VIÑETA 485
De Cali a Manizales
Jorge Arturo Díaz Reyes, 19 XII 2022
Daniel Jiménez, aficionado, Quepd. |
Aunque Cali tuvo fiesta de toros y afición desde cuatro siglos antes, hoy,
la Monumental de Manizales y su feria tienen antigüedad sobre Cañaveralejo y la
suya.
No mucha. Siete y tres años respectivamente, que más que distanciarles las
hermanan. Además de la edad, la cercanía y la tradición que engarza sus temporadas;
una cierra el año viejo, la otra inicia el año nuevo. También el contraste de sus
climas, talantes y estilos en vez de separar atraen y aúnan la compartida feligresía.
Una procesión abigarrada de toreristas, toristas, turistas, clasisistas,
esnobistas, todistas, periodistas… va y viene de diciembre a enero, del valle a
la montaña, del calor al frío, y de un modo a otro de asumir la devoción
taurina.
Pero algo más hondo las une hoy. Su condición de sobrevivientes acosadas.
De ser las dos últimas grandes ferias del país. Bogotá, Medellín, Cartagena, Bucaramanga,
Popayán, Ibagué, Armenia… fueron cayendo una por una bajo la saña de políticos
regionales prohibicionistas. De izquierda y derecha, la verdad, que no se
inculpen oportunistamente los prosélitos de bando a bando.
Los deja en evidencia una vez más el reciente triunfo en el senado con 50
votos a 4 del proyecto de ley aniquilador. Celebrado sin reato en las redes por
la parlamentaria ponente, agradeciendo uno a uno la complicidad de los variopintos
partidos y grupos: Verdes, Liberales, Conservadores, Radicales, Comunes y otras
denominaciones: “U”, “ASI”, “AICO”… etc.Todos a una.
Por nuestro lado, los trashumantes viejos, cada vez menos, persistimos en
el sube y baja. Recordándonos las grandes tardes. Añorando lo que no volverá. Lamentando
la libertad arrebatada, la dignidad infamada, la felicidad lejana. Extrañando
los amigos muertos. Refunfuñando, quizá con más razón que nunca, el “todo
tiempo pasado fue mejor”.
Y ahora, para mayor pena, entre los muchos rostros extraviados de aquel
pasado mejor, uno más nos hará falta. El de Daniel Jiménez. Abonado perenne de barrera
en ambas plazas, con su Libia del alma. Hombre cabal, aficionado reverente, peñista
cumplido, tertuliano singular…, viejo amigo de mi padre y mío. Cruelmente perdido
por los vericuetos del tortuoso sistema nacional de urgencias (¡señores
congresistas!), casi a punto de iniciar esta que de imponerse la intolerancia será
quizá la peregrinación postrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario