martes, 9 de diciembre de 2014

OCHO VECES MANSA - VIÑETA 75


!Ocho veces mansa¡
Por Jorge Arturo Díaz Reyes 10 de diciembre del 2014
Enero 31 de 2005. Soleada tarde ferial. Callejón de Cañaveralejo. Me cruzo con Luis Fernando, hijo del desaparecido ganadero y empresario Eduardo Estela.

--¿Por qué nos tratas así? --Me dice medio en chanza.
--Porque la corrida fue mansa.
--Sí, fue mansa- ¡Pero escribiste ocho veces mansa en tu crónica del Tiempo!
--¿Verdad? No las conté, dicto por teléfono y no la he leído.
--Aquí está, mira --y me muestra el periódico.
--Bueno --aduje --pude redundar, pero no exageré ¿Cierto?

Sin rencores, continuamos amigos. Al fin y al cabo la pobre redacción es perdonable. No así el engaño. Menos, cuando sus lisonjas, eufemismos, medias verdades, tergiversaciones, propagandas disfrazadas de crítica o noticia, van como letras de cambio. Pandemia del periodismo general, que quizás en su especialidad taurina resulte menos grave, aunque no menos ruin.

La crónica de toros, nació con la corrida moderna. No por casualidad sus precursores, los tres hermanos Romero; José, Antonio y Pedro, rondeños, nietos de Francisco (inventor de la muleta, dicen), fueron los matadores aquella tarde madrileña de 1793, tema de la primera publicada (la de “Un Curioso”). Luego, crecieron y se multiplicaron juntas contrayendo los mismos males. Uno de los más, ese, la impostura.

Clarito, que redactaba mejor, la ilustra perfecto en la página 387 de sus “Memorias”, evocando un incidente acaecido cuando Pablo Martínez “Chopera” celebraba en el restaurante Zarauz de Madrid la exclusiva para 1963 firmada con El Cordobés, novillero fenómeno de taquillas, y la cual incluía su alternativa...

--Este señor –dijo Sánchez Mejías (hijo) a El Cordobés por vía de mi cuarta o quinta presentación— es el que ha escrito el artículo de El Ruedo.
--No bueno para usted –objeté pudorosamente.
--Sí sentenció--, porque se ve que no es usted de los que yo pago.

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