martes, 5 de julio de 2016

COMO DIJO MANOLO - VIÑETA 158

Viñeta 158
Como dijo Manolo
Por Jorge Arturo Díaz Reyes. Cali, 5 de julio 2016

A riesgo de caer en la tontería de quienes buscando la paja en el ojo ajeno rabian más por la política de otros países que por la del propio, muchas veces peor, sigo con interés los avatares  de la española y las andanzas de sus protagonistas.

Sí, porque “La piel de toro”, es el país de los toros desde que el tiempo es tiempo, y lo que allí sucede, las campañas, las elecciones, la conformación de su gobierno repercute con gravedad sobre la fiesta en todas partes. Crea precedentes, marca tendencias, induce jurisprudencias.

Y como ser neutral ante posturas tan encontradas. Cómo ignorar las agresiones. Cómo preferir lo injusto, el ataque a la identidad, la libertad y los derechos humanos, (humanos, digo). Cómo no supeditar a estos principios elementales de la convivencia civilizada otras consideraciones de ideología, simpatía o antipatía.

El antitaurinismo feroz de unos candidatos y las ambigüedades de otros, que dicen una cosas y hacen la contraria, que prometen respeto y acto seguido irrespetan acolitando persecuciones insufribles, han lanzado allá los aficionados (muchos a desgano), en brazos del único partido que reconoce la legitimidad de la tauromaquia, su arraigo cultural y la libre opción individual que implica; el desacreditado partido que ganó la votación.

Hace no más de cinco días leí a Manolo Molés lamentándose de que los prohibicionistas le habían forzado a votar por quien jamás ha debido votar. Así es la vida. Las amenazas al pensar, al creer y al decidir no dejan más camino. Aunque a cambio pinten pajaritos en el aire, ofrezcan utopías y repartan besos de boca en boca.

No se puede acorralar a la gente impunemente. Los políticos profesionales, los que hacen del poder sobre los otros su razón de ser y su modus vivendi, son la peor enfermedad de la democracia. Ya lo advirtió Platón, cuando esta era apenas una recién nacida.

Los taurinos han elegido en España entre los males el que les resultaba menos malo, y como dijo Manolo, qué pena, pero los obligaron.

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