VIÑETA 553
—¿Usted es de los toros,
cierto? Lo he visto.
—Sí, sí ¿usted también…,
aficionado?
—De sol arriba, pero no
he vuelto a la plaza —dice con gesto derrotado.
—¿Por?
—Muchas cosas, muchos años…
—Señala la pantalla del Waze —Tomaremos la circunvalar, la quinta tiene más
congestión —Mira de reojo la motocicleta ruidosa que lo cierra por la izquierda,
maniobra y reanuda la conversación.
—El asunto es plata…, y
que ya no es como antes… La feria era la feria… teníamos una peña popular, abonados.
Ya ni modo —Una Toyota cambia de carril sin avisar. Frena duro moviendo la
cabeza negativamente y protesta
—Ahora todo es así.
—¿Pero sigue la temporada
desde fuera?
—Mas o menos. Ya los
periódicos no publican toros. Porque son dizque animalistas, pero hay que ver
la de carnicerías que presentan todos los días. Me entero en internet. En la
feria oigo la radio, aquí en el carro, cuando los pasajeros permiten, y si hay
ocasión, en los días libres veo alguna corrida con amigos que tienen suscripción
de televisión.
—Qué tal
—Buenas. Buenísimas. El
toro en Europa es otra cosa. El que sacan acá da pena. Ahora es que nos damos
cuenta. Es la otra razón.
—¿Y los toreros?
—Hablo por los de mí época,
los que vi, los que venían: Ordóñez, Los Girón, Pepe Cáceres, El Viti, Camino,
Puerta, Curro, El Cordobés, Palomo, Cavazos, Silveti, Manolo Martínez, Paquirri…
muchos, hasta César Rincón fui. Me llevaban. Usted que cree.
—Fueron buenos tiempos.
Pero los de ahora también valen.
—Bueno, para los que
pueden ir. Aunque para los que ya no podemos, que somos la mayoría, la
televisión es la única posibilidad de continuar la afición.
—Esta temporada creo muy
difícil que la haya.
—Ahí está. Se quejan de que el negocio declina, que
la gente se retira, que no les entra dinero suficiente… pero ponen trabas y
agregan costos a las transmisiones. Las quiebran...
—Bueno, la parafernalia
para transmitir una corrida es muy costosa, encima los impuestos, los derechos de
los empresarios, los de imagen de los toreros, hasta de los mozos de espadas
creo. Yo no sé si de los ganaderos también…
—¿No le digo…? ¿Se
imagina, el fútbol, la fórmula uno, el comercio, la política… sin televisión? Se
encierran. Se niegan a mostrarse. No evolucionan ¿Es que no se dan cuenta del
mundo en que viven? Hasta nos están prohibiendo, por raros. Y que no echen la
culpa solo a los antitaurinos. ¡Estúpidos! —refunfuña
por dos ciclistas que salen de la esquina en contra vía —y concluye
—Es el fin.
—¿De la fiesta?
—No. Del viaje. Son treinta
y dos mil pesos.