fue a morir Sabina…” Pagamos nos dimos un abrazo y agarramos cada uno por su lado. Él para Getsemaní, yo para La Boquilla.
 

lunes, 8 de septiembre de 2025

UN TORO ES UN TORO - VIÑETA 578

 
VIÑETA 578
 
Un toro es un toro
Jorge Arturo Díaz Reyes 8 IX 2025  
Toro. Foto: Salamancaldía.es
 
Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'
(Jorge Luis Borges)
 
…Y todo el toro en la palabra toro, podríamos parafrasear, dejándonos llevar por la bella e irónica licencia poética. Pero no, no nos dejemos llevar. El nombre “no” es arquetipo de la cosa. La palabra no es la cosa, no es el animal. Es apenas la idea, el significado personal, muy diverso, aleatorio, caprichoso...
 
¿Qué entienden por “toro”: un vaquero, un pintor, un ganadero de manso, un ganadero de bravo, un veterinario de Las Ventas o de Cañaveralejo, un aficionado torista, un aficionado torerista, un turista en la plaza, un antitaurino, un devorador de hamburguesas, un niño absorto por Disney, un mascotista, un “animalista”, un político ávido de votos o un magistrado elegido por él…? No lo mismo, por supuesto. La diferencia es infinita. Son ideas, ideas, ideas...
 
Y para ellas, Platón (creador de El Cratilo) que las reflejó flameantes en la pared de la caverna. Por ejemplo, la idea “toro” de los zoólogos, es el Bos taurus, gran mamífero artiodáctilo, rumiante que campeó libre, indómito, dueño de sí por millones de años en Eurasia, hasta que otro mamífero, más ladino y pragmático, el Homo sapiens, cansado de ser derrotado por él en la caza, lo tramó, lo apresó en hatos, lo hizo res, lo castró, lo esclavizó, lo torturó, lo reprodujo y mató industrialmente, lo descuartizó y se lo comió.
 
Otra idea es la del culto al “Ibericus”. Que lo conserva sin domesticar, aunque criado si, selectivamente, aparte de los otros (gajes del “progreso” y la roturación de la tierra), para mantenerlo íntegro, como una reliquia viva en uso de sus caracteres primigenios; fiereza, potencia, soberbia. Sempiterna fascinación humana, hecha símbolo, valores e íconos religiosos y no religiosos de las culturas y los tiempos.
 
Hoy, el “arquetipo de la cosa” toro, lo es cada vez menos este. Y mucho más, el sometido, rehén de la civilización. Metamorfosis que pretende llevar a la “humanización”, el superviviente bravo (no el otro, el suyo, claro), atribuyéndole unilateralmente derechos, ¿deberes? y por ende autoconciencia y sentimientos. ¡Qué invento! Por ahí, camino, a la prohibición y extinción de la raza no mansa, la última que guarda su ancestral identidad, su original significado. Para poder seguir carneando al resto, impunemente, hipócritamente, infamemente, “sin Óle”, sin contrastes vergonzantes, ni cargos morales.
 
El jueves pasado La Corte Constitucional Colombiana, que estrena magistrado elegido por los mismos ambidiestros parlamentarios autores de la ley prohibicionista de los toros, la ratificó. Desdiciéndose de sus muchos fallos anteriores a favor del respeto a la cultura taurina y la libertad. Sin pena ni gloria, sin discusión, casi automáticamente.
 
Ahora, para los constituyentes colombianos, como condicionaba el gran poeta, el nombre toro sí es arquetipo de la cosa…, pero de esta otra cosa, su nueva cosa, su nueva idea, la conveniente, la indefensa, la de matadero. Mientras la primordial, la de: un toro es un toro, desaparecerá del todo, gracias a su otro arquetipo, la palabra democracia. Más que semántica.

lunes, 1 de septiembre de 2025

EL CREDO DE JUAN - VIÑETA 577

 
VIÑETA 577
 
El credo de Juan
Jorge Arturo Díaz Reyes 1 IX 2025  
 
Bayona (Fr). Juan de Castilla camino de la enfermería. Foto: Philippe Gil Mir, Mundotoro
El paisa Juan de Castilla, camino de la leyenda, ha engarzado una cuenta más en su rosario de gestas. Desde la primera, la más grande. Nacer donde nació y sobrevivir donde sobrevivió, no dejándose arrastrar como tantos por el turbión de la violencia y el vicio, prefiriendo el imposible camino de hacerse torero en una ciudad que apostataba del toreo.
 
Torero de arte, valor y honor, que llegó a subyugar entre otros, a su temprano mecenas y paisano, el pintor Fernando Botero. Quien pronto lo dejaría huérfano y jmigrante, buscando ser profeta fuera de su tierra. Por ahí llegó a la dura brega del escalafón español, teniendo que trabajar como buen proletario para comer y apuntalar su sueño. Respondiendo a cualquier desafío. Estando siempre “pa las que sean” como se decía en las cruentas calles de su infancia.
 
Igual para Cenicientos que para Madrid, igual con las duras que con las más duras, igual con una corrida cada seis meses que con dos el mismo día, a mil kilómetros de distancia. Como el 19 de mayo del año pasado; Vic-Fezensac por la mañana, concurso de ganaderías, y volando, por la tarde miuras en Las Ventas. Siempre listo, siempre a todo, siempre a por todas.
 
Igual anteayer en Bayona (Francia), por la oportunidad, un solo toro malgeniado de Arauz de Robles, que le infirió dos pavorosas coronadas, en la ingle y el periné, de las cuales se levantó digno, sangrando mucho, (según crónicas fotos y videos), para matar frontalmente al agresor, cortar la oreja triunfadora, y llegar por su propio pie a la enfermería donde cayó. Amaneció entre estupores anestésicos, balbuceando que quiere salir de nuevo al ruedo en Dax y Madrid, sus próximos retos.
 
De una, vivir o morir en su credo. Ese que adoptó, en Medellín; el toreo es peligroso, mortal, como también los son el sedentarismo, el sexo libre, y hasta el asistir desprevenidamente a un restaurante, la escuela, el hospital o un almacén, como nos recuerda el terror coentemporáneo.
 
Todo lo es, tomar el tren, cruzar la calle, beber un vaso de agua. La muerte acecha cada gesto humano. Muerte y vida son consubstanciales no existen la una sin la otra. Lo sabemos desde siempre, inciertos, afligidos por la fatalidad.
 
Todos moriremos. La diferencia del torero, de este torero, es que lo asume, lo ritualiza, lo demuestra y le da significado. Morir también pude ser digno, un acto de fe, ceremonial, oficiando una liturgia, con lealtad frente a la fuerza de la naturaleza, respondiéndose:
 
¿Si he de volver al polvo por qué no hacerlo en medio de una fiesta?
¿Si es inevitable, por qué morir desconsolado, implorante, acobardado?
¿Si puedo matar un animal, por qué no tener la decencia de aceptar que él también me pueda matar?
 
Ese viejo credo que Juan profesa desde niño, cuando escogió entre la pistola y la espada. El del honor.