lunes, 13 de junio de 2022

LA NAVE DE LOS LOCOS - VIÑETA 461

 
VIÑETA 461
 
La nave de los locos
Jorge Arturo Díaz Reyes, VI 13 2022
Théodore Géricault, óleo 1819. Museo Louvre. Foto: Wikipedia
Excluir al que no hace parte del delirio colectivo, ha sido constante histórica. Expresión del instinto gregario, no patrimonio de una ideología (está detrás de todas), aunque unas la hayan aplicado y la sigan aplicando con más crueldad que otras.
 
Las masas, quienes las mueven o actúan en su representación, tienden a segregar cuanto rompe sus temporales convenciones (conveniencias). Morales, raciales, genéricas, nacionalistas, políticas, religiosas, económicas, deportivas, estéticas, sicológicas… Nadie está libre.
 
Ahora, con más saña que antes, los feligreses del viejo culto taurino (aficionados), venimos siendo señalados por un sector que se dice concesionario exclusivo de los “derechos animales” y nos marca paradójicamente como infractores de una sociedad violenta, enajenada por la publicidad y el consumo, devoradora de toda vida, depredadora de la naturaleza, destructora del hábitat. Nos atribuyen casi todas las causales de la expulsión, incluida claro, la insania… sádicos, torturadores, asesinos...
 
La semana pasada, como logros de tales campañas, en Colombia el Congreso de la República estuvo a punto de prohibir las corridas y extinguir el toro bravo en todo el territorio nacional. Y en México, la opinión de un juez ha despojado de su razón de ser a la plaza de toros más grande del mundo. Intolerancia, extrañamiento, rechazo a la diversidad, sometimiento de la razón al poder y no del poder a la razón.
 
Erasmo de Rotterdam en su “Elogio de la locura” satirizó esa supuesta cordura social. Por su lado, los pintores El Bosco, Géricault, y el novelista Pío Baroja igualmente alegorizaron la costumbre medieval, de juntar orates y deshacerse de ellos echándolos a la deriva, en un barco sin puerto dirigido por el peor.
 
Leyéndolos, mirando sus obras y las noticias, no puede uno sustraerse a cuánto estas los confirman. El rebaño, empujado por sus fobias, prejuicios y falsas percepciones inducidas, ha preferido no pocas veces abordar entero “La nave de los locos”, entregar el timón al más deschavetado y jugarse al capricho de sus disparates. La historia está llena de lecciones no aprendidas.
 
 

lunes, 6 de junio de 2022

QUÉ PASÓ AYER - VIÑETA 460

 
VIÑETA 460
 
Qué pasó ayer
Jorge Arturo Díaz Reyes, VI 6 2022
Contra las tablas. Fotograma: Plaza Toros TV
 Despertar como Bradley Cooper preguntándose ¡Qué pasó ayer! Y comenzar a recordar con pesadumbre que hoy después de 29 días consecutivos no habrá corrida en Las Ventas. Que los toreros no jugarán su destino, que los toros no embestirán, que la plaza no “rugirá”, pues la feria mayor, esta 2022 que cortó tres inéditos años de veda, terminó.
 
Pero hay que ver cómo terminó. Con la tradicional Corrida de la Prensa y los victorinos, en ejercicio de su ya largo reinado, junto un banderillero se robaron la clausura. Uno de ellos, quizá el toro de la feria se fue con las orejas puestas y entre la torería, Fernando Sánchez, tercero de su cuadrilla, se llevó tres ovaciones que también compiten para el record ferial.  
 
Abrió Antonio Ferrera, quien con ese descomunal telón azul escandaloso por el haz y pálido por el envés (seguro que a Calamaro la nueva estrella del taurineo le encanta), y luego con su provecta muleta, estuvo dejando y dejando pasar su exigente lote, y cansando a los que por asoleados son más impacientes. Hasta los encaró por momentos, pero no pasó a mayores, el ánimo era dominguero, pese a que mató mal a sus dos toros. Pinchazo y media delantera tirada al primero y bajonazo, aviso y descabello al exigente cuarto.
 
Román convaleciente de cornada, optó por la nueva "pureza" del unipase y el zapatilleo, con los suyos, y tampoco la suerte suprema tuvo suerte con él. Tres pinchazos, aviso y tres descabellos al uno y estocada ineficaz y dos descabellos al otro.
 
Pero “Garañuelo”, el segundo, decíamos, cárdeno, bien armando y cinqueño como sus hermanos, cargaba 562 kilos. Saltó segundo y decimos bien saltó, porque lo hizo sobre la primera desesperada zambullida (se pegó otra con el quinto) de Sergio Serrano quien se atrevió a recibirlo de rodillas a portagayola. Luego volvió al caído, tirándole pitonazos con furia y arrancándole de un pisotón la coleta como un trofeo conquistado al vencido. Por fortuna los peones acudieron oportunos impidiendo algo peor.
 
Recuperado el capote, la embestida, fija, codiciosa, franca y repetida desbordó la gran categoría que atesoraba el santacolomeño. La que ha hecho célebre la divisa. Noble, pero soberbia bravura. Siguió el percal a los medios como queriéndoselo comer, y después los cuatro delantales que lo pusieron en suerte, se lo pensó mucho ante la cabalgadura de Paco Plazas quien prácticamente tuvo que salir a cazarlo, mas ya herido, se creció y empujó buscando venganza.
 
Román intentó un quite, no le pudo. Casanova y Valladar las pasaron amargas con los palos porque no se regalaba, y después del tercer encuentro cortó la taleguilla del primero. Cinco derechas por alto, un cambio de mano abajo y uno de pecho dejaron la balanza del mando en suspenso por un instante. Pero no, de allí en adelante los terrenos ya fueron suyos. Pese a la extraordinaria calidad de su embestida, el respeto que impuso no permitió al albaceteño, ligar dos suertes.
 
Todo fue eso que ahora, repito, algunos taurinos llaman “pureza” y desde hace muchos años los del beisbol llaman el “pisa y corre”. Cita, ponte bonito mientras pasa la pelota y escapa por pies al otro cite. Así, así, y así, entre jaleo y ovaciones. A diestra y siniestra. ¡Qué velocidad en pies y qué injusticia con semejante toro! Negarse a honrarlo parando. En esa obsesión por el patinaje artístico transcurrió la faena, del excepcional toro. Hasta que llegó lo peor, otra vez la suerte suprema. Tres pinchazos, un aviso, una estocada delantera contraria y cuatro lamentables golpes de cruceta. Vaya manera de matar un toro de trofeo. La ovación al arrastre fue lo único que le hizo justicia.
 
Al quinto lo mató peor, un pinchazo desarmado y un bajonazo de comisaría. Sin embargo, tratándose de la Corrida de la Prensa, pocos minutos después en el salón Antonio Bienvenida le entregaron la “Oreja de oro” al “mejor matador de la corrida”. La recibió, y hasta un discurso se echó.
 
Final inesperado e inmerecido para este San Isidro histórico por muchas razones positivas, ya vendrán los analistas a desglosarlas, pero entre ellas una que como en la película más amarga la resaca, la tendencia general a colocar el show por encima de los cánones.
 

lunes, 30 de mayo de 2022

UN ACTO DE FE - VIÑETA 459

 
VIÑETA 459
 
Un acto de fe
Jorge Arturo Díaz Reyes, V 30 2022
Foto: Las Ventas
 
San Isidro ha hablado. Creámoslo. El viernes pasado en la catedral mayor, el ecumenismo taurino tan urgido de certezas ha tenido una revelación. Un joven toledano ha obrado el toreo, no el toreo que solemos llamar, no. El toreo con el cuerpo y con el alma. De nuevo el extraviado toreo eterno.
 
Hundido en sí mismo, buceando en las profundas verdades del culto, rezando las suertes fundamentales que como las letras del alfabeto no son muchas, pero pueden contener el universo entero. Sin efectos ni visajes, sin trampa ni cartón, sin coreografías ni oropeles. Toreo, solo toreo puro. Parando los pies y el tiempo, templando el azar, mandando el destino, ligando sin enmienda, cargando la suerte con toda su humanidad y vertiendo en cada una el ser, arrobó la feligresía que lo presintió antes que entenderlo, que le quiso entregar todo y que al morir el sexto, le aventó a hombros de la multitud iluminada por el portón de las procesiones.
 
Fue como decir al mundo que el toreo no muere, y que las nuevas generaciones lo seguirán refrendando y glorificando mientras exista el toro. Ha sido el más esperanzador momento del concilio 2022. Pudiesen haber dado tres o cuatro orejas en vez de dos, o una, o ninguna. Qué importa eso, si después de torear como toreó, ejecutó a ley cada suerte suprema. La estocada del tercero desprendida, sí. El primer intento al sexto dio en hueso y luego la espada delantera y tendida tardó y exigió descabello, sí. Qué importa si por ello arriba hubiesen rechazado las fervorosas peticiones de premio. Qué importa si las hubiesen complacido de más. Ya él había abierto la puerta grande de todos los corazones presentes y a distancia. Esa discusión peluquera no puede opacar el portento.
 
La lidia del uno, el complejo tercero de Victoriano, la dedicó a Emilio de Justo por cuya sustitución había llegado a esa corrida. Seis doblones genuflexos y un cambiado por el hombro habían desatado el clamor, que la siguiente tanda diestra y ese largo pase de pecho subió a las nubes. Media docena más como ya dijimos, cambio de mano y al dar el natural, cogida, cayendo a merced del astifino “Enamorado II”, que lo miró y apenas lo empujó rodando con respeto (merecido) sin ensañarse. Reincorporado, la cosa retomó el rumbo veraz que traía.
 
La del franco último, “Viajero”, remiendo de Cortés, fue de órdago. Gaoneras de quite, tan ciertas que obviaron el desarme final. La montera para la plaza, que ya era suya, y luego la comunión, toro, torero y público a una sin fisuras. Por izquierda, por derecha, por arriba, por abajo, por dentro y por fuera. Tras cada pase, un ole, tras cada serie una explosión y tras la faena, la catarsis colectiva, la euforia de la redención y esa postrer vuelta al ruedo en hombros de la grey.
 
A la feria se le apareció un Ángel, de apellido Téllez. Si no fue así, entonces fue un acto de fe.
    

lunes, 23 de mayo de 2022

APUNTES DE MEDIA FERIA - VIÑETA 458

 VIÑETA 458
 
Apuntes de media feria
Jorge Arturo Díaz Reyes, V 23 2022
Las Ventas 11 de mayo 2022. Fotograma: Plaza Toros TV
Llevamos medio San Isidro, tras tres años de ninguno, y han pasado ya tantas cosas intensas, buenas y malas, qué si este terminara hoy, sin la otra mitad ya sería memorable no solo por su resurrección y la televisión, el gran acierto.
 
Capítulos. El toro pospandémico, aparte del supremacismo racial Domecq, secular fenómeno mundial, ha ganado adultez (mayoría del cinqueño avanzado) y perdido romana, promediando unos 550 kilos, a expensas de la obesidad. Causa quizá; de las menos caídas, las no paradas del rabo y las mínimas devoluciones. Pese a esto la suerte de varas continúa en descrédito, se pica poco, mal y la tercera entrada se ha hecho exótica.
 
No hablemos de la fiereza en sus diversas expresiones, que afortunadamente subsiste como carácter aleatorio e imprevisible de la fiesta y mantiene, más allá del esteticismo decadente, la necesidad de la lidia, que desafortunadamente parece no ser asignatura básica en las escuelas taurinas ni en la formación de la nueva afición. En cuanto el toro abandona el carril surge la exigencia de abreviar, de liquidarlo.
 
Es de justicia mencionar algunos bravos: “Bastardero” de El Pilar, segundo en la tercera corrida, lidiado por Javier Cortés. “Follonero” de Vegahermosa, tercero en la sexta, lidiado por Talavante.  “Hortelano I” (novillo) de Mayalde, quinto en la novena, lidiado por Fonseca. “Hospiciano” de Victoriano, cuarto en la decimotercera, y el muy noble “Bellotero” de La Quinta, segundo de la cuarta, lidiados ambos por El Juli
 
El público ha respondido. El componente turístico se mantiene, pero el joven ha subido y de pronto por ello mismo, su criterio y comportamiento se han hecho más erráticos, casi tanto como los del palco.
 
Los toreros, con diversa suerte han dado lo suyo, poco o mucho, no se puede pedir a un hombre más de su mejor esfuerzo. La entrega, la emulación, la necesidad… acicateadas por las menos oportunidades, el acaparamiento de cupos por las figuras, que también compiten, y la proliferación de aspirantes, aumentan la presión, el riesgo y las cogidas.
 
De ellos hay que consignar como hechos que ya marcan este san Isidro: La reivindicación de El Juli (¡tras 23 años!) El digno regreso de Javier Cortés, la bizarría de Ginés Marín y Joselito Adame, La eclosión de los confirmantes Ángel Téllez y Tomás Rufo… Un picador, Oscar Bernal, un banderillero, Fernando Sánchez.
 
Pero además quiero mencionar, capítulo aparte, a los hispanoamericanos, y entre ellos, sin dejar de lado la revalidación arrobadora del peruano Roca Rey, ni la demeritada entrega del venezolano Colombo, inclinarme ante la torería mexicana. Cuatro han salido a enfrentar el toro de Madrid, el rigor de Las Ventas y aun los brotes de xenofobia, y lo han hecho con honor. Los novilleros Arturo Gilio e Isaac Fonseca y los alternativados Joselito Adame y Leo Valadéz. A todos, menos al último, les negaron mayoritarias peticiones de orejas, siendo triunfadores en sus respectivas corridas. De ellos, tres pasaron por la enfermería antes de abandonar la plaza. Solo uno se fue indemne.
 
México, el segundo país del mundo taurino bien puede seguir orgulloso de sus toreros. De los colombianos nada, pues han sido excluidos minuciosamente de todas las grandes ferias, incluida esta, la mayor.



BIZARRÍA Y MAL EJEMPLO - VIÑETA 457

 VIÑETA 457

 
Bizarría y mal ejemplo
Jorge Arturo Díaz Reyes, V 16 2022
 
Las Ventas, día del santo, 75 cumpleaños de la feria. Tarde amable, algo de viento, casi lleno. Toros desmañados, torería, y otra vez el palco en evidencia… 

Marín cogido por el 3°. Foto: Las Ventas (fragmento)


Ginés Marín, el manso tercero, que había brindado a Paco Camino desde la distancia, le cazó en un embroque promediando la faena. Se vio en la pantalla, repetido a cámara lenta el cornalón, el zarandeo, el pitón atravesando de lado a lado el muslo derecho, la peligrosa caída... Sangrante, sin dolerse, aliviarse ni abreviar, el jerezano continuó la lidia, la firmó con un severo volapié, saludó la ovación y se fue sin renguear, sin una mueca por el callejón hasta la enfermería donde le operaron —¿Ah? —Cornada de dos trayectorias; una de 25 centímetros que llegó hasta el anillo inguinal y otra de 20, con orificio de salida —dijo el doctor Máximo García Padrós en la puerta, mientras al fondo la ambulancia cargaba con el herido.
 
Por su parte, Álvaro Lorenzo, que había salido a torear aun con los puntos de su extensa cornada en este mismo ruedo siete días antes. Enfrentó dos problemas; las dificultades de su lote y las intransigencias que no le permitían salir del pitón contrario. Sereno, al segundo (bis), un reserva cinqueño de José Vázquez con 590 kilos, boyancón e inexpresivo, le porfió a riesgo, hasta el aviso, la estocada y el descabello certero. Con el quinto, bravucón que se paraba y se paraba tras cada segundo pase, logró al final, con cuatro manoletinas expuestas, cambio y natural, arrancar la ovación que la estocada limpia redobló y le bastó a don Juan Francisco García González para dar oreja.
 
Curro Díaz, pechó con media corrida completa. Entre ella, el bravo primero, único de la tarde. Con su personal donaire le impartió dos tandas preciosas. De a cuatro por izquierda y cuatro por derecha. Redondas, bajas, ligadas y bien rematadas por el pecho. Brillantez entre mucho pasar opaco. Estoqueó sin puntilla y saludó. Bien. El cuarto, claudicó y claudicó…, mas no por eso mereció el bajonazo degollante que le dio de baja. El sexto, que lidió por Marín, tuvo una virtud, la franqueza, pero muchos defectos, trastabillaba, soso, intermitente… obligó una brega de a dos en dos, que solo subió a tres al final enervando la clientela y que complementada con un espadazo eficaz le permitió a Usía sellar la efeméride con otra oreja dominguera.
 
Y qué estará pensando El Juli que ha visto igualada su perfecta faena del miércoles al quinteño “Bellotero”, con estas dos y las otras tres premiadas en esta feria. Me imagino que podrá pensar como muchos que ahora en la primera plaza del mundo todo vale lo mismo. Y seguro así también los presidentes de todas las demás, que tienen a esta por faro, y tan propensos son a imitar malos ejemplos. La bizarría ofrendada por los toreros a la fiesta merece más criterio en el primado palco.

lunes, 9 de mayo de 2022

¿EPÍLOGO O PRÓLOGO? - VIÑETA 456

 
VIÑETA 456
 
¿Epílogo o prólogo?
Jorge Arturo Díaz Reyes, V 9 2022
Limonero el 6º Miura. Fotograma Plaza Toros TV
Tras tres años de receso, las dos ferias más importantes del mundo solaparon su postrer y primer corrida en las respectivas catedrales; Maestranza y Ventas. Fecha significativa, concurrida y doblemente televisada, (urbi et orbi). El argumento de que la transmisión perjudica la taquilla, está en descrédito.
 
Las cámaras permanentes en las plazas y las cosmopolitas multitudes televidentes agregadas, han sido secuela positiva de la pandemia. No hay mal que por bien no venga. Los “No hay billetes” y los casi llenos lo demuestran. Ya la mayoría de los aficionados no tenemos que hablar a referencia, podemos ver y oír en directo, desde cualquier ubicación, en cualquier circunstancia, por diversos medios, incluso el teléfono. No importa que lo que veamos a veces (muchas) no coincida con los que oímos y leemos. Es asunto de criterio. El rito ha multiplicado su feligresía y seguro sus ingresos. Pregunten a los empresarios.
 
Ayer, se podía escoger entre los dos importantes festejos. Qué privilegio. No se cuál tendría más raiting. En lo personal opté por Sevilla. Significaba más para mí, con respeto de otras opiniones. Un ruedo tricentenario, un hombre solo, seis miuras. No importa que todos fueran cuatreños, no importa que se anunciaran por debajo de su proverbial volumen y romana. No importa, porque las fotos y videos previos mostraban sus armas, sus clásicas estampas de galgos, sus miradas astutas y se contaba por definición con su adusto talante. Su historia lo garantizaba, no hablemos de leyendas. Quizá ni el más desprevenido novelero esperaba que salieran a “dejarse”, (virtud más cotizada de la época). Nadie lo esperaba y menos que nadie la crítica.
 
¿Por qué dolerse ahora, porque no lo hicieron? Por qué mejor no celebrar con el público que cumplieron con lo que prometieron; una tarde seria, exigente, dura, que avaló el gesto de un espada digno de tiempos heroicos, quien bajo calcinante sol ofició con bizarría todos los 18 tercios, que recibió cuatro toros a po, que colocó 15 pares de banderillas y que solo porque dos entre las honorables estocadas que impartió fueron geométricamente inexactas no se llevó más pelo, quizá la Puerta y titulares que pregonaran orejas, triunfo, apoteosis...
 
¿Por qué no? Si a cambio recordó toda la tarde, a riesgo de su vida, que en estos días de toro dócil, coreografía y premio fácil, las esencias del toreo; la lidia, el valor y el honor siguen vigentes y urgentes al mundo.
 
Quienes estaban allí lo vivieron con intensidad, pese a la duración, y quienes lo vimos desde lejos, que fuimos muchos, también. Gracias Manuel Escribano.

lunes, 18 de abril de 2022

LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA - VIÑETA 454

 
VIÑETA 454
 
La consagración de la primavera
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali IV 18 2022 
El 3º “Rebujino” devuelto: Fotograma Plaza Toros TV
La Maestranza reabrió como una flor en claro día. Colmada de público endomingado, devoto y expectante. Grandes, notables, notorios, artistas, políticos, toreros, aficionados de distinto rango, prensa, y claro, turistas, gozones, noveleros…
 
No era para menos. Resurrección, tradición, cartel de postín, al gusto sevillano. Un maestro, dos apóstoles tonsurados en la fe del bel toreo, y un encierro seleccionado en la dehesa del “toro artista”. Todo el mundo (taurino) pendiente (Iba en directo por televisión). Ambiente de misa mayor.
 
Y sucedió, lo de siempre, lo que hace de las corridas lo que son, lo imprevisible. Los toros (hasta ocho), de diverso juego y presencia, pero identificados en su poco fondo, lanzaron la tarde más por los caminos de la brega que por los de la coreografía.
 
Todos bien armados, fueron a los petos y empujaron dejando allí casi todo su poder. El primero, de salida dispersa, no, vino a más en la muleta y brindó embestidas suficientes para que Morante oficiara una faena (la faena), pequeña obra de perfecta formalidad, temple, tiempo y medida. Única en que sonó la banda del maestro Tejera, pero no idealmente rematada. Después, con el cuarto, apeló a bellas reminiscencias de lidia decimonónica. Estoico, nunca descompuesto, nunca dolido, pese a su lesión por la cogida reciente.  
 
El capote conmovedor de Juan Ortega cotizó la tarde a la verónica y a la chicuelina, lo exquisito hay que atesorarlo no abunda por ahí. Encima ejecutó un par de señoras estocadas. Junto a eso la no lograda ilusión de Paco Aguado qué alternando en quites con sus dos alternantes, sin estar mal, no pasó de actor de reparto. Tampoco se pueden ignorar: el aclamado tino del picador de Bernal con el primero, el gran y ovacionado tercio de Perico y Neiro con el segundo, ni el tremendo par de pares que Iván García impuso al tercero.
 
Los arrastres fueron pitados y los espadas, ovacionados a su turno los dos primeros, salieron aplaudidos todos al final. Juicio popular, pero el consenso en la prensa (ver titulares) es de insultante fracaso. ¿Por qué, por qué? ¿Con todo lo que pasó? Si eso son los toros. ¿Fue por qué no hubo un permanente vayayvenga de carril y orejas a montón? ¿Es eso el “éxito” y única razón del culto?
 
Cuentan que cuando en 1913 (comenzaba el reinado de Gallito y Belmonte), se estrenó en París el ballet “La consagración de la primavera”, inspirado en un ancestral rito ruso, también con cartel de lujo: Stravinsky (autor), Diáguilev (director) y Nijinsky (coreografo), hubo disgusto y hasta disturbio entre el público incomprensivo que abarrotó el teatro. Sin embargo, andando el tiempo, se le ha calificado como una de las obras esenciales en su género.