Viñeta 368
Abuso de la estadística
Jorge Arturo Díaz Reyes, Cali agosto 18 de 2020
Pamplona fin de corrida |
El
argumento más contundente contra las corridas de toros es que no gustan a la
mayoría. Golpea como quizás el garrotazo de un cavernario.
Admitámoslo,
cuarenta mil años después el mazo del cavernario ha sido reemplazado por la
tecla “like” (me gusta), y su número aplasta.
Es
la era digital. El poder en la punta del dedo. De todos y de cada uno. ¡Clic y
ya! ¿Democracia extrema? ¿La que no pudieron sospechar los griegos, los
revolucionarios dieciochescos franceses y norteamericanos, ni nadie hasta Bill
Gates? Lo sería, creo, si el albedrío de los digitadores fuese inteligente y
libre.
¿Lo
es? ¿O ese fatal golpecito de tecla obedece condicionamientos culturales, prejuicios,
instrumentaciones subliminales, pulsiones manipuladas? ¿Actúa siempre con
sensatez la gente? ¿Elige siempre bien?
¿A
sus políticos por ejemplo? ¿A Hitler en 1936 con el 99% de los votos y nueve
años después Alemania en cenizas, cargando una culpa histórica y la mitad de su
población muerta?
¿Lo
hicieron cuándo crucificaron a Cristo por voto popular? ¿O antes, cuándo (según
Nietzche), Zaratustra bajó de la montaña dispuesto a regalar la verdad a los
hombres, la predicó en el primer pueblo que topó y fue rechazado y ridiculizado?
“Márchate
Zaratustra… Hay acá muchos que te odian… suerte tuviste de que te tomaran a
risa y en verdad has hablado como un bufón…” le amonestó el payaso de la
torre.
“No
me entienden. No soy la voz para estos oídos” --Dijo el santo a su corazón entristecido...
y desengañado.
La
verdad, la justicia y la virtud no son decisiones electorales. No pueden serlo.
¿Por qué sí, la legitimidad moral de la tauromaquia, rito ancestral, profundo,
complejo, cuyas alegorías, liturgia, ética y estética, no están al alcance de
todos? ¿Por qué debe quedar a su merced?
Así
fuese que, igual a tantas otras cosas vigentes, no guste a la mayoría, y hasta
que dicha mayoría (no solo unos cuantos intolerantes), quiera prohibirla. ¿Pero,
la cantidad es el derecho?
Los
países donde ofician corridas (y las execran), se dicen democráticos, pregonan
libertad de culto, respeto a la diferencia y a la existencia de minorías, étnicas,
ideológicas, etarias, de género, culturales, artísticas..., aún las
incomprendidas.
Eso,
que debe proteger a los pocos de los más, prevenir las avalanchas de la superioridad
numérica, evitar segregación, guetos, montoneras, linchamientos, asonadas, genocidios,
está contemplado en sus constituciones nacionales.
El
derecho de todos, los menos incluidos, es lo único que puede impedir que la
democracia sea una pantomima, una dictadura de masas, un abuso de la estadística,
como acusaba Borges... Pues el cavernario sigue ahí.