Viñeta 411
Pasado
mañana conmemoran tus cincuenta años de alternativa. Vuelvo a tu debut en Cali,
mi pueblo. Apenas habían transcurrido seis meses de que Palomo Linares y Eloy
Cavazos te confirmaran en Madrid. Y año y medio de que le cortaras las dos
orejas y el rabo al atanasio cuando
Luis Miguel Dominguín y El Viti te hicieron torero en Alicante, tu pueblo.
Fue
un miércoles, por cierto, ese 27 de diciembre de 1972. Segunda corrida de la
feria; santacolomas de Vistahermosa, con Vásquez II y Eloy Cavazos. Fiesta, sol
y plaza llena, eran de rigor. Qué tiempos aquellos.
Estábamos
jóvenes entonces. Más tú, ocho años menos. Aun te llamaban promesa. En verdad,
no pasó mayor cosa ese día. Solo detalles, como dicen. De no haber sucedido
todo lo que sucedió en las cinco décadas siguientes no estaría yo ahora
recordando ese apagado comienzo de nuestra relación torero-aficionado, larga, difícil,
y, cuestión de principios, distante.
Qué
íbamos a imaginarlo. Cincuenta y dos faenas en Cañaveralejo (las presencié
todas) y no sé cuántas en otras plazas de este país y otros, viendo con
incredulidad como la tinta corría, se desgastaban los adjetivos, tu prestigio
crecía y crecía y yo no lograba convencerme. No podía.
Los
clichés hacían carrera: torero de aficionados, torero de toreros, espejo de
figuras… Mis amigos más admirados por su buen criterio (varios ya muertos)
terminaban siendo manzanaristas acérrimos e impermeables a mis blasfemas
críticas; displicencia, comodidad, indolencia, irregularidad, sobrevaloración…,
solo las dejaban escurrir porque según ellos la ignorancia, la desinteligencia
y carencia de sensibilidad implícitas me castigaban lo suficiente. Para Germán
Wolff, por ejemplo, representabas la cumbre del arte y quien se atreviese a
negarlo era un soberano hijo de puta.
Antonio
Caballero, en su libro de pretensiones evangélicas: “Los siete pilares del
toreo”, te pone como uno de ellos, y, para sustentarlo, te va parangonando
sucesivamente con: Mozart, Verleine, Mendeleiev, Rubén Darío, Velásquez, Goya,
Debussy, Chopin y hasta Beethoven…
“Para
él torear es como respirar… cuando lo hace es el toreo quien torea, no el
torero”, dice. Y con deleite cita el emocionado reproche de un ganadero
sevillano, en el hotel, tras una de tus “maravillosas” faenas --“!José Mari!
¡¿Por qué no eres de Sevilla?!
Yo
por mi parte, tardé más en caer, o mejor ascender. Lo confesé ya en la nota que
hice para este portal el triste día en que acabaste, solo, lejos del clamor de
las plazas, aparte de todos. Ocurrió aquella vez en Manizales, enero del 2008,
última corrida tuya en Colombia, cuando amable, discreto aceptaste despedir a
César Rincón en esa ciudad cordillerana.
Mano
a mano, se iba tu tarde sin brillo, sin ruido, sin hacer sombra, lidiabas el
quinto. De repente, cinco muletazos a media altura, solo eso, pero de tal
sublimidad que parecieron contenerlo todo, y sin poder evitarlo, como Borges
bajo la escalera del oscuro sótano en la casa de Carlos Argentino Daneri, creí
ver el Aleph. Había transcurrido casi una vida. Seguro era culpa mía.
Evocación de Manzanares
Jorge Arturo Díaz Reyes, VI
21 2021
Anuncio: Simon Casas Production |
Luis Miguel Dominguín y El Viti te hicieron torero en Alicante, tu pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario