lunes, 30 de mayo de 2022

UN ACTO DE FE - VIÑETA 459

 
VIÑETA 459
 
Un acto de fe
Jorge Arturo Díaz Reyes, V 30 2022
Foto: Las Ventas
 
San Isidro ha hablado. Creámoslo. El viernes pasado en la catedral mayor, el ecumenismo taurino tan urgido de certezas ha tenido una revelación. Un joven toledano ha obrado el toreo, no el toreo que solemos llamar, no. El toreo con el cuerpo y con el alma. De nuevo el extraviado toreo eterno.
 
Hundido en sí mismo, buceando en las profundas verdades del culto, rezando las suertes fundamentales que como las letras del alfabeto no son muchas, pero pueden contener el universo entero. Sin efectos ni visajes, sin trampa ni cartón, sin coreografías ni oropeles. Toreo, solo toreo puro. Parando los pies y el tiempo, templando el azar, mandando el destino, ligando sin enmienda, cargando la suerte con toda su humanidad y vertiendo en cada una el ser, arrobó la feligresía que lo presintió antes que entenderlo, que le quiso entregar todo y que al morir el sexto, le aventó a hombros de la multitud iluminada por el portón de las procesiones.
 
Fue como decir al mundo que el toreo no muere, y que las nuevas generaciones lo seguirán refrendando y glorificando mientras exista el toro. Ha sido el más esperanzador momento del concilio 2022. Pudiesen haber dado tres o cuatro orejas en vez de dos, o una, o ninguna. Qué importa eso, si después de torear como toreó, ejecutó a ley cada suerte suprema. La estocada del tercero desprendida, sí. El primer intento al sexto dio en hueso y luego la espada delantera y tendida tardó y exigió descabello, sí. Qué importa si por ello arriba hubiesen rechazado las fervorosas peticiones de premio. Qué importa si las hubiesen complacido de más. Ya él había abierto la puerta grande de todos los corazones presentes y a distancia. Esa discusión peluquera no puede opacar el portento.
 
La lidia del uno, el complejo tercero de Victoriano, la dedicó a Emilio de Justo por cuya sustitución había llegado a esa corrida. Seis doblones genuflexos y un cambiado por el hombro habían desatado el clamor, que la siguiente tanda diestra y ese largo pase de pecho subió a las nubes. Media docena más como ya dijimos, cambio de mano y al dar el natural, cogida, cayendo a merced del astifino “Enamorado II”, que lo miró y apenas lo empujó rodando con respeto (merecido) sin ensañarse. Reincorporado, la cosa retomó el rumbo veraz que traía.
 
La del franco último, “Viajero”, remiendo de Cortés, fue de órdago. Gaoneras de quite, tan ciertas que obviaron el desarme final. La montera para la plaza, que ya era suya, y luego la comunión, toro, torero y público a una sin fisuras. Por izquierda, por derecha, por arriba, por abajo, por dentro y por fuera. Tras cada pase, un ole, tras cada serie una explosión y tras la faena, la catarsis colectiva, la euforia de la redención y esa postrer vuelta al ruedo en hombros de la grey.
 
A la feria se le apareció un Ángel, de apellido Téllez. Si no fue así, entonces fue un acto de fe.
    

lunes, 23 de mayo de 2022

APUNTES DE MEDIA FERIA - VIÑETA 458

 VIÑETA 458
 
Apuntes de media feria
Jorge Arturo Díaz Reyes, V 23 2022
Las Ventas 11 de mayo 2022. Fotograma: Plaza Toros TV
Llevamos medio San Isidro, tras tres años de ninguno, y han pasado ya tantas cosas intensas, buenas y malas, qué si este terminara hoy, sin la otra mitad ya sería memorable no solo por su resurrección y la televisión, el gran acierto.
 
Capítulos. El toro pospandémico, aparte del supremacismo racial Domecq, secular fenómeno mundial, ha ganado adultez (mayoría del cinqueño avanzado) y perdido romana, promediando unos 550 kilos, a expensas de la obesidad. Causa quizá; de las menos caídas, las no paradas del rabo y las mínimas devoluciones. Pese a esto la suerte de varas continúa en descrédito, se pica poco, mal y la tercera entrada se ha hecho exótica.
 
No hablemos de la fiereza en sus diversas expresiones, que afortunadamente subsiste como carácter aleatorio e imprevisible de la fiesta y mantiene, más allá del esteticismo decadente, la necesidad de la lidia, que desafortunadamente parece no ser asignatura básica en las escuelas taurinas ni en la formación de la nueva afición. En cuanto el toro abandona el carril surge la exigencia de abreviar, de liquidarlo.
 
Es de justicia mencionar algunos bravos: “Bastardero” de El Pilar, segundo en la tercera corrida, lidiado por Javier Cortés. “Follonero” de Vegahermosa, tercero en la sexta, lidiado por Talavante.  “Hortelano I” (novillo) de Mayalde, quinto en la novena, lidiado por Fonseca. “Hospiciano” de Victoriano, cuarto en la decimotercera, y el muy noble “Bellotero” de La Quinta, segundo de la cuarta, lidiados ambos por El Juli
 
El público ha respondido. El componente turístico se mantiene, pero el joven ha subido y de pronto por ello mismo, su criterio y comportamiento se han hecho más erráticos, casi tanto como los del palco.
 
Los toreros, con diversa suerte han dado lo suyo, poco o mucho, no se puede pedir a un hombre más de su mejor esfuerzo. La entrega, la emulación, la necesidad… acicateadas por las menos oportunidades, el acaparamiento de cupos por las figuras, que también compiten, y la proliferación de aspirantes, aumentan la presión, el riesgo y las cogidas.
 
De ellos hay que consignar como hechos que ya marcan este san Isidro: La reivindicación de El Juli (¡tras 23 años!) El digno regreso de Javier Cortés, la bizarría de Ginés Marín y Joselito Adame, La eclosión de los confirmantes Ángel Téllez y Tomás Rufo… Un picador, Oscar Bernal, un banderillero, Fernando Sánchez.
 
Pero además quiero mencionar, capítulo aparte, a los hispanoamericanos, y entre ellos, sin dejar de lado la revalidación arrobadora del peruano Roca Rey, ni la demeritada entrega del venezolano Colombo, inclinarme ante la torería mexicana. Cuatro han salido a enfrentar el toro de Madrid, el rigor de Las Ventas y aun los brotes de xenofobia, y lo han hecho con honor. Los novilleros Arturo Gilio e Isaac Fonseca y los alternativados Joselito Adame y Leo Valadéz. A todos, menos al último, les negaron mayoritarias peticiones de orejas, siendo triunfadores en sus respectivas corridas. De ellos, tres pasaron por la enfermería antes de abandonar la plaza. Solo uno se fue indemne.
 
México, el segundo país del mundo taurino bien puede seguir orgulloso de sus toreros. De los colombianos nada, pues han sido excluidos minuciosamente de todas las grandes ferias, incluida esta, la mayor.



BIZARRÍA Y MAL EJEMPLO - VIÑETA 457

 VIÑETA 457

 
Bizarría y mal ejemplo
Jorge Arturo Díaz Reyes, V 16 2022
 
Las Ventas, día del santo, 75 cumpleaños de la feria. Tarde amable, algo de viento, casi lleno. Toros desmañados, torería, y otra vez el palco en evidencia… 

Marín cogido por el 3°. Foto: Las Ventas (fragmento)


Ginés Marín, el manso tercero, que había brindado a Paco Camino desde la distancia, le cazó en un embroque promediando la faena. Se vio en la pantalla, repetido a cámara lenta el cornalón, el zarandeo, el pitón atravesando de lado a lado el muslo derecho, la peligrosa caída... Sangrante, sin dolerse, aliviarse ni abreviar, el jerezano continuó la lidia, la firmó con un severo volapié, saludó la ovación y se fue sin renguear, sin una mueca por el callejón hasta la enfermería donde le operaron —¿Ah? —Cornada de dos trayectorias; una de 25 centímetros que llegó hasta el anillo inguinal y otra de 20, con orificio de salida —dijo el doctor Máximo García Padrós en la puerta, mientras al fondo la ambulancia cargaba con el herido.
 
Por su parte, Álvaro Lorenzo, que había salido a torear aun con los puntos de su extensa cornada en este mismo ruedo siete días antes. Enfrentó dos problemas; las dificultades de su lote y las intransigencias que no le permitían salir del pitón contrario. Sereno, al segundo (bis), un reserva cinqueño de José Vázquez con 590 kilos, boyancón e inexpresivo, le porfió a riesgo, hasta el aviso, la estocada y el descabello certero. Con el quinto, bravucón que se paraba y se paraba tras cada segundo pase, logró al final, con cuatro manoletinas expuestas, cambio y natural, arrancar la ovación que la estocada limpia redobló y le bastó a don Juan Francisco García González para dar oreja.
 
Curro Díaz, pechó con media corrida completa. Entre ella, el bravo primero, único de la tarde. Con su personal donaire le impartió dos tandas preciosas. De a cuatro por izquierda y cuatro por derecha. Redondas, bajas, ligadas y bien rematadas por el pecho. Brillantez entre mucho pasar opaco. Estoqueó sin puntilla y saludó. Bien. El cuarto, claudicó y claudicó…, mas no por eso mereció el bajonazo degollante que le dio de baja. El sexto, que lidió por Marín, tuvo una virtud, la franqueza, pero muchos defectos, trastabillaba, soso, intermitente… obligó una brega de a dos en dos, que solo subió a tres al final enervando la clientela y que complementada con un espadazo eficaz le permitió a Usía sellar la efeméride con otra oreja dominguera.
 
Y qué estará pensando El Juli que ha visto igualada su perfecta faena del miércoles al quinteño “Bellotero”, con estas dos y las otras tres premiadas en esta feria. Me imagino que podrá pensar como muchos que ahora en la primera plaza del mundo todo vale lo mismo. Y seguro así también los presidentes de todas las demás, que tienen a esta por faro, y tan propensos son a imitar malos ejemplos. La bizarría ofrendada por los toreros a la fiesta merece más criterio en el primado palco.

lunes, 9 de mayo de 2022

¿EPÍLOGO O PRÓLOGO? - VIÑETA 456

 
VIÑETA 456
 
¿Epílogo o prólogo?
Jorge Arturo Díaz Reyes, V 9 2022
Limonero el 6º Miura. Fotograma Plaza Toros TV
Tras tres años de receso, las dos ferias más importantes del mundo solaparon su postrer y primer corrida en las respectivas catedrales; Maestranza y Ventas. Fecha significativa, concurrida y doblemente televisada, (urbi et orbi). El argumento de que la transmisión perjudica la taquilla, está en descrédito.
 
Las cámaras permanentes en las plazas y las cosmopolitas multitudes televidentes agregadas, han sido secuela positiva de la pandemia. No hay mal que por bien no venga. Los “No hay billetes” y los casi llenos lo demuestran. Ya la mayoría de los aficionados no tenemos que hablar a referencia, podemos ver y oír en directo, desde cualquier ubicación, en cualquier circunstancia, por diversos medios, incluso el teléfono. No importa que lo que veamos a veces (muchas) no coincida con los que oímos y leemos. Es asunto de criterio. El rito ha multiplicado su feligresía y seguro sus ingresos. Pregunten a los empresarios.
 
Ayer, se podía escoger entre los dos importantes festejos. Qué privilegio. No se cuál tendría más raiting. En lo personal opté por Sevilla. Significaba más para mí, con respeto de otras opiniones. Un ruedo tricentenario, un hombre solo, seis miuras. No importa que todos fueran cuatreños, no importa que se anunciaran por debajo de su proverbial volumen y romana. No importa, porque las fotos y videos previos mostraban sus armas, sus clásicas estampas de galgos, sus miradas astutas y se contaba por definición con su adusto talante. Su historia lo garantizaba, no hablemos de leyendas. Quizá ni el más desprevenido novelero esperaba que salieran a “dejarse”, (virtud más cotizada de la época). Nadie lo esperaba y menos que nadie la crítica.
 
¿Por qué dolerse ahora, porque no lo hicieron? Por qué mejor no celebrar con el público que cumplieron con lo que prometieron; una tarde seria, exigente, dura, que avaló el gesto de un espada digno de tiempos heroicos, quien bajo calcinante sol ofició con bizarría todos los 18 tercios, que recibió cuatro toros a po, que colocó 15 pares de banderillas y que solo porque dos entre las honorables estocadas que impartió fueron geométricamente inexactas no se llevó más pelo, quizá la Puerta y titulares que pregonaran orejas, triunfo, apoteosis...
 
¿Por qué no? Si a cambio recordó toda la tarde, a riesgo de su vida, que en estos días de toro dócil, coreografía y premio fácil, las esencias del toreo; la lidia, el valor y el honor siguen vigentes y urgentes al mundo.
 
Quienes estaban allí lo vivieron con intensidad, pese a la duración, y quienes lo vimos desde lejos, que fuimos muchos, también. Gracias Manuel Escribano.

lunes, 18 de abril de 2022

LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA - VIÑETA 454

 
VIÑETA 454
 
La consagración de la primavera
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali IV 18 2022 
El 3º “Rebujino” devuelto: Fotograma Plaza Toros TV
La Maestranza reabrió como una flor en claro día. Colmada de público endomingado, devoto y expectante. Grandes, notables, notorios, artistas, políticos, toreros, aficionados de distinto rango, prensa, y claro, turistas, gozones, noveleros…
 
No era para menos. Resurrección, tradición, cartel de postín, al gusto sevillano. Un maestro, dos apóstoles tonsurados en la fe del bel toreo, y un encierro seleccionado en la dehesa del “toro artista”. Todo el mundo (taurino) pendiente (Iba en directo por televisión). Ambiente de misa mayor.
 
Y sucedió, lo de siempre, lo que hace de las corridas lo que son, lo imprevisible. Los toros (hasta ocho), de diverso juego y presencia, pero identificados en su poco fondo, lanzaron la tarde más por los caminos de la brega que por los de la coreografía.
 
Todos bien armados, fueron a los petos y empujaron dejando allí casi todo su poder. El primero, de salida dispersa, no, vino a más en la muleta y brindó embestidas suficientes para que Morante oficiara una faena (la faena), pequeña obra de perfecta formalidad, temple, tiempo y medida. Única en que sonó la banda del maestro Tejera, pero no idealmente rematada. Después, con el cuarto, apeló a bellas reminiscencias de lidia decimonónica. Estoico, nunca descompuesto, nunca dolido, pese a su lesión por la cogida reciente.  
 
El capote conmovedor de Juan Ortega cotizó la tarde a la verónica y a la chicuelina, lo exquisito hay que atesorarlo no abunda por ahí. Encima ejecutó un par de señoras estocadas. Junto a eso la no lograda ilusión de Paco Aguado qué alternando en quites con sus dos alternantes, sin estar mal, no pasó de actor de reparto. Tampoco se pueden ignorar: el aclamado tino del picador de Bernal con el primero, el gran y ovacionado tercio de Perico y Neiro con el segundo, ni el tremendo par de pares que Iván García impuso al tercero.
 
Los arrastres fueron pitados y los espadas, ovacionados a su turno los dos primeros, salieron aplaudidos todos al final. Juicio popular, pero el consenso en la prensa (ver titulares) es de insultante fracaso. ¿Por qué, por qué? ¿Con todo lo que pasó? Si eso son los toros. ¿Fue por qué no hubo un permanente vayayvenga de carril y orejas a montón? ¿Es eso el “éxito” y única razón del culto?
 
Cuentan que cuando en 1913 (comenzaba el reinado de Gallito y Belmonte), se estrenó en París el ballet “La consagración de la primavera”, inspirado en un ancestral rito ruso, también con cartel de lujo: Stravinsky (autor), Diáguilev (director) y Nijinsky (coreografo), hubo disgusto y hasta disturbio entre el público incomprensivo que abarrotó el teatro. Sin embargo, andando el tiempo, se le ha calificado como una de las obras esenciales en su género.
 

lunes, 11 de abril de 2022

EL TOREO ES GRANDEZA - VIÑETA 453

 
VIÑETA 453
 
El toreo es grandeza
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali IV 11 2022 
Emilio de Justo ayer al salir al ruedo. Fotograma: Plaza Toros TV 
Amanecer dominical. Dos titulares marcan la fecha. Uno, “Joaquín Vidal, veinte años ya”, de Antonio Lorca en El País. El otro, “Emilio de Justo, hoy el gran reto”, de Guillermo Rodríguez en su portal.
 
Evocación y expectación. La imagen distante de un escritor indeleble y la grave apuesta de un torero solitario. Dos épocas, dos modos, dos ubicaciones, un tema. Qué tiempos aquellos, de corrida en la tarde y crónica genial en la mañana, (impresa, pues apenas despuntaba el Internet). El hecho tal cual y el relato enriquecedor. Qué hubiese sido de la guerra de Troya sin Homero. Nada, lo más otra de tantas masacres olvidadas.
 
Qué hubiese sido de aquellas tres décadas toreras, entre finales del siglo XX y comienzo del XXI, sin Vidal. Sin su ojo, sin su arte, sin su fe de que “El toreo es grandeza”, como tituló esa su novela-ensayo. Mala, por cierto. Su don era la síntesis, la historia corta, como Chejov, Maupassant, Borges, Hemingway…, no las paginadas. Hombre de causa, cargó pluma en ristre contra los molinos de viento con el mismo limpio arrojo que exigía a los toreros. Cuántos le odiaron, cuántos le amaron, cuantos le recuerdan... Todos.
 
De haber estado ayer en su fila 6, qué habría escrito de aquello. Del cinqueño, pitonudo y diverso encierro. Del emotivo cárdeno de Pallarés que cobró su vida fracturándole cuello y cráneo a De Justo. Del drama de un modesto veterano que por desgracia quedó solo frente a los otros cinco en la más dura plaza del mundo. De cómo el palha lo cogió y no le pudo rematar. De cómo no se arredró, de cómo bregó...
 
Qué habría escrito del bravo y noble “Duplicado”, que a galope desde los medios tomó tres varas, propició ese clamoroso tercio de banderillas y se prodigó en la muleta… Y de lo demás…, de cómo el temido público, guardó sus uñas entendiendo de una lo que al final, sudoroso y estremecido explicó Álvaro de la Calle: “Hice lo mejor que pude con dignidad y respeto”.
 
Puedo imaginar que don Joaquín habría escrito, algo así como qué allí, precisamente allí, radica la grandeza del toreo y de la vida.

lunes, 4 de abril de 2022

EL HASTÍO DEL TRIUNFO - VIÑETA 452

 
VIÑETA 452
 
El hastío del triunfo
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali IV 4 2022
José Tomás, Coliseo de Nimes, septiembre 20 de 2012. Foto: afp, ABC
Una de las muchas alegorías que contiene la corrida es la del triunfo. Evoca en pequeño al “romano”. El triunfador, con las huellas de la proeza en sus ropajes de seda y oro, va izado entre la multitud que le aclama rendida de admiración. “No hay gloria más gloriosa que la de un torero”, escribió Antonio Caballero, arrobado por uno de tantos.
 
Pero sí la hubo. En la Roma imperial, esa del triunfo era reservada para generales victoriosos, que hubiesen arrebatado territorios importantes para el imperio y engordado sus arcas con el saqueo a los vencidos. Entonces, solo el senado lo autorizaba, y muy de vez en cuando. Era escaso y costoso.
 
Muchos romanos, la mayoría, nunca presenciaron uno, e infinitamente menos lo protagonizaron. Escipión el Africano, Julio César, Pompeyo (3), Augusto… Era casi antesala del poder absoluto. Ese que Calígula y algunos políticos tropicales han usado como sabemos y no sabemos.
 
Ahora, el de los toreros, alegórico al fin y al cabo, es bastante más frecuente y por ello cada vez menos trascendente. Lo conceden los presidentes de acuerdo a la exigencia de su plaza y con las orejas cortadas como medida. Sevilla tres, Madrid dos, Cali dos de un toro…, por ejemplo.
 
No hace tanto, estos trofeos eran raros. Para ponernos en contexto, baste recordar que “Joselito el Gallo”, figura histórica, solo vino a recibir la primera oreja en La Maestranza, tres años después de su alternativa. Los triunfos había que ganarselos a ley.
 
Una de las secuelas del Covid, es la pérdida del gusto y el olfato. En esta pandemia, La Fiesta entera parece contagiada. Todo le sabe y huele a lo mismo. ¡A triunfo! Publicos, palcos, críticos y publicistas a coro.
 —Hay que ayudar, ¿o eres antitaurino?
 
En los titulares diarios la norma, mejor la horma, es la puerta grande, y múltiple; alternantes, ganaderos, empresarios y hasta parientes y amigos, todos a hombros. Y claro, sin una voz que les vaya recordando al oído, como a los conquistadores romanos, “eres mortal, eres mortal…”
 
Hoy, torero que no repita procesión día tras día, no está en nada. Espectador que no la presencie cada corrida se siente atracado. Muchos creen que por ahí es la cosa “para salvar la fiesta”. No, no, no, qué va, el triunfo cotidiano, fatuo, prefabricado, industrializado termina por ni siquiera ser noticia y como todo lo rutinario por hastiar a los que pagan y hasta los mismos “triunfadores”.
 
El rigor, la dignidad, la verdad fueron los bloques sobre los cuales la tauromaquia levantó su grandeza. Feriarla, convertirla en un espectáculo previsible, con el toro hecho comparsa en perpetua derrota, es el camino más corto al descrédito y la liquidación.